Ganas de hacer comedia y un espíritu revolucionario y feminista. Esos fueron los dos elementos que impulsaron a Penny Jay (Sara García) a crear Riot Comedy Fem, una productora de comedia femenina que ha arrasado en España y ha consolidado a algunas de las cómicas más relevantes del panorama actual.
Penny Jay cuenta cómo la Riot fue su forma de "tener un espacio en el que poder hacer comedia y sentirme cómoda haciéndola". Un tipo de comedia diferente con "un alma propia de revolución muy fuerte".
"Tenía muchísimas ganas. Desde siempre en mi cabeza supe que si me subía a un escenario tenía que ser con compañeras. Cuando vi que a me apetecía esto no existía y me empezó a obsesionar la idea. Así nació la Riot, que es un espectáculo increíble", comenta orgullosa.
Desde su inicio en 2018, las cómicas de la Riot no han parado de viajar por toda España, llenando salas pequeñas y grandes. Han demostrado que las mujeres pueden hacer buena comedia y se merecen su hueco en la industria, algo que no siempre se les ha dado.
"Lo guay de todo es que nacieron muchas en la Riot, casi toda la plantilla que ves son chicas que por primera o por segunda vez se subían a un escenario, muy pocas son veteranas. Creo que el ver mujeres hacer cosas llama otras mujeres. Cuando hablamos de unirnos, era totalmente abierto y cada vez fueron subiéndose más y más".
Así, han formado parte de Riot Comedy Fem Vicky (Living Postureo), Asaari Bibang, Inés Hernand y Roxy Folclórica, entre muchas más. "Creo que es una plataforma de visibilización de mujeres en la comedia muy grande", sostiene Penny Jay.
El "pánico machiscénico"
Pero, ¿por qué necesitaba crear un espacio para mujeres cómicas? Por lo que llama "pánico machiscénico", la forma en la que ella y otras compañeras se han sentido juzgadas e ignoradas por la propia industria del humor.
"Cuando hablamos de pánico machiscénico hablamos de cómo las cómicas han sido juzgadas durante años, de cómo de las mujeres se ha dicho que no somos graciosas, de cómo te ponen bajo lupa para ver si te dan su beneplácito o no. No solo es ser buenas sobre el escenario. Soy consciente del talento de las mujeres que me rodean y de mi propio talento, no necesito su aprobación".
No obstante, ella misma admite que para conseguir esta confianza en sí misma "hemos tenido que crear un espacio muy cómodo en el que, por medio de nuestro éxito, hemos demostrado que estaban totalmente equivocados y que lo único que estaban haciendo era ejercer una presión social con la que nos estaban aplastando la moral".
Además de su autoestima como profesional de la comedia, el depender de este sistema implicaba también tener que aceptar unas normas que no estaba dispuesta a aguantar. "El pánico machiscénico se da sobre todo en el entorno laboral. Son los que te van a parar los pies; los que te van a decir 'esta no vale la pena' o 'a esta no la llames'; los que van a acercarse a ti después del show a decirte que cambies el chiste; los que, cuando digas 'esto no me ha gustado', como yo he dicho alguna vez, te respondan: 'Relaja tu feminismo'".
Abriendo caminos
El problema además es que "son ellos los que están metidos en los programas y los que van a decir 'a esta llámala, a esta no'. Claro, tú a nivel laboral tienes que vivir con ese miedo a que todo lo que hagas vas a ser doblemente juzgada".
"Ellos lo tienen mucho más fácil porque tienen un sistema de compadreo muy fuerte, el sistema suyo. Un día una de mis mejores amigas, que es Esty Quesada (Soy una Pringada), me dijo: 'Ya está, lo que tienen ellos es lo suyo, y si quieres entrar en este sistema tienes que hacerlo con una serie de condiciones. Ahora a nosotras nos toca pelear por abrir puertas nuevas'. Eso es lo que hemos hecho y lo que seguimos haciendo. Entonces claro, cuesta el doble".
El camino que están creando a través de la Riot está dando sus frutos, lo que incluso ha provocado que los que antes las rechazaban se quieran subir al carro. "Como tienen éxito, como son tan apetitosas, están ellos detrás en plan ‘ay, también lo queremos’. Y es como no mira, he estado intentando durante mogollón de años entrar en tu espacio, ahora no me vengas a pisar lo fregao", esgrime Penny.
Objetivo: un programa
A pesar de todo, aún les quedan espacios por conquistar y su siguiente reto es conseguir un programa propio, algo que se ha vuelto imprescindible por el parón provocado por la pandemia, que casi le hace dejarlo todo.
"Hubo un momento crítico. La producción de un show offline como este requiere mucha inversión y entre que no había ingresos y que te cancelaban los bolos... Pero entonces entró la actual productora, que es increíble, y no me permitió cerrarlo. Me dijo que había que buscar alternativas. Me di cuenta de que con la Covid todos los proyectos masculinos de comedia seguían en auge porque ahí es donde está la pasta. Todo lo que era de mujeres había desaparecido, entonces nos planteamos que todos nuestros esfuerzos tienen que ir a un programa para seguir presentes y seguir dando trabajo las cómicas".
Aún no está confirmado, pero "parece que puede haber gente interesada". "Hasta que no cuaje no podemos decir nada", apunta. Para asegurarse de que salga adelante el proyecto han recurrido al crowdfunding para "autoproducirlo nosotras y, otra vez, abrir nuestras propias puertas. Demostrar a la industria, de nuevo, que se equivoca, que tenemos público".
"Solo vienen chicas, ¿y qué?"
Un público que desde el inicio de la campaña de crowdfunding de ha volcado para hacer el programa una realidad, algo que Penny Jay guarda como de las mejores experiencias que le ha traido la Riot, junto con la unión a sus compañeras.
"Fue una locura fue ver cómo se volcó toda la gente cuando se enteró. El primer día fue un no parar y los comentarios como 'es totalmente necesario' o 'este es el programa que nos merecemos'... Fue increíble".
Y es que, Penny Jay defiende a su público a capa y espada, ante una muestra más del machismo que prevalece en la industria y entre los propios periodistas al hacer las entrevistas: "Además de llenar salas, atraéis a todo tipo de público, no solo a mujeres, ¿verdad?", le pregunto. Su respuesta es tan tajante como cierta: "Y si es así, ¿qué problema hay?".
"¿Tú a Berto Romero le preguntas que cuántos hombres van a su show? ¿Tú le preguntas a Berto Romero como es su público? Te puedo asegurar que como persona que ve comedia, la mayoría del público de muchos cómicos son hombres, y hombres que huelen fuerte, que tienen el culo carpeta de jugar los videojuegos. Y no se les dice nada, son exitosos. Pero nosotras tenemos que estar justificando todo el rato, no ya que somos válidas, sino que nuestro público también lo es. Si mi público son mayoritariamente mujeres y hombres homosexuales, olé mi público. No sé qué diferencia hay con el tuyo de tus garrapateras que huelen fuerte", sentencia.