Entrevista

Sandra Barneda: “La vida es un reality mal montado: he vivido épocas de un desamor muy grande, que me han durado mucho”

“Un momento importante fue decir públicamente que me gustaban las mujeres: no lo había dicho ninguna mujer de los medios antes”

Fecha de publicación:
Fotografía

Javier Perez-Pla

Ayudantes de estilismo

Romina Arrigoni Samsó y Rodrigo García

Maquillaje y peluquería

Silvia Cofiño

Sandra Barneda Valls (Barcelona, 1975) dice que la vida es un reality mal montado y cuenta que tiene un amigo que propone pensarlo todo así, como si fuéramos protagonistas de nuestra propia serie: “hay capítulos más emocionantes, entran personajes que se quedan sólo una temporada, hay que matar a alguno… es una buena manera”, dice Barneda, “hay que quitarle un poco de peso a las cosas”.

¿Con qué capítulo comenzaría, entonces, la edición de su vida?

No, no, perdón, es que yo no podría hacer el montaje de mi propia vida, porque hay cosas que duran demasiado, pero si no hubieran durado lo suficiente, no hubiera aprendido tanto. Por ejemplo, he tenido épocas de un desamor muy grande, que me han durado mucho. Luego cuando lo traspasas piensas ‘¡cómo estuve de mal!’.

¿A qué reality iría si tuviera que elegir uno?

A Supervivientes. Porque tiene una parte muy interesante, la de convivencia, pero también las de resistencia física, mental y emocional. Tienes que estar contigo misma mucho tiempo y ahí suceden muchas cosas, grandes cambios internos. He hecho varias ediciones, y todos los concursantes me decían que volverían. Eso es interesante. Como decía Trueba, la vida es una película mal montada, pues eso, podemos decir que la vida es un reality mal montado.

¿Y se vería ganadora?

Yo sería muy mala concursante porque en mi vida no he aplicado estrategias. Mis herramientas han sido más bien la constancia, y tener un plan B y un plan C. He sido una apasionada, y la pasión, a veces, cuando te pasas con ella, puede saturar. He sido de las intensas y eso me encanta, ojo, pero hasta llegar a regularlo, puedes llegar a saturarte, a ti y a los demás. Soy de mecha corta. Soy un poco Juana de Arco, me da igual, cuando algo me molesta, lo tengo que decir… No sería un perfil ganador.

¿Y no ha descubierto algún secreto de los concursantes ganadores de la telerrealidad? Quizás nos sirva para acertar con la vida real…

La verdad es que alucino porque me trasladan muchas teorías y estrategias… Participar en un reality tiene que ser como hacerlo en una maratón. Tienes una meta, que es ganar, una serie de contrincantes que vas a conocer dentro del reality y luego un tercer elemento que es el público. Es como una carrera de obstáculos. El público penaliza que no seas auténtico, pero ¡cuidado no te pases!, el conflicto es necesario, pero comedido… el o la bienqueda es castigado. Es muy difícil sobrevivir y ganar.

Traje de Karl Lagerfield, top de Marciano by Guess, pendientes de Pull and Bear y pulsera de Thomas Sabo

Foto uno con el look uno de Sandra Barneda
Foto dos con el look uno de Sandra Barneda

Siguiendo con la analogía, ¿algún episodio duro de ‘su serie’?

Uno de los episodios peores de mi vida fue en “Hable con Ellas” con José Luis Moreno. Fue complicado para mí, porque en una pausa publicitaria me amenazó por hacerle preguntas. Yo no entendía qué le ocurría, porque él en un momento se estaba riendo de nosotras y yo lo que hice fue proteger mi programa, proteger mi casa, solamente con preguntas. En esa pausa, me amenazó, entonces era muy poderoso, y me dijo que quién era yo, que se me había acabado… Yo recuerdo que dije ‘no puedo dejarlo pasar, lo tengo que contar’, y ahí me la jugué. Las chicas estaban delante, y ninguna realmente me dijo ‘sí lo he visto’, lo entiendo, porque yo soy muy Juana de Arco, y a veces meterte en jardines que no son tuyos es complicado. Esa fue una decisión muy kamikaze, un momento muy delicado. Tuve pocos minutos para pensar qué hacía.

¿Y el momento más importante?

Un momento importante fue decir públicamente que me gustaban las mujeres: no había habido ninguna mujer que trabajando en los medios de comunicación lo hubiera dicho. Fue en directo, un poco inconsciente. Pero a la vez creo que hay que provocarse esas catarsis, si vienen de dentro. Entre otros…

¿Otros más?

