La crisis provocada por la COVID-19 dejará a 118 millones de mujeres en Latinoamérica en situación de pobreza, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas.
“Esto es realmente terrible. La tasa de desocupación femenina se incrementará a 15, 2 %, seis puntos más que lo que se registró en 2019. Y eso que ya venimos de una linea de base baja porque la participación de las mujeres es mucho menor a la de los hombres“, ha asegurado la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación de informe “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de COVID-19“.
La Cepal señala que este desempleo femenino es provocado porque más de la mitad de las mujeres están ocupadas en sectores de alto riesgo de ser afectados por la contracción económica. Están en el turismo, la manufactura y el comercio, por lo que tienen mayor probabilidad de perder sus empleos.
Invertir en los cuidados
Bárcena también ha explicado que la sobrecarga de trabajo de cuidados que tienen las mujeres representa “un obstáculo para el logro de su autonomía”. Una situación que ha empeorado con la llegada de la COVID-19, pues no han tenido tiempo para conseguir empleo o salir a trabajar.
“Esta es la peor contracción de los últimos 100 años en la región y las mujeres van a ser particularmente afectadas de forma desproporcional porque va a haber desempleo, pobreza y sobre todo se van a ver afectadas por una sobrecarga de cuidados especialmente en los hogares más pobres“, ha señalado. Es por esta razón que desde la Cepal creen que poner el foco sobre los cuidados es “la clave para una recuperación económica sostenible”.
La directiva de la Cepal ha asegurado que para lograr esto es necesario un pacto fiscal con foco en las mujeres para orientar recursos a la inversión, la creación de empleo y la inclusión digital y financiera. Pero, sobre todo, para crear “una infraestructura de cuidados universal que no dependa solo de las mujeres sino que vaya más allá”.
En ese mismo sentido, María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres, ha mencionado que se debe actuar de manera “urgente” en el tema de los cuidados para romper con el círculo vicioso que los envuelve.
“Tenemos que romper ese círculo vicioso entre cuidados, desigualdad, precariedad, exclusión y pobreza”, ha enfatizado. Este círculo hace, según Vaeza, que se invisibilice el trabajo no remunerado, lo que a su vez provoca un mal reparto de cuidado, que “recae sobre el hombro de las mujeres”.
Garantizar la reactivación
¿Cómo garantizar una reactivación sin dejar atrás a las mujeres? Alicia Bárcena, de Cepal, ha dado varios puntos que considera importantes como reforzar el financiamiento de políticas para las mujeres durante la pandemia.
Esas políticas deberían incluir servicios integrales de atención en violencia de género, salud sexual y reproductiva y cuidados y un ingreso básico de emergencia a mujeres en situación de pobreza. Además, se debe invertir en la economía del cuidado incluyendo la formalización, remuneración y seguridad social de todos los trabajadores.
Las labores de cuidado también tienen que ser redistribuidas: lograr mayor corresponsabilidad entre el Estado, los hogares, el mercado y las comunidades. Y expandir cobertura de programas de empleo y protección social para garantizar los derechos de las mujeres migrantes, afrodescendientes, indígenas, rurales, de comunidades de base y mujeres con discapacidad.
Las representantes de los organismos internaciones destacaron varios programas de reestructuración de los cuidados que hay en países como Argentina, Chile, Uruguay o México y dieron recomendaciones para que los Estados puedan empezar a reactivar con perspectiva de género.
“Creemos que la construcción del sistemas integrales de cuidados son elementos clave de recuperación socioeconómicas. Esto va a ser que los sectores públicos y privados puedan involucrarse, lo que le quitará esa carga a las mujeres”, ha señalado Vaeza.