La escritora Coral Herrera, que rompe los mitos del amor romántico.

La escritora Coral Herrera, que rompe los mitos del amor romántico. Coral Herrera

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Coral Herrera: "A las mujeres siempre nos han querido de rodillas. En la Iglesia o en el prostíbulo"

La escritora y comunicadora feminista analiza los mitos del amor romántico que nos rodean desde la infancia, para romper con ellos y por fin dejar paso al romanticismo sano que toda mujer libre merece. 

18 junio, 2021 01:38

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María dibuja corazones rosas en su agenda del cole mientras ve películas de Disney donde un príncipe azul salva a la protagonista. Y a la vez que devora su sándwich de jamón york y queso light se imagina cómo sería lucir ese vestido rosa, esa tiara y ese cabello dorado. ¿Cuántas de nosotras hemos sido esa María? ¿Esa niña que soñaba con el amor verdadero? ¿Y cuántas de nosotras nos hemos dado un golpe de realidad al llegar a la adolescencia, o a la etapa universitaria o adultez? 

Coral Herrera (Madrid, 1977) ha llegado para romper precisamente con ese mito romántico que nos han inculcado desde pequeñas, a fuerza de Disney y de tests de la Superpop. "Nuestra forma de amar es patriarcal porque aprendemos a hacerlo bajo las normas, las creencias, los modelos, las costumbres, los mitos, las tradiciones, la moral y la ética de la cultura a la que pertenecemos", explica en su libro Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito romántico (Editorial La Catarata).

Reapropiarnos del placer, reinventar el amor, liberar al deseo femenino de toda culpa y miedo es clave para ser mujeres libres. Coral Herrera nos abre los ojos con un lenguaje sencillo, accesible para todo el mundo, desde abuelas a adolescentes. Porque de eso se trata, de que el feminismo se expanda. Ella lo lleva a la práctica con sus libros y con el Laboratorio del Amor donde se reúne con mujeres que quieren ponerse de una vez por todas las gafas violetas. 

La escritora feminista Coral Herrera.

La escritora feminista Coral Herrera. Coral Herrera

"Parece que siempre somos las mismas que se encierran en universidades, y hay que sacar el feminismo a la calle y hacerlo comprensible", afirma. El masoquismo romántico se mezcla con el rol femenino de los cuidados, y la adicción al amor de la que habla la autora se convierte en un problema actual que solo puede solucionarse a base de identificar, reflexionar y actuar ante ello. 

El lema "lo personal es político" es esencial en el feminismo, tú propones también "lo romántico es político". ¿Por qué? 

En la medida que voy liberando mis emociones del patriarcado y voy liberando al amor romántico de toda esa carga, no solo me libero yo, sino también a las demás. Lo personal es político porque mis emociones son mías, las siento yo, pero nuestra forma de amar es política porque nuestras emociones son colectivas y las sufrimos todos.

La antropología con perspectiva feminista ha encontrado sociedades que se organizan de maneras distintas. Hay más formas de relacionarse lejos de la pareja heterosexual monogámica del patriarcado. Hay que convencer a las nuevas generaciones de que no tienen porque seguir la senda marcada por el patriarcado y que podemos romper con esas dinámicas de explotación, sufrimiento y violencia que generan desigualdad.

Siempre vinculamos las emociones a aquello que no podemos o no debemos controlar, pero tú hablas de despatriarcalizar nuestras emociones. ¿Es esto posible? ¿Se puede hacer un "detox"?

Creo que sí, pero son muchos siglos de patriarcado y es un trabajo arduo, aunque apasionante. El autoconocimiento de una misma y de la cultura en la que vives es algo emocionante. Por muchos cambios que haya a nivel económico o político, si no cambiamos la parte emocional y la forma de relacionarnos seguiremos estancados. 

También hablas mucho de la fe, ¿qué papel ha jugado la Iglesia y la religión en nuestra concepción del amor?

A las mujeres siempre nos han querido de rodillas frente al señor. Si no es Dios, es el marido. Voy en el coche por la noche conduciendo por la autopista y en todos los pueblos veo siempre dos luces: la de la Iglesia y la del puticlub. Y los pueblos de España que son grandes tienen también las luces del campo de fútbol. Son los templos del patriarcado. ¿Cómo es posible que las mujeres estemos de rodillas en la Iglesia y de rodillas también en el puticlub? De rodillas todo el tiempo: frente a los dioses, los curas y los hombres. ¿Cómo es posible?