Otros momentos complicados fueron en los informativos en Antena 3, despertándome a las tantas de la madrugada porque había habido un atentado de ETA. Eso era duro. O cuando en algún programa un colaborador se excede y tienes que echarle. Durante un tiempo me convertí en la echadora profesional de los platós. No era la tendencia, pero seguí mi línea. En la televisión, cuando estás en directo, estás sin red. Ha habido momentos complicados. Todo el mundo quería conocer al pequeño Nicolás o a la enfermera que se contagió del Ébola. He vivido momentos muy potentes que me han ido sumando como persona. Por supuesto, a veces no habré estado a la altura, pero he ayudado.

¿El tiempo ha jugado entonces a su favor?

Antes me decían ‘pero céntrate’ y yo decía ‘pero por qué me tengo que centrar y encasillar en un sitio’. Bueno, sí, soy una mujer con carácter. Había un colaborador de televisión que siempre que venía me decía ‘qué guapa estás’ o ‘qué bien tienes el pelo, estás muy atractiva’ y recuerdo que un día le dije ‘si es lo único que puedes hablar conmigo, decirme lo atractiva que me ves o algo sobre mi físico, mejor no me lo digas, me estás ofendiendo’. Ahora eso es normal, pero en 2003, la ofensa era para él. No se entendía. Yo he sido siempre así. Y sigo siéndolo. Sólo que ahora los tiempos me acompañan. Antes me decían ‘tú sonríe más’ y yo respondía ‘pero si estoy hablado de Chechenia’, por qué tengo que sonreír. Eso era complicado y raro. ¿Y cómo vas a ir vestida? Me decían en medio de una reunión de contenidos. Y a mi compañero no. Eso te coloca en un lugar no de igual a igual con tu compañero. Y no lo entendían. No estábamos tan avanzados, era la rara o la que siempre protestaba por algo. Los tiempos ahora me acompañan, y estoy contenta porque siempre he creído que la sociedad tiene que avanzar a un lugar más equilibrado y más justo para todos. Y si pensamos que lo tenemos todo hecho, no estamos en lo cierto. La sociedad va a avanzar a un nivel que aún no imaginamos.

Polera de Uniqlo, pantalón de Georges Rech y pendientes de Pull and Bear

Foto uno con el look dos de Sandra Barneda
Foto dos con el look dos de Sandra Barneda

Tuvo éxito desde el principio, ¿no se acostumbró a eso pronto?

Que va. Mi aterrizaje en Mediaset es para recordar, con La séptima silla, fue un formato que duró un día. Claro, esto creo que, wow, hay que recordarlo siempre porque es una cura de humildad. Es que somos muy etéreos, aparecemos y desaparecemos y eso no lo olvidaré nunca. Para mí, era la segunda vez que estaba en una televisión nacional. Es algo que no voy a olvidar.

¿Y todo lo contrario?

Yo creo que decir ‘bienvenidos al año 2000’ en los informativos, pues hombre, no todo el mundo ha recibido el milenio en directo. No sabíamos si iba a haber un apagón global, o si nos íbamos a hacer puñetas. Tenía el pelo muy corto y quería ponérmelo platino, estaba flipando yo sola. Era muy joven, recuerdo aprender a pasarte el autotexto, recuerdo que Piqueras a veces dejaba apoyado el pie y no me iba. Eso fue la digitalización, muy interesante. También diría el prime-time en el momento que nacieron dos partidos políticos como Podemos y Vox con Un tiempo nuevo, un programa que duró un año, o vivir mediáticamente el 15 M.

Comenzó en la radio, por un casting televisivo se tropezó con la televisión y a partir de ahí fui en un proceso prueba-error ¿cuál considera su ‘exitazo’?

En mi carrera ha habido varios. La isla de las tentaciones quizá ha sido la consagración, de conocerme un poco más, siempre me veían como ‘la tía seria’. La chica seria del entretenimiento, me llamaba alguien. Cuando empecé a hacer Gran Hermano VIP o cuando hice Supervivientes. Pero de repente con La Isla creo que saqué esa parte sensible que hay en mí, que no había podido sacarla. No estaba en la madurez suficiente para sacarla. Yo creo que también hay que mencionar “Hable con ellas”, era un programa muy loco con cinco mujeres distintas, con Marta Torné, con Yolanda Ramos,… era muy divertido hacerlo.

Foto uno con el look cinco de Sandra Barneda

Top de Simorra, pantalón de Guess by Marciano, pendientes y collar de HM studio, zapatillas de Phillip Model y pulsera de Thomas Sabo

Persona y personaje

En resumidas cuentas, ¿qué es lo que más le gusta de su trabajo?

