Jeanne, la estudiante de Literatura a la que impidieron entrar en el Museo de Orsay por su escote, ha entrado de lleno en la polémica de la "vestimenta republicana" con una venganza artística y libre, a la altura de la pinacoteca gala.
La joven ha posado para una productora semidesnuda y rodeada de las obras que pueden verse en el Museo de Orsay ardiendo. La foto, que ha colgado en su Instagram, se acompaña del dardo: "Esta es mi visión del atuendo republicano", en respuesta a las declaraciones del ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, sobre cómo debe ser el código de vestimenta en los colegios.
"Jeanne se ve aquí fuerte, asumiendo su cuerpo. No como un objeto, nada sexual, solo un cuerpo hermoso, orgulloso. Su cuerpo. Nuestro cuerpo", aseguran las artistas que han hecho el montaje.
La productora Coste Billy aclara que la joven fue "discriminada por su atuendo, por un escote, considerada inapropiada, vulgar, indecente" y recuerdan que se le negó la entrada al museo por un cuerpo "pero solo un cuerpo demonizado, automáticamente sexualizado porque es femenino. Lo experimentamos a diario, se ha vuelto normal en nuestras vidas como mujeres".
Con el lema "Jeanne es todas nosotras", han querido entrar en la polémica que recorre el país y que divide al Gobierno francés, después de que el ministro de Educación defendiera que un instituto prohibiera a las chicas ir con minifaldas y tops y apostara por una vestimenta decente, "republicana".
Dos ministras de su propio Gobierno ya han criticado esta actitud y la respuesta ha sido una revolución, la de #14septiembre, que pide salir a la calle lo más provocativas posibles para reivindicar el cuerpo de la mujer sin esa mirada hipersexualizada.
"El runrún en la calle, las negativas en la escuela por atuendos supuestamente "inapropiados", las agresiones, verbales, físicas... las sufrimos todas. Queríamos que este trabajo transmitiera un mensaje contundente para luchar contra la hipersexualización del cuerpo femenino. Porque ya es suficiente, porque tiene que parar", insisten.
El montaje se ha hecho sobre un fondo violeta, uno de los colores unidos a la lucha feminista desde las sufragistas porque simboliza la paz y el diálogo, "que es lo que queremos", mientras se observan en la pared, cuadros de cuerpos desnudos que pueden verse en el Museo de Orsay.
"Con estas pinturas, queremos resaltar el absurdo de negar la entrada a un museo a una mujer por un escote, cuando se destaca a pintores que han producido obras de mujeres desnudas", aseguran.
El fuego no es tanto una venganza malvada sino que quieren que tenga un efecto de catarsis, un símbolo del "deseo de liberarse de los códigos que la sociedad actual impone a las mujeres, por un mundo más justo".