Loida Primo siempre ha tenido espíritu de gladiadora. Puede que de joven fuese consciente de ello, pero los años y las adversidades que ha tenido que superar le hicieron darse cuenta de sus fortalezas, de su capacidad para gestionar el cambio y las dificultades y transformarlas en éxito.
Ese camino lleno de trabas o esas "piezas de puzle" como ella lo llama, le han llevado a dirigir tres empresas: Colchón Laxy; Prial, especializada en gestión de inmuebles; y Onizar Group, dedicada al acompañamiento empresarial y la formación en habilidades directivas. Conferenciante, mentora ejecutiva, coach, Loida se considera una "buscadora" o "hacedora", siempre en movimiento, y ha llegado a asesorar a compañías como Iberdrola, el Banco Santander o Uvesco.
Con su libro Gladiador o esclavo transmite "sin dogmas" -como se apresura a aclarar- todos sus aprendizajes en estos más de 20 años de andadura empresarial en los que ha tenido que tomar las riendas de un negocio familiar, ha sido amenazada por ETA y ha superado varias crisis económicas como la de 2008.
Comunicación
Una de las claves para mantener una buena relación siempre es la comunicación. Loida se dio cuenta de esto nada más llegar a Laxy, la empresa de colchones de su padre. Tenía veintipocos años y vio a su padre, don Carlos, como una persona completamente distinta a la que vivía en casa. Las tensiones con uno de los sindicatos cercanos a la ideología de ETA desembocaron finalmente en huelgas, disturbios y cartas con amenazas directamente dirigidas a ella.
"Cuando llegué me encontré a un don Carlos, una persona metida en una coraza con un estilo de comunicación agresivo, muy paternalista y que protegía, pero desde el miedo. Su comunicación, su lenguaje, su toma de decisiones a mí me extrañaban porque no era mi padre. Él era un hombre muy intuitivo, con carisma y un extraordinario vendedor pero yo ahí no le veía y no entendía lo que estaba pasando. Claro, yo no sabía que la extrema radical izquierda le amenazaba de forma constante y que tenía un colectivo de trabajadores que le imposibilitaban avanzar".
Pese a la situación política que se vivía entonces en País Vasco, Loida está segura de que todo habría sido muy diferente si el estilo de liderazgo de su padre hubiese sido menos vertical y más comunicativo. "No sé cómo, pero distinto seguro", afirma. Pone un ejemplo muy claro de falta de comunicación que se vivió nada más llegar a la empresa y que demuestra que el ambiente reinante no era el mejor:
"Una de las primeras gestiones que hice fue un traslado productivo que llevaban 8 años para hacer. En ese momento la empresa era un zulo de 6.000 metros cuadrados. Un día me entero de que tenemos otros pabellones de 14.000 metros cuadrados en Zabalondo, cerca del aeropuerto. Mi padre me llevó y eran totalmente diáfanos, al lado del monte... Precioso. Pues bien, le pregunto a mi padre que por qué no se ha hecho el traslado y me dice que los trabajadores no quieren porque viven al lado de la empresa y no se quieren mover".
Poco a poco, Loida se fue integrando entre la plantilla. Pasó de llamarse por los apellidos e ignorarla en un primer momento, a llamarse por sus nombres e incluso dejarla comer con ellos.
"Yo me reunía con ellos y bajaba todas las semanas. En el rato del bocata les dije: oye, ¿sabéis lo de las instalaciones de Zabalondo? Me decían sí claro pero que era imposible. Les conté lo chulo que era y me llevé a tres delegados sindicales para que lo vieran. Me dijeron que querían un microbús para el desplazamiento pero que don Carlos no les hacía caso. Cogí una hoja Excel y le mostré a mi padre que se lo teníamos que pagar por convenio y que lo más barato el microbús. Me contestó: ¿por qué coño no se está poniendo el microbús? Así que fíjate en la importancia de la comunicación, ocho años enrocados solo para el traslado.
Indagación apreciativa
Loida rechaza la idea de que haya una única vía de conseguir el éxito. Ella solo comparte su experiencia y lo que le fue útil. Así, una de sus principales herramientas para encontrar su tipo de liderazgo fue la indagación apreciativa.
La descubrió en un momento muy complicado personal y empresarialmente. Era 2008, había pasado las amenazas de ETA, pero el tiempo de las huelgas en Laxy habían hecho mella en su economía. Empezaba otra crisis y, además, había fallecido su padre tras una larga enfermedad. "Hablé con mi equipo y no tenía fuerzas para continuar, entonces les pregunté: ¿Por qué aún estáis aquí? Su respuesta fue: porque creemos en ti. Ahí me planteé: ¿yo creo en mí misma?".
Se puso a hacer un trabajo de introspección y fue ahí cuando descubrió la Indagación Apreciativa. "Se trata de preguntar sobre lo apreciativo, lo que no tiene precio. Yo lo trabajo en las organizaciones y las empresas, es indagar sobre lo que funciona y está bien. Dejemos de poner el foco en las cosas que no funcionan, algo habrás aprendido a tu vida, pues coge esos recursos tráelos al presente. Profundiza en esas fortalezas".
Con cada empresa con la que trabaja hace un breve diagnóstico y, por supuesto, también analiza los problemas y cómo resolverlos, pero siempre desde "un prisma de escucha, de empatía y de consideración".
Un propósito y un equipo
Parte de ese trabajo de introspección y análisis tiene como objetivo encontrar un propósito. "Conecta con ese punto personal de decir: ¿estoy donde quiero estar? ¿Me ilusiona lo que estoy haciendo? Cuando me levanto cada mañana, ¿cuál es mi motivación?".
También es fundamental rodearse de un buen equipo que, como ocurrió con Loida, crea en tu liderazgo y tu proyecto. "Tengo los mismos equipos prácticamente desde que empecé. Rodéate de equipos profesionales que estén alineados con el cambio que quieres hacer en tu vida. En mi opinión, un líder solo no es nadie".
Ambos factores, tener un objetivo y rodearse de buenos profesionales que, como apunta Loida, no tienen por qué tener el mejor currículum pero sí la pasión, unido a una buena comunicación interna, "pondrá en marcha todas las maquinarias".
Cree en ti misma
El último consejo está especialmente destinado a las mujeres: cree en ti misma a la hora de emprender y liderar. "Hay tantos tabúes, tantas trabas... No creen en ellas mismas, las mujeres más que los hombres. Eso nos imposibilita hacer cosas cuando tenemos armas extraordinarias propias de mujeres como el cuidado, la protección, somos meticulosas... Con esto no quiero decir que los hombres no lo sean, pero creo que tenemos fortalezas que deberíamos potenciar más. Nos falta creer en nosotras".
Loida asegura que "si una empresaria vasca normal como yo puede, ¿por qué tú no? ¿Qué me hace diferente? Cree en ti y en tus fortalezas y lucha por tus sueños. Conecta con ese yo interior y rodéate de un buen equipo para llevarlo a cabo", concluye.