“Soy mucho más madura, estoy más tranquila y sé mejor cómo enfrentarme a todo”
“La muerte siempre me ha afectado mucho, y he creído que necesitaba ir a terapia: esta serie es un comienzo para restarle importancia”
Para Victor Hugo, la belleza y la muerte son dos hermanas con el mismo secreto. Por eso, cuando Amaia Salamanca (Madrid, 1986) dice que nunca se imaginó ser feliz entre urnas mortuorias —refiriéndose a la serie Muertos S.L., en la que interpreta a la directora de una funeraria—, parece que esté proponiéndonos jugar con un doble enigma.
“La muerte es un tema que siempre me ha afectado mucho”, explica a revista Magas, “he creído que necesitaba ir a terapia y esta serie ha sido un comienzo”. Además, está rodando una película de terror, en Teruel y de noche, así que tiene el horario cambiado. “Hoy toca sangre, mañana acción bajo la lluvia y sustos”, bromea.
Quizás sea una cosa de los tiempos. La imagen de Amaia Salamanca llegando a Cannes vestida de Zuhair Murad puede ser lo menos parecido a morirse. Sin embargo, como escribe Susan Sontag en su Historia moral del rostro, la belleza es, como la muerte, “una pócima demasiado pesada”. La actriz, una de las mujeres más observadas de nuestro país, nos habla hoy con ironía sobre lo más divertido de lo mortal y lo más tedioso de lo bello.
Expirar, fallecer, fenecer, palmar, diñar… denos un titular sobre la muerte.
Bueno, es difícil resumir la muerte en pocas palabras (ríe).
¿Le gusta el humor negro, lo usa?
Sí, muchísimo. Lo uso mucho en mi día a día, con todo el mundo, me encanta. Es una manera de ponerse un poquito más ligeros en los momentos más duros. Un comentario ocurrente hace todo más fácil.
¿Cree en eso que llaman ‘ironía española’?
Yo creo que sí la tenemos. Si nos tomamos todo muy en serio, qué aburrido, ¿no? La realidad no está para eso.
¿Le ha servido de terapia la serie Muertos S.L?
Necesitaría un par de temporadas más (ríe). Es algo que me impresiona mucho y a lo que le tengo bastante miedo. Voy entrando en una edad madura, con padres mayores y pensar que vas a ir perdiendo gente… Es un tema tan, tan serio, la muerte. Por lo menos, debemos sacarle algo de humor negro y reírnos, así lo hacemos más liviano. Yo aún le doy muchas vueltas, y no lo tengo muy aceptado en mi cabeza. La muerte es un tema que siempre me ha afectado mucho, he creído que necesitaba ir a terapia y esta manera es un comienzo.
¿Cómo llegó a este singular proyecto?
Me llegó la propuesta a través de Miren Ibarguren. Me mandaron los guiones. Solo leyéndolos eran muy divertidos. Nunca había trabajado con los hermanos Caballero y tenía ganas de hacerlo. La serie también trata temas actuales, empresariales y humanos, muchos del día a día. Ellos saben cómo tratar la comedia, desde luego, hasta lo más reciente Machos Alfa, triunfando en Netflix. Ojalá Muertos tenga un recorrido igual.
Traje de ZARA
La serie tiene personajes realmente originales, como el de la recepcionista de la funeraria que es muy hipocondríaca…
A mí el personaje de Diego es el que me encanta, es muy gracioso. Esas ideas tan absurdas. Y luego tiene mucho fondo, es tierno… Y claro, Areces.
Areces y usted son rivales en la ficción, ambos directivos del sector del enterramiento…
Sí, soy la directora de la funeraria rival, y mi personaje y el de Areces tienen mucho pique entre los dos. La verdad, te olvidas de lo que estás tratando. No ha habido ninguna escena en la que no hayamos estado a gusto y no nos hayamos reído.
Areces hace una comedia muy seria…
Me he reído mucho con él. Es muy divertido, no se anda con tonterías. Si tiene que soltar una burrada, la suelta y se queda tan tranquilo. Le admiro desde Muchachada Nui.
¿Una escena de la serie?
Es muy gracioso cuando se van de campamento de empresa, a hacer kayak y deportes de aventura.
Y se ha quedado con ganas de más…
Lo bueno es que Movistar estaba muy contento. Hicimos un parón y nos dijeron que hacían una segunda temporada sin haber emitido la primera. En la segunda mi personaje crece un poco, aún no sé cuándo se emitirá y ojalá haya una tercera.