Que cambia. La posibilidad de conocer a todo tipo de gente. No me hice periodista para ir al filo de la noticia sino para vivir múltiples vidas en una vida.

¿Y lo que menos?

La televisión es muy indiscreta, muestra mucho más de lo que te crees de ti, lo quieras o no. Cuando vi que el personaje y la persona estaban por fin en equilibrio, ahí es donde quiero estar.

¿Cómo se reescribe el personaje que va con la persona?

Como decía Janis Joplin, ‘subo al escenario, hago el amor con 20.000 personas y luego me voy a casa y estoy sola’. En esas grandes escalas existe el peligro del desequilibrio. Yo ahora me encuentro muy cómoda, hago una vida muy normal, muy de barrio y no tengo problemas entre mi persona y mi personaje. El personaje está alejado de la persona. Tienes que alimentar ese personaje, que es el que me ayuda a subir al escenario. Tiene mucha fuerza, una parte de ego, porque digo ‘tú no eres esto’. Hay que atarlo en corto, tú eres muchas otras cosas.

¿Y eso cómo se ata en corto?

Con las redes, hoy en día todos tenemos ya que vivir con la persona y el personaje. Para mí la clave es evitar los fakes. Que pueden ayudarte en un momento determinado, pero luego irán a tu contra, con la sobreexposición. Yo en mi vida íntima quiero tener el placer de contar y que eso quede en mi círculo. Encontrar ese equilibrio, qué expones y qué cuentas, qué dejas de ti y qué te quedas para tu círculo más cercano. Y que esos valores que son los que te sostienen en la vida estén también en tu vida profesional más allá del programa que hagas. Coherencia. Y superación.

Foto uno con el look tres de Sandra Barneda
Foto dos con el look tres de Sandra Barneda

Pantalón de Ikks, blusa de Uniqlo. pendientes y collar de HM studio y pulsera de Thomas Sabo

Usted tiene un público muy amplio, llega a muchos perfiles sociales y se la considera una ‘rol model’…

Tengo un público muy transgeneracional, desde los más jóvenes a los más mayores. Es normal que pueda hacer esto. Ahora estoy en el saber reírme de mí misma. Durante mucho tiempo en la búsqueda de la perfección, ahora estoy en la búsqueda de mi imperfección, en la tolerancia al fracaso.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, tengo una cosa pendiente, que me siento torpe bailando, me quiero apuntar a una escuela de baile. Sé que lo voy a pasar fatal, porque me siento súper descoordinada, pero me da igual, es parte de mi proceso. Disfrutar de lo que hago mal.

¿Y en las redes?

Intento explorar lados diferentes. Soy muy vergonzosa, intento buscar mi humor y mostrarlo. La generación z tiene un hardware distinto. A partir de ellos, hay otro tipo de visión del mundo. Yo ahora me he hecho tik toker, y lo estoy explorando, pero dentro de mi personalidad. Saliendo de mi zona de confort.

¿Es esta una conversación que suela tener junto a otras personas conocidas o famosas?

No, no suelo tenerla. Es una conversación que he tenido conmigo misma, para llegar a una estabilidad. A un bienestar interno, que es el motor de todo lo que hagas. Cuántas veces compañeros o amigas, incluso yo misma hemos alcanzado el éxito y nos hemos sentido tan insatisfechos, tan desgraciados por dentro…. Y sostener esa presión, como el jugador de élite, que se está preparando con esa presión por dentro, el ready tiene que ser un día determinado, y tienes que sostenerlo, debes trabajar siendo consciente de ello….

¿Trabajar interiormente qué es, en definitiva?

La escritura para mí es como el ying y el yang de la televisión. Es un trabajo artesanal, es de una humildad tremenda, palabra tras palabra. Es luchar contra el síndrome de la impostora y sostenerlo. Tener esos días en los que cuestionas si bales para algo. La televisión es mucho más sacar tu power. Está muy bien porque te equilibra. Pero de cara a la gente el trabajo que tienes que hacer es el de no autoengañarte, porque llega un momento en que te quedas sin mentiras. Cuando te sientas incomoda, vas bien, porque estás superando miedos. La vida es una superación de miedos. Somos como una capa de cebolla. No intentes ser un fake de ti misma. Enfréntate, es un camino hacia la vulnerabilidad, despojarte de las caretas que te han ayudado, ojo, a llegar donde estás. Pero quítate cuanto antes las que puedas. Hoy tengo un mal día u hoy estoy triste, pero que no se te hunda el mundo. Que lo puedas sostener. Que no nos llenemos de filtros en la vida offline. “Vivir la vida sin filtros”, me gusta decir.

