La apertura de hoteles, bares y restaurantes está siendo condicionada por dejar el llamado espacio de seguridad o colocar unas mamparas que puedan garantizar la seguridad de los clientes aunque se carguen el estilo y el diseño que muchos locales han querido dar a su espacio.
Para evitar esa sensación carcelaria de estar entre dos metacrilatos feos y sin toque, la arquitecta Lola Rúa (36 años), del Estudio Efemera, ha diseñado unas mamparas que son capaces de atrapar la primavera que nos hemos perdido por el encierro en un jardín de flores naturales.
"Esta idea surgió cuando estaba confinada y pensando cómo mis clientes podían tener un elemento de seguridad y protección, que además fuera un elemento de diseño amable y elegante para las personas que fueran a ir allí después del Covid-19", explica esta joven experta en diseño de interiores.
Su obsesión es que las pantallas de metacrilato que se están implantando en estos locales no chocara con los diseños y los mimos que se toman muchos de sus clientes a la hora de crear locales agradables. "Pensé que esas pantallas al uso en uno de mis diseños le iba a quitar toda la elegancia y toda la amabilidad y todo el diseño y la emoción que tratamos de dar a cada uno de nuestros espacios".
Atrapar la primavera
Además, desde la ventana de su casa, como todos, fue viendo como la primavera brotaba, echaba flor y brillaba sin poderla casi ni tocar ni disfrutar. Por lo que se le ocurrió que deberíamos encerrar en esas pantallas la primavera de 2020 como algo que conservar, que guardar en nuestra memoria.
"Nos hemos perdido todos la primavera y no hemos podido disfrutar ni de las flores de la naturaleza ni de los eventos donde su utilizaban, como bodas y otros actos. También quería rescatar a este sector, las floristerías, que ha sufrido unas pérdidas terribles y quería recuperar esas flores que no han podido utilizarse e introducirlas en las mamparas dentro de este proyecto".
Pero, ¿cómo agarrar la primavera y mantenerla en un cristal para siempre? "El sistema de trabajo es mediante secado y prensado para que quede como esas flores que metíamos en mitad de los libros y se secaban para tenerlas siempre eternas, manteniendo vivo su recuerdo".
Esta joven arquitecta habló con la empresa que le ayuda a sus producciones y creó una máquina de secado y prensado rápido que, en cinco o diez minutos, tiene listas las flores elegidas para poder utilizarlas en sus mamparas: "Metemos las flores en una prensa, que ejerce mucho peso a la vez que calor y así las obtenemos".
Con este sistema, los diseños pueden ser personalizados y cada cliente, incluso, podría elegir las flores que quiere en estos rincones de jardines naturales según sus propios gustos: "Es como cuando vas a una floristería y eliges en el ramo los colores, tonos y lo que más te va".
Cuando ya tienen las flores secas, se introducen entre dos láminas de policarbonato muy finas con el diseño preestablecido y se presionan hasta cerrar en la estructura definitiva. "Y ya se tiene para siempre presente la primavera de este año".
Lugares mágicos
Antes de que el coronavirus viniera a paralizarlo todo, Lola Rúa era una de las diseñadoras de interiores que mejor estaban combinando arquitectura y naturaleza en todos sus diseños.
Está acostumbrada a crear historias para sus clientes que se cuentan a través de la decoración y la conformación de espacios mágicos, como los que se crean con estas mamparas.
"Hace tres meses inauguramos una libreria experiencial en Madrid, Taiga, donde no sólo entras a comprar sino que puedes consultar libros debajo de unos árboles de corteza natural que hemos creado, un espacio para quedarte horas", aclara.
Rúa es consciente de que éste es un elemento exclusivo y de diseño y que el coste casi duplica el de una mampara normal porque lleva un trabajo de recogida de flores, composición, secado y prensado que no lo tienen otros. Sin embargo, ya tiene varios clientes interesados que buscan mantener el diseño de sus locales con un elemento que podría quedarse entre nosotros mucho tiempo.
"Además, están diseñadas para que luego puedan tener múltiples usos posteriores como para independizar espacios, hacer reservados ... la idea es que no se tire nada, sino que se reutilice. E incluso, puedes sacarlo de la base y colocarlo sobre una pared como decoración", da ideas esta experta.
También con ilustraciones
Lola Rúa es consciente de que no todos los hosteleros o empresarios pueden apostar ahora por tener un jardín dentro y fuera de su local, por lo que ha diseñado una segunda línea más económica que va con ilustraciones de artistas que se han inspirado en la primavera de este año.
En este caso, los diseños tienen igualmente el mismo destinatario: hoteles, restaurantes, boutiques de moda, espacios de trabajo, coworking pero también casas particulares en las que se busque separar varios espacios.
De hecho, las piezas de policarbonato se adaptan a las medidas que proponga el cliente e incluso la estructura puede ser en varios tonos para mantener el diseño lo máximo posible dentro de esta situación.
Y sobre todo, han tenido en cuenta que muchos de sus jardines acabarán en el exterior por lo que se ha dejado un espacio por arriba y por abajo para que corra el aire y se ha optado por piezas de policarbonato, que no son un metacrilato al uso, sino que son resistentes a la abrasión y al rayado. "No se calienta como uno normal".
Mientras trata de evitar que nos roben completamente la primavera este año, sigue trabajando en proyectos como la reforma de una casa palacio en Sevilla para que abra una 'Taberna del Alarbadero' e inaugurando algunos espacios a los que apenas les dio la última pincelada justo antes de la crisis del coronavirus.
Eso sí, siempre buscando una esencia natural y mágica: "Siempre intento tener ese punto idílico, bucólico en mis proyectos y no sentir que entras a un espacio cerrado sino que entras a un contacto con elementos naturales". Como sus jardines anticovid-19.