¿Cómo se sigue adelante después de sufrir una agresión sexual?, ¿cómo es la toma de conciencia de la víctima?, ¿qué pasa por la mente de aquellas personas que descubren que habían borrado de su mente un abuso? Todas estas preguntas han estado siempre ahí, volando, especialmente en la cabeza de aquellas mujeres que las han sufrido y han encontrado que nadie hablaba de ello. Ni los medios ni los libros ni las películas habían dedicado su tiempo a darles voz. Era un tema tabú. Demasiado espinoso. Pero con el Me Too todo cambió, y muchos temas que estaban escondidos debajo de la alfombra salieron por fin a la luz. Es el tema de los abusos sexuales y las violaciones, cuyo enfoque siempre había sido desde lo criminal, como motor de una trama policial.
Todo eso ha cambiado, y este 2020 nos ha traído la confirmación de Michaela Coel como una de las voces más necesarias para hablar de todo ello, y para hacerlo desde otro punto de vista, en este caso cercano al humor. Sí, porque su nueva sería, Podría destruirte, es uno de los acercamientos más inteligentes, incisivos y diferentes a temas como las agresiones y el consentimiento, pero contado con una verdad que desarma y colocando a una víctima que no está definida todo el rato por lo que ha sufrido.
La serie, que se puede ver en HBO, comienza presentando la vida de su personaje, Arabella, una escritora que ha triunfado con una primera obra para millenials y que se encuentra atascada con su segundo trabajo. No se centra, y sale de fiesta, toma drogas y tiene relaciones sexuales y proyectos de relaciones sentimentales. Un día que va a una discoteca con amigos se levanta sin recordar nada. Su móvil está roto y tiene una herida en la frente. Se le fue de las manos. Es lo que piensa, pero una serie de imágenes de un hombre forcejeando aparecen en su mente. No sabe por qué, y empieza a reconstruir la noche hasta darse cuenta de que la drogaron y la violaron en un bar.
Los primeros episodios vemos su toma de conciencia, lo que cuesta aceptar el hecho, y cómo las mujeres se sienten culpables de lo que ha ocurrido. Tanto ella como su amiga, que la dejó sola en el bar, creen que ellas podrían haber hecho más. Pero Podría destruirte va mucho más allá, porque no sólo es el retrato de cómo te cambia la vida, sino que lo hace a través de una mujer que decide salir adelante, que ese abuso no sea el condicionante de su vida posterior. La vemos intentar reconstruir su vida, salir de nuevo, reírse… vivir. Uno recuerda el caso de La Manada, y cómo el abogado de los agresores intentaron atacarla por haberse ido de vacaciones y haber salido de la fiesta. El machismo dice que una víctima no sólo debe serlo, sino parecerlo, pero Arabella decide que ya está bien.
Michaela Coel se nota que sabe de lo que habla, tiene un estilo personal, que se acerca al del Girls de Lena Dunham, y ella misma escribe, dirige, produce y actúa en su serie, y es su serie porque además cuenta una vivencia personal. Cuando preparaba la segunda temporada de la ficción por la que saltó a la fama, Chewing Gum, fue drogada en un bar y violada. Le costó aceptarlo, e investigando vio que las agresiones a mujeres en bares por el mismo procedimiento había crecido exponencialmente en los últimos años, aunque nadie hablara de ello. Ella decidió hacerlo y encima con un tono que nadie esperaba para un tema tan complejo.
Sólo con esos mimbres, Podría destruirte es una de las series más interesantes del panorama actual, lleno de ficciones inofensivas y blancas, pero es que además su autora aprovecha la serie para hablar de un tema íntimamente ligado: el consentimiento. Otro asunto de plena actualidad que no suelen tratar las series. Aquí vemos como muchas mujeres han sufrido agresiones en relaciones sexuales, casos que hace un par de años nadie hubiera pensado que lo son, porque el patriarcado lo había marcado como ‘normal’ y ‘permitido’.
¿Qué ocurre si en medio de una relación el hombre se quita el preservativo sin preguntar?, ¿es un abuso, una agresión, puede denunciarse? Este caso se presenta en Podría destruirte, y seguro que muchas mujeres se sienten identificadas. Otro ejemplo. Una mujer decide libremente tener sexo con dos hombres que fingen no conocerse entre ellos, pero cuando termina la relación resulta que sí que son amigos y que han mentido antes para conseguir su objetivo. ¿Se han roto entonces las normas del consentimiento?, ¿habría dicho sí esa mujer si hubiera conocido la verdad? Casos complejos, actuales y que nos hacen pensar en todo lo que queda por hacer, y en cómo series como esta nos hacen avanzar muchos pasos de golpe. Todos deberíamos verla y aprender de ella.