No hay ningún cartel en la puerta que indique que el centro de salud y estética más lujoso del mundo llega a Madrid. Ni siquiera cuando se llega a la puerta de entrada. Pero la luz blanca, el silencio y la tranquilidad que se respira en los primeros pasos hacia el mostrador ya muestran que el cielo está más cerca de la capital de lo que dice la canción.
La Prairie Madrid, la clínica de estética y belleza más exclusiva de la capital cuenta con la tradición y el saber hacer del centro más lujoso del mundo, La Prairie suiza, que fue pionera en 1931 en mezclar medicina y estética para promover la vitalidad y retrasar el envejecimiento en pacientes que podían permitírselo. Actualmente el hotel de lujo de La Prairie en Suiza, que incluye el mejor spa europeo así reconocido en los dos últimos años, sólo tiene 35 habitaciones y una ratio de seis trabajadores por huésped.
Una atención y una exclusividad que han querido trasladar a Madrid, en un espacio más urbano y sin los Alpes de fondo, pero que tendrá protocolos que hasta ahora sólo podían hacerse en Suiza y sus aparatos de última tecnología. "Nosotros somos un centro de lujo, de alto standing y con los precios más elevados de Madrid porque lo que se ofrece es vivir la experiencia Le Prairie completa. Es como irte a un hotel normal o al Mandarín. Aquí todo lo que hay alrededor es lujo", explica la doctora María Rosa García Maroto, directora de la clínica y con 29 años de experiencia en Medicina Estética.
El centro suizo realizó un análisis socioeconómico previo para ver dónde ubicaba su primera delegación fuera de su país. Había dos candidaturas, Milán y Madrid, y finalmente optó por la capital española: "Ha habido un estudio profundo de lo que hay en Madrid y del lujo que se está concentrando aquí, superando a Barcelona, con un público sudamericano de alto nivel adquisitivo y también familias procedentes de grandes fortunas árabes. Es un potencial enorme", advierte García Maroto.
Salas privadas y entrada por el garaje
Así que todo el protocolo está creado para esas mujeres ricas (y ya algunos hombres también) a las que no les importa pagar por belleza: "Nuestras clientes son gente que realmente se quiere cuidar y no le importa invertir en belleza y que lo mismo que se compra un bolso de Prada pues también quiere cuidarse en un sitio de gran prestigio".
Nada más cruzar el umbral, se ofrece una zona de descanso donde se puede tomar una carta de tés especiales, "traídos también de Suiza", o un zumo antioxidante: "No les hacemos esperar porque están muy bien dadas para que nadie pierda el tiempo ni se encuentre con nadie a su salida o entrada. Intentamos tener mucho cuidado con la privacidad".
De hecho, el centro que cuenta con cuatro cabinas de estética en el piso de arriba y ha habilitado una sala más exclusiva para alguna persona que no quiere estar tan expuesta o que se ha hecho un tratamiento y quiere esperar para salir. "Son muy importante estos espacios".
Todavía hay una entrada aún más directa y más secreta: con el coche por el garaje. "Pero no tiene que ser la reina Letizia para utilizarlo. Cualquiera de nuestras clientes que no quiera estar expuestas para evitar que la vean, o por los periodistas, o lo que sea, lo solicita y entra directamente por ahí".
El secreto está a salvo incluso en las cabinas donde una luz encendida sobre la puerta indica que, ni siquiera las ayudantes de la clínica, pueden pasar. "Estamos dirigidas a un público de alto nivel, realeza, aristocracia, famosas... Al más alto nivel".
El bienestar de la paciente es otro de los aspectos que más preocupa. La exclusividad no sólo se va a ver en la fórmula de trabajo que ha hecho mundialmente conocida a La Prairie suiza sino también en aspectos como la comodidad o el trato: "La camilla puede dar calor para que la paciente esté mejor y es más ancha de lo normal. De hecho, hemos tenido que hacer las toallas a medida porque no encontrábamos. La persona cuando entra ya ve en los detalles que está todo para su bienestar".
Abiertos desde el 13 de enero, ya tienen el planning de citas muy completo, sobre todo a partir de las 10.30 horas de la mañana. Como tratamiento más novedoso, este La Prairie Madrid cuenta con "el plasma rico en plaquetas que lleva ácido hialurónico en el kit que está casi en exclusiva con nosotros" y que consigue una revitalización increíble. Pero también ofrece tratamientos como el método de remodelación corporal Coolsculpting; aparatología reafirmante de ultrasonidos focalizado y la última tecnología en láseres ablativos y de foto-rejuvenecimiento o mesoterapia, fillers, toxina botulínica o peelings.
Sin embargo, la primera visita siempre tiene que pasar por una consulta antienvejecimiento personalizada que, gracias a la tecnología VISIA, permite realizar un diagnóstico casi de futuro: "Se hace tres fotos y el ordenador las procesa y dice las manchas que hay, las que se van a desarrollar, como va a estar la cliente de aquí a los 80 años para poder actuar, cómo va a quedar la cara con un inyectable... etc". Magia para ver resultados incluso antes de probar los tratamientos.
La parte de belleza, en el piso de abajo, abrirá en primavera donde, además, se incluirá una tienda con cremas exclusivas a partir de células madre vegetales, que también vienen de Suiza, y que sirven para completar el tratamiento.
"Nosotros esperamos que mucha gente de la que viene de turismo o de negocio a grandes hoteles en Madrid nos visite, sobre todo por esos protocolos exclusivos y los tratamientos. Pero también para tener una experiencia más que no se obtiene en otros sitios", añade García Maroto.