En julio Serena Williams publicó una fotografía en Instagram en la que aparecía entrenando con una niña de tan solo tres años que se parece a ella como una gota de agua. Su hija Olympia, que habitualmente la acompaña y anima en sus competiciones, podría verla ganar próximamente el US Open que se está celebrando en Nueva York y en el que ya ha pasado a octavos de final.
Si Williams, que es una de las favoritas del torneo, gana, será su primera victoria individual en un Grand Slam tras convertirse en madre. En caso de lograrlo, se convertirá en la cuarta madre en la Era Abierta (iniciada en 1968) en ganar un título de individuales en un torneo de Grand Slam después de Margaret Court, Evonne Goolagong Cawley, la única madre que ha ganado Wimbledon (1980), y Kim Clijsters.
La estadounidense, de 38 años, ganó el Open de Australia en 2017 estando embarazada de siete semanas de Olympia, que el uno de septiembre cumplió tres años. A pesar de que casi muere al dar a luz, tras sufrir una embolia pulmonar, tal y como ella misma contó en una carta publicada por CNN, la tenista no renunció al deporte de alto nivel y retomó la competición cinco meses después, convirtiéndose en un importante símbolo del empoderamiento femenino.
Desde entonces ha sido finalista en el Wimbledon y en el US Open en 2018 y 2019, aunque todavía lucha por volver a conseguir un oro en individuales.
Pero no es la única madre de la competición, este US Open está marcado por la alta presencia de madres. De las 128 tenistas que participaban al inicio del torneo había nueve madres. Todas han ganado al menos un partido y además de Williams, otras dos han llegado a octavos de final: Tsvetana Pironkova y Victoria Azarenka.
"Estoy muy feliz de que haya tantas madres en este evento. Ahora tengo un respeto completamente nuevo por las madres", declaró Williams a The Times, donde añadió: "Nunca hubiera pensado que jugaría como madre".
Victoria Azarenka
Victoria Azarenka (31), dio a luz a su hijo Leo en diciembre 2016 y volvió al trabajo en junio de 2017, seis meses después. Esta es la primera competición en la que demuestra que ha recuperado la buena forma física con la que logró ganar dos años seguidos el Open de Australia (2012 y 2013) y llegó a ser la número uno del mundo.
Además de las dificultad de retomar la competición tras el parto y el proceso físico y psicológico que implica convertirse en madre, Arazenka ha tenido que lidiar con una batalla judicial con su expareja, el jugador de hockey Billy McKeague, por la custodia de su hijo. McKeague consideraba que la tenista no podía cuidar de Leo en su residencia de California, pero finalmente Arazenka ha conseguido mantener la custodia del menor.
Ahora Leo se encuentra en Nueva York viendo competir a su madre. "Espero inspirar a mi hijo haciéndole ver que todavía quiero hacer lo que quiero hacer y trabajo duro para hacerlo", dijo la tenista bielorrusa.
Tsvetana Pironkova
La tercera madre en pasar a octavos de final es la búlgara Tsvetana Pironkova (32). La tenista decidió volver a la competición después de ser madre gracias a que la Asociación de Tenis Femenino (WTA, por sus siglas en inglés) cambió sus normas para que las madres pudiesen regresar a los torneos sin ser penalizadas en el ranking por ese periodo de inactividad.
Así, Pironkova, que dejó el tenis en 2017 cuando era la número 31 del mundo, para tener a su hijo Alexander, ha vuelto y está arrasando en este primer Grand Slam tras su regreso: por el momento ha ganado tres partidos sin perder un solo set. "Todo ha cambiado como madre. Para mí antes era casi una situación de vida o muerte ganar un partido. Ahora es solo disfrutar de estar en la cancha", aseguró a The Times.
Si Williams y ella ganan sus respectivos partidos de este lunes, ambas se enfrentarán en cuartos de final.