Para amarnos bien hay que mirarse de frente, de tú a tú, de arriba abajo no puede haber una relación sana. La Iglesia católica durante siglos nos ha hecho creer que debemos vivir de rodillas y romper con esta idea no es fácil, porque para muchas niñas la primera referencia de su relación con un hombre es de rodillas frente a Dios, así se crio mi abuela por ejemplo. 

Portada del libro 'Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito romántico'

Portada del libro 'Mujeres que ya no sufren por amor: Transformando el mito romántico' Coral Herrera

¿Se puede difrutar del amor romántico y ser feminista?

Pues esa es mi propuesta que transmito en el último libro que escribí llamado Cómo disfrutar del amor: Herramientas feministas para transformar el mito del amor romántico. Sí es posible y tenemos que caminar hacia ello, el objetivo de todas nosotras es sufrir cada vez menos y disfrutar cada vez más.

Las mujeres ganaríamos mucho si lográsemos liberarnos de la necesidad de ser amadas y del miedo a la soledad, porque ambos miedos nos hacen dependientes de los hombres y nos sitúan siempre en una posición de sumisión que nos lleva a aceptar relaciones en las que no somos felices.

¿Es ahí donde entra en juego la utopía?

Yo hablo de la utopía de los amores compañeros, encontrar personas con los que funcionar desde la empatía, la solidaridad, los cuidados y el amor mutuo. Se puede disfrutar del amor desde el compañerismo, la solidaridad y el apoyo, hay que empatizar con nuestras parejas y en un plano de igualdad. El amor no debe ser una experiencia carcelaria sino una experiencia de liberación.

El entorno en el que nos criamos nos influye en la forma de percibir las relaciones y en nuestra feminidad o masculinidad. ¿Crees que las nuevas generaciones están creando contextos distintos? ¿O seguimos fallando en lo más básico?

Hay días que estoy muy optimista pero otros me derrumbo. A pesar de los avances tecnológicos seguimos usando los mismos esquemas narrativos en los medios de comunicación y las industrias culturales. Los mensajes son los mismos, el mismo rollo de mitificar el amor romántico y el sufrimiento femenino, pero disfrazados de un rollo moderno.

Hace falta mucha formación en género por parte de productores, de creadores, de comunicadores, periodistas para entender cómo nosotros mismos contribuimos a la perpetuación del patriarcado. Hay una parte muy sensibilizada y concienciada con el feminismo y otra que intenta derribarlo con una reacción negativa. Muchos hombres sienten que es un ataque a sus derechos, pero no son sus derechos los que se ven atacados sino sus privilegios. 

Las princesas Disney nunca tenían amigas sino que estaban solas hasta que llegaba su príncipe azul. ¿Por qué es tan importante construir comunidades de apoyo entre mujeres y que exista la sororidad?

Las chicas que tenemos conciencia feminista sabemos lo importante que son esas redes. Vivimos en un mundo muy individualista, y siguen existiendo mujeres que usan a sus amigas para echarse novio y una vez que lo tienen desaparecen. De alguna manera juega en contra nuestra la ideología neoliberal individualista. Por eso el feminismo insiste tanto en tener redes, porque cuando estamos rodeadas de amor y afecto no somos tan vulnerables ni dependientes del amor de un hombre.

Nos alertas también del "don Juan" del siglo XXI. ¿Cómo identificarlo en una discoteca?

Muchos hombres se creen que no hay otra forma de ligar más que siendo un don Juan. La profunda misoginia, basada en utilizar a las mujeres para tener un listado de conquistas y para burlarse de otros hombres, aunque como dice Eduardo Galeano “el machismo es el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo”. Y creo que al "don Juan" se le ve el plumero, es un hombre muy miedoso y cuanto más inseguro, más se relaciona con las mujeres de una forma utilitarista. Los más listos usan la estrategia de decirte que eres única y especial cuando te conocen de cinco minutos, tenemos que protegernos cuando esos hombres nos aludan el ego, nos engañan por ahí con la frase más típica de “tú no eres como las demás”, esa forma de decir el resto de las mujeres son malas pero tú no. Es una trampa.