Foto uno con el look cuatro de Sandra Barneda

Zapatillas de Phillip Model, pendientes de Simorra, pantalón de HM studio y blazer de Sandro

Roles femeninos

¿Qué mujeres la han inspirado más directamente?

Cuando salió mi novela, le pedí a Mercedes Milá que la presentara, para mí era la mujer fuera de todos los roles y cánones establecidos en la televisión. Yo me sentía así desde joven, que no encajaba en ningún lugar. Y yo pensaba que si existía Mercedes Milá que se permitía en esos tiempos entrevistando hacer lo que le daba la gana, yo también podría hacerlo. Luego vino Gran Hermano como la vuelta de tuerca. Es la comunicadora por antonomasia. Mercedes Milá tiene un poder en entrevistarte en sacarte, en decirte, el show lo controla muy bien. A nivel de comunicación como mujer me identifico mucho con ella. Es muy natural. Ella es el lenguaje televisivo en sí misma, lo ha logrado. Poder conocerla y trabajar con ella… no soy nada mitómana. Sobre todo porque se salía del cliché. A Olga Viza la he admirado muchísimo, en las Olimpiadas; otra mujer que admiraba era Rosa María Mateos. Pero hay una… Oprah Winfrey.

¿Conoció a Oprah?

Me encanta Oprah. Es un animal en todos los sentidos. Cuando estuve trabajando en Estados Unidos pude conocerla en su canal, Oxygen, en el distrito de la carne en NYC, era una antigua fábrica y aluciné con la capacidad que tenía de comunicar. Eso fue algo que me marcó. Es una máquina, no es por el imperio que ha creado, es por cómo ha sabido escuchar las necesidades sociales. Crear ese dating show, o cómo por primera vez el presentador rompió la cuarta barrera contando una experiencia muy traumática. Ella empezó en informativos y fue saltando. Luego toda la parte del wellness y bienestar, me acuerdo de una campaña contra la soledad que siempre la repito mucho, “Just say hello”. Si fuéramos conscientes de lo solos que nos encontramos tantas veces, la campaña era eso combatir la soledad. La línea del mental health… realmente Oprah está en el lugar al que la sociedad tiene que ir, no sé como lo hace pero es una adelantada.

¿Qué palabra cree que la define más?

Yo diría que soy muy constante. Los noes no están en mi vida. Al tener 3 programas a la vez tienes que tener una vida muy ordenada a la vez, de cuidarte, de escucharte, de dormir, de hacer el ejercicio constante. Empecé a partir de los 40, no me gusta, pero me va bien. Siempre digo que mi entrenador es un santo. La comida lo es, dándote tus gustos, una botella con amigos, hay que buscar el balance o equilibrio. Cuando veo que estoy muy exigente conmigo misma, paro. El placer de aburrirse, hay que buscar aburrirse, desde ahí viene la creación. Además de esforzarse, claro, es un equilibrio.

¿Tiene una rutina férrea?

Al tener un programa diario eso me exige una rutina muy clara. Los domingos ahora me los tomo con mucha tranquilidad, dar algún paseo, preparar las reuniones online y a primera hora voy. Es un poco Flow, tan de moda, es realmente fluir con todo. Hay veces que no nos damos cuenta, no te pasa nada, pero te levantas y estás un poco más serio. Una práctica muy interesante, la no resistencia, y eso no es la aceptación. A veces, en nuestro trabajo estamos pendientes de las audiencias, muchas veces nos consideran según la audiencia que tenemos, pero tienes que trabajar para que no sea tu conjunto. Siempre queremos hacer más audiencia y eso no siempre te acompaña, porque es parte de un conjunto. Cuando estás en la cresta de la ola, cuidado con no derrapar.

Su libros hablan de ‘las olas del tiempo’, ‘el océano para llegar a ti’… ¿le gustan las metáforas del mar para las emociones?

Creo que estoy en un momento muy emocional de mi vida. En ese momento soy una esponja. Escribir puede servir para mostrar la cara oculta de una y dejar claro que hay una belleza tremenda de la vulnerabilidad. Como escritora me interesa hacer una anatomía de las emociones de los personajes. La vida no es lo que te sucede por fuera, sino por dentro. Podemos vivir el mismo hecho y narrarlo de modo completamente diferente. La diferencia está en lo hemos vivido por dentro y de dónde venimos. Yo estoy muy flipada con las emociones, es como nuestra paleta de colores. Vivir en el neutro es muy aburrido, yo no lo busco, sino aceptar mis subidas y bajadas, aceptar mi momento de ‘estoy apática’. Las emociones son como la insulina. ¡Que haya curva, pero en plano no! Es como el electrocardiograma, si no, te mueres.