MONO CAMEL de la firma IQ
Una carrera hipermediática
Amaia Salamanca confiesa que su comedia favorita es “Austin Powers. Es que me parece tan graciosa. La vi con 15 o 16 años y me sabía los diálogos, la puedo ver perfectamente hoy y seguir riéndome”. Y que cuando conoció a Joaquín Reyes, se puso a su lado a imitarle. “Muchachada Nui me encantaba. La primera vez que vi a Joaquín Reyes, yo estaba en Sin tetas no hay paraíso y me encontré con él, yo tendría 22 años y me puse a su lado, hablando como él hablaba. Se giró, me miró serio y me dijo ‘no sé qué significa eso’. Y me dio muchísimo la risa”.
¿Qué resaltaría de las comedias que ha hecho hasta ahora?
Me cuesta mirar atrás, una vez hago las cosas, tiro para adelante. Siempre he tenido compañeros muy buenos, como en “Lo dejo cuando quiera”, con Ernesto Sevilla. Ahí los protas eran ellos. Los personajes femeninos de esta serie son igual de importantes que los masculinos. Es una serie muy coral, en la tendencia de lo que se está haciendo ahora.
Está rodando también una película de terror…
Además casualmente es un director con el que ya había trabajado antes en comedia, Miguel Angel Lamata. Esta es su primera incursión en el terror. Está siendo muy gracioso porque cada día es una cosa. Hoy toca sangre, mañana acción bajo la lluvia y sustos… Pasando mucho frío, porque estamos en Teruel rodando de noche… Y luego tengo otra película por estrenar que rodé el año pasado en República Dominicana, de terror psicológico.
Las temáticas de sus proyectos potentes… ¿las ha elegido o es lo que viene?
Sí. La que todavía no se ha estrenado es de terror psicológico, con Macarena Gomez y Carlos Bardem. Y decíamos de broma que era ‘terror tropical’. Un terror no al uso, a la luz del día. Creo que ahora el terror viene, porque no habíamos hecho tanto desde las productoras y las plataformas en España.
Un idilio con la cámara
¿Fue casual su llegada a la interpretación?
Desde pequeña había dado alguna clase de teatro, pero nunca pensé que me fuera a dedicar a ello. Realmente cuando me cogieron fue en un casting de publicidad. Lo que yo quería era ganar dinero para comprarme un coche y pagarme mis cosas, tener mi propia vida. Había trabajado en otras cosas. Y fue a través de la publicidad que me cogieron para una serie la primera vez. No tenía vocación. Fue haciendo SMS la serie diaria cuando empecé a decir ‘esto me gusta’ [se refiere a los 185 capítulos en los que interpretó a Paula Dejardains Gómez-De Iridutia]. Ahí pasaba de llorar a enfadarme. Era como estar en la escuela y me empezó a picar el gusanillo.
¿Qué es lo que la mueve cuando se tiene que levantar a las 02.55 h para ir a rodar una serie de humor negro?
Me siento muy afortunada. Nunca he tenido problemas para ir a rodajes, nunca he faltado. Este trabajo me ha permitido tener tiempo para estar en familia o en pareja. Y luego momentos más intensos. No me cuesta nada. Soy feliz probando cosas nuevas.
Luego llegaron proyectos que le dieron una fama extraordinaria en poco tiempo, ¿cómo lo llevó? Con ‘Sin tetas no hay paraíso’ se hizo hiperfamosa…
Al principio bien, luego reconozco que se me hizo un poco de bola. Tenía 21 años y todo el mundo nos reconocía en todas partes a Miguel Ángel y a mí. Por un lado, era un gusto que nos reconocieran por la serie que habíamos hecho. Pero por otro se especulaba mucho sobre mi vida privada. Escuchaba muchas mentiras pero tampoco quería entrar al trapo. Sí que fue duro. Comparado con ahora, que soy mucho más madura, estoy mucho más tranquila y sé mejor cómo enfrentarme a todo esto. No le doy tanta importancia. En ese momento, de la noche a la mañana, se hizo un poco de bola.
El tiempo del audiovisual se mide ahora con a.P. o d.P. (antes o después de las plataformas)…
Siempre digo que menos mal que me tocó un éxito a nivel nacional, relativo. No como ahora que sales en ‘Élite’ o ‘La casa de papel’ y te tienes que enfrentar a lo mismo, pero con éxito internacional de repente. Esos son éxitos mundiales, mucho más difíciles de digerir. Estoy contenta de que sólo fuera aquí, y poco a poco fuera cogiendo su cauce.
¿Una actriz que ha conocido y que le gusta especialmente?
Cate Blanchett. Es que siempre está bien. En una comedia como Blue Jasmine a una película de aventuras. Es maravillosa. Como persona es tan acertada en todo lo que dice, en su manera de pensar, es un gran referente para mí.
