Los fabricantes de automóviles invierten a diario millones de euros en I+D con el fin de desarrollar tecnologías que hagan de sus propulsores los más limpios, los más eficientes y los más potentes de su categoría. Y es que de nada sirve tener el motor más potente si su consumo echa para atrás a la inmensa mayoría de sus potenciales compradores.
El consumo y las emisiones contaminantes son, como es lógico, temas prioritarios para los fabricantes, que avanzan en una constante búsqueda de soluciones técnicas que sirvan para rebajar día a día ambas variables en sus motores. Entre las alternativas empleadas encontramos sistemas que a día de hoy se han convertido en usuales, como el Start&Stop o la inyección directa de combustible.
Una solución que cada día gana más adeptos es la de la desconexión selectiva de cilindros, consistente en la desactivación, previo cálculo de la electrónica, de uno o varios cilindros de un motor en marcha bajo ciertas condiciones de utilización, disminuyendo así el consumo de carburante, y por ende, las emisiones contaminantes.
Este tipo de sistemas ya cuentan con muchos años a sus espaldas, y se han utilizado en vehículos desde hace tiempo sin que las marcas les dieran tanta publicidad. Como ejemplo, Mercedes-Benz, que ya a principios de siglo montaba en sus motores V8 y V12 el sistema ZAS, acrónimo del término alemán Zylinderabschaltung (sistema de control activo del funcionamiento de los cilindros).
Con el tiempo, esta tecnología se ha hecho cada vez más popular. En la actualidad, el Grupo Volkswagen utiliza este tipo de sistema -bajo la denominación COD, cylinder on demand- en numerosos propulsores como el 1.4 TSI COD o el 4.0 TFSI V8 COD. Incluso el gigantesco 6.0 TFSI W12 del nuevo Bentley Bentayga utiliza esta tecnología, siendo capaz de funcionar con sólo seis de sus doce cilindros si las condiciones lo permiten.
En el extremo opuesto, hace días Ford comunicaba, coincidiendo con el lanzamiento de la nueva generación del Fiesta, que lanzará al mercado el primer propulsor tricilíndrico del mundo con desconexión de cilindros. En este caso concreto será solo uno de los tres cilindros el que se desactivará, haciendo que el pequeño motor de un litro de cubicaje funcione sólo con dos cilindros.
Gracias a esta técnica, que precisa de elementos especiales en los motores como árboles de levas y válvulas específicas, se consigue ahorrar, dependiendo del propulsor, entre un 8 y un 10% de carburante, con un descenso de consumo que puede llegar a superar el litro por cada 100 kilómetros.
El funcionamiento de estos sistemas suele ser completamente transparente para el conductor, que es advertido por el vehículo del cambio de un modo a otro de funcionamiento. En resumidas cuentas, un inteligente sistema que permite aprovechar de forma más eficiente la fuerza del motor, y que cada día es más popular entre los fabricantes.