Las mujeres sin pareja aún tienen que soportar la anticuada e impertinente pregunta que, formulada de un modo u otro, quiere decir: “Con lo que vales, ¿por qué no tienes novio?”.
Algunos clichés se han quedado en la sociedad haciéndonos creer que todas somos mujeres Disney en busca del Príncipe Azul, Barbies en busca de Ken o mujeres educadas bajo el mantra “cuando él llegue a casa, piensa solo en hacerle feliz”.
Afortunadamente, la diversidad y la libertad para elegir están aquí para quedarse y la autonomía y la independencia no deberían cuestionarse. No deberían pero se cuestionan y, cuando no tener pareja es una decisión, una opción vital o un estado transitorio, una tiene que afrontar esta pregunta con relativa frecuencia.
Si lo que deseas es quedar bien, puedes buscar una de las fórmulas manidas como “ojalá aparezca alguien…”, “estoy deseándolo”, “¿conoces a alguien que te guste para mí?”, “presentámelo tú” o “estoy en ello”.
Llegará un día en que estés harta y hemos hablado con mujeres en situación de soltería permanente que nos han dado sus trucos y las opciones con las que han conseguido cerrar las bocas de preguntas incómodas que esperan respuestas cándidas o que imploran ser tomadas como un piropo.
- Porque vivo feliz sin dar explicaciones. Es la forma elegante de decir que si no quieres dárselas a una pareja, mucho menos a quien te está preguntando.
- Deberías probarlo. Altamente recomendable. Fórmula críptica con la que se cuestiona veladamente la felicidad de quien te está fastidiando con esa frase a las que has respondido mil veces.
- ¿Tú que crees? No hay mejor respuesta para que alguien se de cuenta de que pregunta algo absurdo para responder. 9 de cada 10 consultadas aseguran que la respuesta más común es “será porque no quieres”.
- Qué interesante, ¿las que tienen pareja son las que valen? Con esta, seguro que te cambian de conversación o te dicen que tienes mucho carácter, pero desarmas seguro.
- Ya trabajo demasiadas horas. Dicen las que usan esta frase que suele dejar descolocado al interlocutor. Sobre todo si es interlocutora, porque dos segundos de reflexión en silencio bastan para tomar conciencia del tiempo que hay que invertir en una relación para conseguir mantener la felicidad.
- ¿Seré mejor el día que tenga novio? Las que usan esta fórmula aseguran que lo más respondido es “no, mujer, no quería decir eso” o algo equivalente.
- Entiendo que no puedas soportar la envidia ante mi seguridad. Un corte en seco garantiza el cambio de conversación, aunque según cuentan, suele ir acompañado de miradas lanzadas con viñetas y bocadillos en los que puede leerse "¿y está de qué va?"
- Soy polígama. Con un hombre solo me aburro. Aunque dudo que te crean al principio, si mantienes la respuesta con firmeza, quien pregunta se sentirá con la duda de si dices la verdad o le estás insultando.
- No insultes mi inteligencia, por favor. Esa es mi favorita. Es la fórmula más elegante de reflejar la pregunta y ponerla frente al espejo del absurdo.
- ¿A ti qué te importa? La respuesta que todas hemos deseado dar al menos una vez en la vida.