Joe Biden podría marcar pronto un nuevo hito en la historia de los Estados Unidos. El juez del Tribunal Supremo Stephen Breyer anunció el pasado miércoles su intención de jubilarse al término del presente año judicial (julio). Su jubilación permitirá al presidente estadounidense nombrar a otro juez, antes de las elecciones de medio término que se celebrarán en noviembre. Biden se ha comprometido a nombrar a una mujer negra.
"El presidente dijo y reiteró su promesa de nombrar a una mujer negra para la Corte Suprema y esta promesa sigue en pie hoy" declaró el mismo miércoles la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Los tres nombres más sonados para reemplazar a Breyer son los de las juezas Ketanji Brown Jackson, Leondra Kruger y J. Michelle Childs.
El Washington Post ha publicado que cuando se conoció la noticia, los senadores de ambos bandos hablaron del tipo de candidato que querían. “La Corte debe reflejar la diversidad de nuestra país y es inaceptable que nunca en la historia de nuestra nación haya habido una mujer negra en la Corte Suprema”, dijo Patty Muray.
El trampolín tradicional para acceder a la Corte Suprema suele ser ocupar el cargo de juez federal de apelación y relativamente pocas mujeres negras desempeñan hoy dicho cargo. En su primer año de mandato, Biden ya ha elegido a ocho mujeres afroamericanas para esos tribunales.
Las tres candidatas
La candidata más sonada es la jueza Ketanji Brown Jackson, quien recibió el pasado año un voto de confianza del presidente Biden, quien la elevó hasta el Tribunal de Apelaciones del distrito de Columbia (Washington D. C.). Brown encaja bien con los demócratas y la agenda progresista. Además, a los 51 años es lo suficientemente joven como para ocupar el puesto durante décadas. Tiene experiencia como defensora pública y ha trabajado en la Comisión de Sentencias de los Estados Unidos.
Otra de las mujeres que podría ocupar el cargo es Leondra Kruger, jueza del Tribunal Supremo de California. La magistrada trabajó varios años como asistente del procurador general de Estados Unidos y fue nombrada después procuradora general adjunta principal interina. Ocupó ese cargo durante varios años, hasta que fue nombrada procuradora general adjunta principal interina durante el mandato de Obama. Su nombre es conocido en la Corte Suprema, ante la que ha presentado doce argumentos en nombre del Gobierno federal.
La tercera candidata es J. Michelle Childs, jueza federal y favorita de la Cámara de los Representantes, según apuntan varios medios estadounidenses. La jueza fue nominada hace escasas semanas para ocupar el cargo de juez en la Corte de Apelaciones de Columbia (Washington D. C.). Anteriormente trabajó como jueza en el Tribunal de Distrito para Carolina del Sur.
Un nombre menos sonado, pero que aún no se puede descartar, es el de la abogada Sherrilyn Ifill, firme defensora de los derechos civiles. Ha desempeñado cargos en lugares tan relevantes como la Oficina de la Unión Norteamericana de Libertades Civiles (Nueva York) o el Fondo de Educación y Defensa Legal de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (Baltimore).
La jubilación de Breyer
Stephen Breyer es uno de los nueve magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos y planea jubilarse al final del año judicial, que concluye entre finales de junio y principios de julio. Con 83 años, es el miembro de mayor edad en la Corte y ocupa el cargo desde 1994, cuando fue nombrado por Bill Clinton como una de las principales voces progresistas.
"Breyer jubílate. Es hora de que llegue una mujer negra al Tribunal Supremo"
La noticia de su retirada fue un alivio para algunos grupos liberales como Demand Justice. El año pasado, miembros del grupo exhibieron frente a la sede de la Corte un cartel que decía “Breyer jubílate. Es hora de que llegue una mujer negra al Tribunal Supremo”.
La salida de Breyer con cambiaría la ventaja conservadora en la Corte, porque su reemplazo será nominado por Biden y confirmado por un Senado en el que los demócratas tienen mayoría.
Actualmente, la Corte está integrada por seis jueces conservadores y tres progresistas.
La importancia de la composición
La composición del Tribunal Supremo puede influir en el devenir del país durante décadas, dado que los puestos son vitalicios.
La Corte aborda asuntos tan importantes como el aborto, los criterios para la admisión en las universidades o la tenencia de armas.
Breyer recibió presiones de activistas, analistas y políticos de izquierdas para que considerase echarse a un lado evitar así un “momento Ruth Bader Ginsburg”.
La jueza progresista, icono del feminismo, aguantó en el puesto hasta el final, pese a su delicado estado de salud. Murió a los 87 años víctima de un cáncer, semanas antes de las elecciones presidenciales de 2020. Esto permitió a Trump nombrar a otra jueza conservadora (Amy Coney Barrett, la más joven de la Corte) lo que disparó la brújula del Supremo, que por aquel entonces estaba compuesta por cinco conservadores y cuatro progresistas