En diciembre del año pasado Teresa Xu, una mujer china de 31 años, saltó a las portadas de los diarios internacionales tras denunciar a un hospital de Pekín por violar sus derechos reproductivos. Los médicos habían rechazado congelar sus óvulos basándose en la ley nacional que impide el acceso de las mujeres solteras a esta prestación médica.
La regulación china prohíbe a las solteras congelar sus óvulos a menos que sufran un grave problema de salud y tampoco tienen acceso a técnicas de reproducción asistida como los tratamientos de fecundación in vitro o los bancos de esperma. Teresa Xu consiguió que los tribunales admitieran a trámite su denuncia pero aún no se ha celebrado el juicio.
Sin embargo, su caso, el primero de este tipo en el país, sacó a la luz la lucha de las mujeres por sus derechos reproductivos e introdujo un debate que, esperan, obligue a los legisladores a cambiar la ley. Peng Jing, miembro de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, señaló este mayo que propondría legalizar el acceso de las mujeres solteras a la tecnología de reproducción asistida, incluida la congelación de sus óvulos.
Con un número cada vez mayor de mujeres en China que se enfocan en sus carreras y retrasan el matrimonio, quitarles sus derechos reproductivos "podría privarlas de tener hijos", destacó Jing.
"Las clínicas rechazan a las mujeres solteras por una ley injusta", señaló entonces Teresa Xu a la agencia de noticias AFP. "Hay una demanda enorme entre las jóvenes de China, tanto solteras como casadas, para congelar sus óvulos porque les permite retrasar el momento de tener un hijo", aseguró.
El desarrollo económico y la incorporación cada vez mayor de las mujeres chinas al mercado laboral ha provocado el retraso en la maternidad como ya pasó en muchos otros países del mundo. A medida que el matrimonio y la maternidad se posponen, muchas mujeres consideran la opción de congelar sus óvulos como una especie de plan B contra el arrepentimiento. Sin embargo, dentro de una sociedad tan tradicional y patriarcal, muchos ven esta posibilidad como una amenaza a la familia tradicional.
Según la regulación del Ministerio de Salud en 2003, el acceso a la tecnología de congelación de óvulos está restringido a las parejas casadas infértiles que tienen derecho a tener hijos según las leyes de planificación familiar de China. Las mujeres que deseen congelar sus óvulos deben presentar un certificado de matrimonio, un formulario de registro de nacimiento emitido por el estado y una tarjeta de identificación, y deben mostrar pruebas de infertilidad.
Aunque existen excepciones a la ley para mujeres solteras diagnosticadas con cáncer u otras afecciones que pueden resultar en una función ovárica deteriorada, su alcance es extremadamente limitado.
Sin embargo, mientras que las mujeres solteras tienen prohibido congelar sus óvulos, los hombres solteros no tienen problemas para congelar sus espermatozoides. Las regulaciones de los bancos de esperma, también de 2003, permiten explícitamente a los hombres "preservar el esperma para su uso en la fertilización en el futuro", sin necesidad de demostrar su estado civil.
Los detractores de esta ley no sólo señalan la desigualdad que supone, sino que destacan que están desfasadas de la actualidad china. El país, recalcan, ha pasado de regularizar la natalidad y limitar los nacimientos con la conocida ley del hijo único, a intentar fomentar la natalidad. Además, China no puede seguir ignorando que las mujeres jóvenes no comparten las normas tradicionales que dictaban la necesidad de casarse pronto y formar una familia.
La congelación de óvulos se convirtió por primera vez en un tema de debate nacional en 2015, después de que una actriz y directora de cine, Xu Jinglei, anunciara que había viajado a los Estados Unidos para recibir el tratamiento. En 2018, la página online de reservas de viajes más grande de China, Ctrip.com, empezó a ofrecer subsidios para los gastos de congelación de huevos como un beneficio para algunas de sus gerentes.
Cada año, docenas de mujeres chinas solteras acuden a países como Estados Unidos y Tailandia para buscar hospitales que les proporcionen la fertilización in vitro, la congelación de óvulos y otras tecnologías reproductivas que no están disponibles en su país para ellas.