Cómo pueden las mujeres identificar si lo que sienten en sus relaciones amor y no necesidad, ¿únicamente ocurre cuando hablamos de dependencia económica?

A veces les animo a que se pregunten “¿tú te estás divirtiendo?”, ¿cuándo vuelves de una cita con él estás feliz? Si la respuesta es “no” y sigues en esa relación es porque hay dependencia. Y esta necesidad es algo que tenemos que trabajar todas las mujeres, porque nos lo inculcan desde pequeñas. Esa media naranja que nos hace tanto daño, que nos dice que sin una pareja estamos incompletas. 

La mitad de mi vida fueron princesas de Disney y la otra mitad terapia, libros y ensayos para quitarme de encima. Nos hacen adictas al amor romántico, y cuando somos yonquis y lo pasamos fatal empezamos a buscar una salida. Mi objetivo es ver cómo podemos ahorrar todo ese proceso a las chicas jóvenes. Las mujeres de 65 o 70 que el amor romántico ya no es el centro de sus vidas y se liberan de una forma dicen “yo novio sí, pero no lavo un calzoncillo más”. ¿Cómo hacemos que las de 20 no tengan que pasar tantos años con ese sistema de dominación y control de la mujer? 

Portada del libro 'Cómo disfrutar del amor', de Coral Herrera.

Portada del libro 'Cómo disfrutar del amor', de Coral Herrera. S.A. EDICIONES B

¿Y sobre el estigma de la mujer soltera que acecha a mujeres cada vez más jóvenes?

Mi abuela me machacó mucho con eso. Me miraba y decía “pero si fea no eres hija”. Yo hablaba mucho con ella porque era muy bonito ver su reacción. Ella sufría porque pensaba que estaba mejor con pareja, y yo veía la soltería como una rebeldía política, además de que en esa época no me apetecía estar con nadie. Y se vive súper bien. Es muy interesante porque al preguntarle qué hubiera hecho si no se hubiera casado, ella me miraba como “ay dios mío, todo lo que habría hecho”. Es mejor estar sola que mal acompañada, no necesitamos a ningún hombre para ser felices.

¿Cómo llevar todo lo que cuentas en tus libros a la práctica? 

Creo que la clave es tomar mucha conciencia de cuáles son los patriarcados que nos habitan. Llevo trabajando en ello muchos años, sola, en pareja y en el Laboratorio del Amor, una escuela virtual y una comunidad de mujeres donde entrenamos juntas.

Hay que saber en qué momento ponemos límites a nuestra pareja, la autocrítica amorosa es importante y si trabajas en ello, obtienes sus frutos. El lema es que si una se libera, nos liberamos todas y es contagioso. No hemos venido al mundo a sufrir y nos merecemos unos cuidados que sean mutuos. Poder ver tus patriarcados entender cómo has aprendido a amar y cómo te determina a la hora de relacionarte contigo misma y tu cuerpo, con tus parejas y con los demás es muy útil para no culpabilizarse.

¿Qué le dirías a todos aquellos que cuando lean esta entrevista piensen que eres una exagerada o te llamen con el manido insulto de "feminazi"?

En primer lugar, les diría que cada día asesinan a 135 mujeres a manos de maridos y exmaridos, así que es un asunto bien serio. Estamos hablando de que son 87 mil mujeres al año según la ONU, por lo que el amor romántico nos pone en peligro, y el amor romántico nos amarga la vida, nos entristece y nos daña la existencia.

Para mí, la clave es la idea feminista de que las mujeres tenemos derecho a disfrutar, del sexo, del amor y de la vida entera. Cuando el amor se disfruta es cuando merece la pena. La gran trampa es que pensamos que después de un largo camino de sufrimiento viene la recompensa, que al final está el paraíso romántico donde te amarán para siempre. Hay que concienciar a todas de que no hay premio ni compensa sufrir por amor. Hay que apostar por el placer y el disfrute para ser de verdad como mujeres libres y disfrutar de este ratito que tenemos, que es la vida.