La trata de seres humanos, pese a ser una de las violaciones de derechos humanos más graves, es el segundo negocio ilícito más lucrativo del mundo, solo por detrás del tráfico de drogas. Las víctimas son sobre todo mujeres y niñas de cualquier parte del mundo, y muchas de ellas terminan en España, gran parte de las veces para ser explotadas sexualmente.
Para luchar contra esta lacra la Fundación Mutua Madrileña se ha unido al Proyecto Esperanza, que lleva años atendiendo a víctimas de la trata, sometidas tanto a la explotación sexual como al trabajo forzado o incluso obligadas a delinquir, arriesgándose a penas de cárcel. Cuenta con un equipo interdisciplinar de acompañamiento a las mujeres durante todo el proceso hasta que recuperan por completo sus vidas.
El año pasado atendieron en España a 248 víctimas de trata, siendo 146 nuevos casos identificados. De ellos, 137 eran mujeres, cinco hombres, y cuatro niños a cargo de las mujeres víctimas.
La historia de Paola
Una de esas mujeres a las que el Proyecto Esperanza ha ayudado a salir de la explotación es Paola, uruguaya de 20 años y madre soltera de un hijo. Aunque la historia de cada víctima es diferente y única, todas tienen en común la búsqueda de una vida mejor, que termina truncada por los engaños y el abuso de personas interesadas.
En el caso de Paola, para superar dificultades económicas decidió emigrar en 2019, junto con su hijo, a Francia. Allí comenzó a trabajar como empleada de hogar interna, cuidando a una persona mayor y asumiendo todas las tareas del hogar. Era explotada laboralmente y obligada a trabajar 20 horas diarias. Tras varios meses, la situación se hizo insostenible.
Una "amiga" que vivía en el norte de España la convenció para venir a nuestro país a ejercer la prostitución, bajo la promesa de más dinero y mejores condiciones. Finalmente, Paola accedió y se trasladó a España, de nuevo, con la esperanza de encontrar una vida mejor para ella y su hijo.
Al llegar se dio cuenta del engaño. Su amiga había cobrado dinero por convencerla de venir y las condiciones eran muy distintas: debía estar disponible para ejercer la prostitución 24 horas al día los siete días de la semana y sólo tenía una hora de descanso al día. Además de la explotación sexual, también era explotada económicamente, ya que la red de trata la obligaba a entregar la mitad de todo lo que ganaba y a hacerse cargo de los gastos.
Estaba casi siempre encerrada en un piso y la mantenían coaccionada, con miedo, amenazándola con que sería deportada por estar en situación irregular. En el piso donde estaba había más mujeres y algunas incluso eran obligadas a consumir drogas.
Tras más un año en ese infierno, Paola logró contactar con una organización que ayuda a mujeres en contextos de prostitución que la derivó al Proyecto Esperanza. Evaluaron su caso, consideraron que había indicios de un delito de trata con fines de explotación sexual y la organización le ofreció apoyo integral para poder recuperarse física, emocional y psicológicamente.
Recuperar la libertad
Paola lleva seis meses recibiendo apoyo integral de Proyecto Esperanza y, aunque admite que el proceso de recuperación es duro, asegura que ahora está "más tranquila, feliz y segura de mí misma". "Estoy en proceso de rehacer mi vida poco a poco, para lograr todos mis objetivos y seguir avanzando. Quiero conseguir un trabajo que me permita vivir de una manera independiente", asegura de forma calmada a MagasIN.
El camino será largo y de esta terrible experiencia le ha quedado "mucha tristeza, rabia y dolor", pero al mismo tiempo ha recuperado la esperanza y anima a mujeres que estén pasando por situaciones similares a luchar para buscar una salida.
"Les diría que no están solas, que tengan valentía, que habrá una segunda oportunidad. A veces es duro, pero es lo más importante para volver a ser libre y recuperar nuestra vida. Yo aún estoy en ello con mucha fuerza y fe. Me quedan dificultades que afrontar, pero estoy convencida de que lo lograré". Todo ello, eso sí, con el apoyo constante de los profesionales de Proyecto Esperanza, que asegura que ahora mismo "es lo más importante que tengo".
Para atender a las víctimas de trata, Proyecto Esperanza cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales que aborda todos los aspectos de la recuperación: desde psicólogos y abogados, a educadores sociales, mediadores culturales, traductores para las mujeres que no saben español...
De esta manera, Fundación Mutua Madrileña ayudará a "sufragar el mantenimiento de su programa de atención integral a mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual", gracias a su aportación económica. "En concreto, estamos apoyando aspectos esenciales como por ejemplo la cobertura de necesidades básicas de las mujeres atendidas o que el programa cuente con los profesionales necesarios para su desarrollo", explica Conchita Navarro, gerente de Responsabilidad Social Corporativa y Proyectos Sociales de Mutua Madrileña.
Una labor directa que desde Fundación la Mutua alaban porque "tiene un impacto enorme en su recuperación, bienestar y desarrollo como personas". "Solo con que una de estas mujeres haya podido seguir con su vida gracias al proyecto, ya sentimos que nuestro apoyo merece la pena", destaca Navarro.
Cómo detectarlo
Lo esencial una vez llega una posible víctima es evaluar su caso y trazar un plan de forma completamente individualizada. "Con cada mujer se hace una valoración individual y un plan integral en función de sus necesidades y objetivos", explica a MagasIN Marta González, coordinadora de Sensibilización e Incidencia Política de Proyecto Esperanza Adoratrices.
González destaca que no existe un perfil de víctima, incluso puede haber víctimas españolas que han sufrido trata dentro de nuestro país, y por eso cada una tiene un proceso de recuperación diferente. Lo que sí es común en todas ellas es el impacto psicológico y emocional -muchas veces también físico- que conlleva haber sufrido trata.
"Todas necesitan un apoyo psicológico para recuperarse de la experiencia, y también apoyo legal porque son víctimas de un delito. Tienen que saber que tienen derecho a denunciar, a tener un abogado... También les asesoramos para obtener los permisos de residencia y otras veces peticiones de asilo".
Por esa razón, González pide que a la hora de ayudar a las víctimas "la primera clave es tener una mirada amplia sobre la trata. Puede ser trata interna (dentro de España); no hay único perfil de víctimas; son principalmente mujeres y niñas, pero también hombres. Puede haber tratantes individuales, grupos informales o redes, que llevan a cabo diferentes métodos de sometimiento y coacción".
"Si alguien tiene la sospecha de que una persona es víctima de trata, puede ir a nuestra web o llamar a nuestro teléfono de 24 horas (607 54 25 15), que funciona todos los días del año", apunta.