Esther y María tienen 18 y 21 años. Son dos universitarias normales que el confinamiento les pilló en casa de su padre con clases online y mucho aburrimiento. A la mayoría de los españoles les dio por hacer pan, por meterse a reposteros e incluso, algún afortunado, por hacer ejercicio como podía. Sin embargo, a estas dos vallisoletanas les dio por montar una empresa de calcetines ecológicos.
"Estábamos bastante aburridas, como todo el mundo, y queríamos hacer algo. Teníamos muy claro que tenía que ser un producto ecofriendly, que es lo que define nuestra marca y nuestra empresa, y que queríamos que fuese fabricado en España porque ahora mismo nuestro país necesitaba que las empresas se implicaran", reconocen al teléfono, justo después de acabar sus clases.
Esther estudia Magisterio y María, Historia del Arte. A priori, nada que tenga que ver ni con el emprendimiento ni con los calcetines, pero les pudo más la ilusión de montar algo juntas, como hermanas, y la varita mágica de su madrastra, "que no es como las de Disney", bromean, sino más bien como un hada madrina para el proyecto, hizo el resto.
"Como la mujer de nuestro padre viene del sector textil y fabrica medias, se nos ocurrió la idea de hacer calcetines con temáticas y patrones divertidos y hecho con materiales reciclados".
Sus productos están fabricados con algodón orgánico, cuyo cultivo está libre de sustancias tóxicas como fertilizantes, insecticidas y pesticidas de origen petroquímico. Además, el 60% de su composición es de algodón reciclado obtenido de los desechos del proceso de fabricación, lo que se traduce en una fabricación basada en el consumo responsable, haciendo que el proceso pueda ser lo más sostenible posible.
Un dibujo por familiar
Lo que más les costó del proceso de empezar un negocio y lanzarse a llevarlo a cabo fue el papeleo, pero de nuevo ahí tuvieron mucha ayuda de la mujer de su padre. "No teníamos conocimientos que le pareció superbién y nos ayudó con la gestión porque es muy farragosa y ha sido un proceso de aprendizaje increíble para nosotras", reconocen.
De hecho, montar esta empresa supuso además una unión especial de toda la familia que pudo plasmar su personalidad en algunos de los motivos gamberros y divertidos que caracterizan los productos de esta marca.
"La mayoría de los dibujos son de animales, de cosas divertidas, de comida... Nuestros dos hermanastros también se implicaron para hacer cosas que tenían que ver con nosotros y con nuestros gustos: hay de café, de vespas...".
MyEcoSide se vende de manera online en su página web aunque sus creadoras no descartan llegar a acuerdos para tener puntos de venta físico. "Quizá en un futuro, porque ahora con la pandemia la mayoría de las compras se hacen online".
En estos momentos cuentan con 16 modelos diferentes y números que van del 35 al 46. Sin embargo, si el boca a boca sigue funcionando, el próximo paso será crear una línea especial para los más pequeños.
Su compañía no da pérdidas, pero sobre todo ha provocado un beneficio mayúsculo para ellas: la unión de su familia. "Mis hermanastros viven en Lleida y nosotras en Valladolid así que siempre hay un calcetín como excusa para poder vernos más", bromean.