En marzo, Tara Reade, ex asistente personal en la oficina del Senado de Joe Biden en la década de los noventa, acusó al demócrata de agresión sexual. No era la primera vez que Reade hablaba del tema, pero sí la primera que lo hacía con tal contundencia. En 2019, Reade ya había señalado a Biden, pero en ese momento las acusaciones se habían quedado en acoso y conducta inapropiada. En declaraciones a un periódico de Nevada, Reade contó como el candidato a las primarias demócratas le solía acariciar el cuello y los hombros.
Pero este marzo, Tara Reade fue más allá. En un podcast, contó como, en 1993, Biden la empujó contra una pared, puso las manos bajo su falda y la penetró con sus dedos sin su consentimiento. "Recuerdo que todo pasó a la vez... Me besó el cuello y luego puso sus manos bajo mi falda. Me preguntó, '¿Quieres ir a otro lado?' y cuando le aparté me miró y me dijo 'Vamos hombre, escuché que te gusto'", relató Reade. Poco tiempo después de lo sucedido, fue despedida.
La acusación fue inmediatamente negada por Joe Biden y su equipo. “No es verdad. Lo digo de manera rotunda, eso no ocurrió, nunca, nunca, nunca”, dijo Biden a los periodistas.
Algunos amigos de Tara Reade confirmaron a los medios de comunicación que ella les había contado, en su momento, haber sufrido acoso sexual en su trabajo pero sin entrar en muchos detalles. Además, Reade dijo que alertó de manera verbal a tres supervisores sobre el presunto acoso sexual de Biden, pero todos han negado haber recibido cualquier queja de este tipo. Los tres señalan no tener constancia de ninguna queja de acoso sexual de Reade o de otra persona contra Biden en los años en los que trabajaron con él.
Pero no es la primera vez que Biden se enfrenta a acusaciones de acoso y conducta inapropiada. En 2019, ocho mujeres, entre ella Tara Reade, le acusaron de propasarse con ellas en varias ocasiones y recordaron casos en los que Biden las besó, abrazó y tocó inapropiadamente. Pero ninguna habló de agresión sexual.
En 2019, Lucy Flores escribió en The Cut, que durante un mitin de campaña, cuando se estab postulando para el cargo de vicegobernador de Nevada en 2014, Biden apareció detrás de ella, olió su cabello y la besó en la cabeza.
Biden no negó las acusaciones entonces. Se limitó a reconocer que "las normas sociales están cambiando" y que debería ser "más consciente de respetar el espacio personal de cada uno en el futuro".
"Creer a las mujeres"
El caso ha desatado un terremoto político. En una de sus últimas apariciones en público Reade señaló que Biden debería abandonar la carrera presidencial y dijo estar dispuesta a pasar por el test del polígrafo si el candidato acepta someterse a uno también.
"Tú y yo estuvimos allí, Joe Biden. Por favor, da un paso adelante y hazte responsable. Y si sientes que puedes abordar esto de una manera real, entonces sabes que debes renunciar", dijo Reade. "No deberías seguir en la carrera para la presidencia de Estados Unidos".
Los demócratas han cerrado filas en torno a Biden, pero el escándalo está levantando incómodas ampollas. Cuando el movimiento #MeToo estalló en EEUU, saliendo a la luz innumerables casos de acoso y agresión sexual por parte de hombres poderosos, cuya cara más visible fue el productor Harvey Wenstein, se acuñó el lema “Believe Woman (Creer a las mujeres)”.
Era una frase sencilla, un grito de guerra – similar al español “Hermana, yo sí te creo” - que exigía que las denuncias de las mujeres no fueran sistemáticamente tildadas de mentiras, falsedades que buscaban algún fin oscuro y vengativo. El propio Biden apoyó el movimiento y suyas son estas palabras: “Para que una mujer pueda denunciar, tenemos que empezar por la presunción de que, al menos en su esencia, lo que dice es real”.
Lo hizo Biden y lo hicieron varios compañeros y compañeras suyas de partido cuando salieron a la luz las denuncias contra Donald Trump. Lo mismo cuando, a punto de ser nombrado para el tribunal Supremo, el juez Brett Kavanaugh fue acusado de violación por Christine Ford, cuando los dos iban al instituto.
Pero ahora que el que está en tela de juicio es el propio Biden muchos acusan a los demócratas de cambiar de posición y de no aplicar el lema que antes defendían. O al menos de no hacerlo con todas las mujeres, no con Tara Reade.
"Creer en las mujeres significa tomarse en serio la denuncia de la mujer cuando decide dar un paso adelante", justificó Biden en una entrevista reciente cuando fue preguntado por el tema. "Después hay que investigar las circunstancias y los hechos".
Una vez más la presión está centrada en las mujeres. Esta vez, las demócratas. Una y otra vez, a ellas se les ha preguntado si siguen apoyando a un hombre que podría haber agredido sexualmente a una mujer. ¿Qué pasa con "creer a las mujeres"?
"Su presunto comportamiento es inexcusable", dijo la demócrata Stephanie Sims, miembro de la junta de She Votes Illinois, una plataforma por la representación política femenina. "Pero no cambia la forma en que voy a votar. Tengo que mirar el panorama general como votante. Tengo que ver qué hará una administración de Biden para este país”.
Incluso Lucy Flores, una de las ocho mujeres que habían señalado el comportamiento inapropiado de Biden dijo a The New York Times que a pesar de la "posición casi imposible para tantas mujeres", muchas harán "lo correcto" y apoyarán a Biden.
En la balanza de muchos demócratas está ya, no tanto apoyar a Biden sino echar a Trump de la Casa Blanca. "No podemos tener a Trump en el cargo un día más que su mandato actual", dijo Clara Masters, una organizadora política en el estado de Nueva York a la BBC. "Mi única opción es votar a Biden. Me siento hipócrita ahora, pero hay demasiado en juego".