Moda (y redes)
Acabamos de verla espectacular en la alfombra roja de Cannes ¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de la moda?
En mi día a día lo que quiero es ir cómoda y a gusto, desde que una es madre, lo valora más. Cuando hay un evento, me apetece ir bien, elegante, sentirme guapa, cuento con ayuda desde luego. Pero no estoy todo el día preocupada por eso. Me gusta utilizar moda española para los eventos, porque sé que es una ventana. Hay muchas personas que me ayudan a buscar, y me enseñan y me cuentan.
Quiere decir que hay una pirámide simbólica de personas detrás de usted, estilistas, maquilladores…
Sé lo que me gusta y lo que no, no me pongo algo sólo porque se lleve. Pero sí que tengo a muchas personas detrás. Gracias a Dios. Al principio no lo hacía, cuando era más joven, iba a un showroom y cogía algo. Te voy a contar una anécdota…
Qué bien, porque ha anticipado que no suele contarlas…
Sí (ríe)… es que fue el día que entendí esto. Era la época de “Sin Tetas no hay paraíso”. Me dijeron que me invitaban al estreno de una película de Almodóvar, creo que era “Los abrazos rotos”. Yo dije ‘ah vale’, pensando que era una invitación a ir al cine sin más. Ese mismo día decidí que me apetecía ver la película, así que fui. Fui con vaqueros y botas, y una chupa, vamos, normal. Al llegar allí, vi que estaba todo el mundo con vestidazos. Yo estaba empezando y no tenía ni idea de qué tenía que hacer. Al día siguiente salían fotos mías, incluso había titulares que no destacaban a la gente que iba fenomenal, ponían mi foto diciendo ‘¿Cómo se le ha ocurrido ir así?’. Yo no tenía ni idea. Así fue cómo aprendí que no daba igual…
¿Y un recuerdo complementario? Usted en todas partes pero con un look alabado…
Lo que más recuerdo quizás son los vestidos que he llevado a los Goya, que siempre me han parecido las ocasiones en los que te lo curras cuando más. Yo diría que uno de Pronovias. O una vez que estaba nominada en unos premios en Montecarlo, y llevé un vestido blanco de Zuhair Murad con pedrería.
En lo personal
Amaia, que interpretó a la Reina Letizia en la serie “Felipe y Letizia”, afirma que para ella es fundamental proteger su intimidad y vida familiar férreamente del foco público, no importa en qué momento se encuentre. “Sobre la maternidad lo he dicho varias veces, me sorprende que me pregunten por ello como si fuera algo especial en mi caso. Para el resto de mujeres que trabajan o tienen su propio negocio es lo mismo. La vida sigue y funciona de esta manera. A veces damos importancia a cómo has conseguido trabajar y tener hijos. La humanidad lleva haciéndolo tiempo, porque nos hemos incorporado mucho a trabajar no sólo dentro de casa, sino también fuera. Feliz de haber podido seguir trabajando, sí que es verdad que si eres actriz, los embarazos para un proyecto o una película hacen que no puedas hacer el proyecto. He tenido suerte de seguir trabajando dentro de todos los embarazos”.
¿Diría que se la conoce?
Yo creo que no. Sé que no se me conoce tanto. Hay una imagen sobre mí que también he dado, intentando blindar mi vida personal y familiar y no salirme de hablar de mí como actriz, que es lo que a mí me interesa. Cuando he ido conociendo gente, siempre me ha ido sucediendo lo mismo: al principio soy más tímida, pero cuando gano confianza soy una persona muy alegre, y me gusta reírme y hacer el tonto. Lo que me suele pasar es que me dicen ‘no pensaba para nada que fueras así, mi imagen sobre ti era otra’.
¿Se refiere a que es más cercana en el trato de lo que parece?
Desde luego. En los medios nunca he entrado a contar anécdotas y cosas de mi vida… No me siento bien contando cosas personales a un periodista, no es lo mismo entre amigos que con una cámara delante.
Pero tiene un millón de seguidores en Instagram, ¿no le gusta subir fotos?
No me gustan mucho las redes. Para muchas cosas son necesarias e intento utilizarlas. No me gusta que estamos cada vez más sometidos a ello. Me preocupa cómo mis hijos se relacionarán con las redes en el futuro, cada vez se cuentan más mentiras. Todas parecen vidas perfectas y no lo son. Con las redes tenemos un gran problema que va a ir a más. He tenido gente que me ha llevado las redes, y no me gustaba, porque me parecía impersonal. Llevarlas yo tampoco me gusta. Tengo una relación tortuosa con las redes y eso que tengo una edad, imagínate los niños…