Cristina Novoa lleva casi 25 años vistiendo espectáculos teatrales, primero musicales modernos y, los últimos 15 años, en el Teatro Real. La responsable de producción de vestuario nos cuenta todos los secretos, detrás del vestuario de una de las versiones más transgresoras de la vida de la santa más combativa.
PREGUNTA: Juana de Arco en la hoguera es una traslación muy moderna del mito, que se lleva a un futuro distópico.
RESPUESTA: Sí, es como muy apocalíptico todo: muy animal, muy orgánico, y todo el vestuario está muy ambientado, para que parezca que lo llevases puesto desde hace mucho tiempo y no te has aseado, no te has lavado...
Todo, muy oscuro y muy primitivo porque los personajes, más que seres humanos, parecen casi, casi bestias: no les importa su aspecto, el pelo grasiento, el cuerpo y la ropa muy sucios... Todo es así, muy tétrico, muy oscuro... Y con los genitales al aire, que son prótesis, evidentemente.
Pero el vestuario de Marion Cotillard es diferente, ¿no?
Marion Cotillard realmente es la única que no va sucia; bueno, ella y las santas y los ángeles también. Ella va muy impoluta desde el principio, luego acaba como acaba..., pero lleva una cosa muy actual, un pantalón, una camiseta y unas deportivas. Además va muy moderna.
En esta ocasión, el vestuario se ha hecho en Frankfurt, porque la ópera se estrenó allí...
Sí, es el procedimiento habitual: se confecciona donde se estrena y aquí se adapta porque los cantantes tampoco son los mismos. De hecho, el único personaje que lo ha hecho en Frankfurt y lo va a hacer aquí también es el personaje del asno, que es un actor solista, que ya lo ha hecho allí.
El resto de la gente es toda nueva. Tanto solistas como coro (el coro es el nuestro, obviamente). Pero se ha tenido que probar y adaptar absolutamente todo el vestuario a las 80 personas del coro, 18 actores, 30 niños de la Escolanía y todos los solistas, que son unos diez o doce más...
Esta ópera es muy especial: ¿puede ser uno de esos retos difíciles?
Cada producción es un reto nuevo. Las hay más fáciles y más difíciles. Y esta, especialmente, es bastante difícil porque tiene muchos cambios rápidos y tiene mucho vestuario.
No es un vestuario muy voluminoso, pero sí de mucha gente y de mucho movimiento: más de un centenar de personas, y una media de tres cambios cada uno. Son cambios muy facilitos, pero muy rápidos y el problema es que se cambian todos a la vez.
¿Cuánto tiempo tienen para cambiarse?
Muy poco: hay cambios que son de dos minutos, otros cambios de tres, hay cambios de segundos... Lo bueno de esta producción es que la ropa es muy sencillita, que no son trajes de época ni nada que, si no, yo no sé como lo haríamos. Pero que te vengan 80 de coro a cambiarse, todos a la vez, es para decir: 'Dios mío'.
Cuando tienen que confeccionar el vestuario y no adaptar el de otro teatro, ¿cómo es el sistema de trabajo?
El figurinista es el que lo concibe todo y luego se reúne con nosotros y nos da sus ideas y sus pautas: 'quiero el vestuario de esta manera, quiero estos tejidos, quiero estos colores, quiero estas formas'. Y ya con ello, nos ponemos a trabajar en equipo.
¿Siempre se confecciona todo aquí o alquilan cosas a Cornejo?
Sí, aquí veces se alquilan cosas a Cornejo. No siempre, porque aquí se confecciona mucho, pero a veces hay que pedir ayuda externa porque, si no, no llegamos. Claro, todo depende del volumen de vestuario que haya. Muchas veces tiramos también de cosas nuestras de almacén que podemos reciclar, tunear, etc.. y también podemos comprar.
Pero, como en este caso, cuando es una coproducción que ya se ha estrenado en otro sitio y el vestuario nos llega hecho, tenemos un dossier, que nos han enviado de Frankfurt, y con eso vamos documentándonos y enterándonos de qué va la cosa.
Y, una vez que ya han hecho el vestuario, ¿cuánta gente del equipo es necesaria para ayudar, cuando los actores entran y salen del escenario? ¿Cuánta gente hay backstage que no vemos?
Mucha, mucha gente, pero más o menos depende de la producción. En esta de Juana de Arco en concreto, casi todo el personal de sastrería, es decir, entre eventuales y fijos, somos unas 40 personas. Pero en otras producciones, pues no hace falta tanta gente ayudando abajo.
¿Cuánto trabajo hay detrás que no vemos?
Pues muchísimo trabajo. Es mucho más complejo de lo que parece. Por eso esto, o te gusta mucho o no aguantas el ritmo.
Es una profesión muy vocacional.
Sí, porque es muy esclava también. Y durante el montaje, casi no tienes vida.
¿Permite conciliar?
La gente que tiene familia, que tiene hijos que cuidar... se procura que no venga a trabajar en días de descanso o no tenga que echar horas. Pero la mayoría de la gente se adapta, porque es muy vocacional y se entrega. También tenemos un equipo súper bueno en este teatro, tengo que decirlo porque da gusto.
Sí, creo que no tenemos nada que envidiar a otros teatros internacionales...
Yo pienso que no, que no tenemos nada que envidiar. Aquí hay muy buen nivel también y muy buena gente, muy buenos profesionales.
Y más de una vez os han felicitado cuando habéis hecho nosotros el vestuario y lo hemos mandado a Nueva York o a algún otro sitio...
Sí, sí.
Y además, cuando vienen los artistas, se van encantados por el trato recibido.
Sí. Nos dicen que aquí es como más cálido todo, que en otros sitios son muy profesionales, pero a lo mejor más fríos. Y aquí el trato con la gente es un poco más cálido, más de de acogerlos, porque viene gente que está viajando por el mundo, medio año lejos de la familia y aquí a lo mejor no conocen a nadie y tú te pones en su piel y piensas, pues 'pobrecitos' e intentas ayudar en lo que puedas.
Somos sastres y un poco psicólogos también, y las de caracterización igual, porque somos los que más estamos en contacto con ellos.
Caracterización es maquillaje ¿verdad?
Sí, maquillaje y peluquería.
¿Recuerda alguna anécdota graciosa, divertida, de este trabajo?
¡Me han pasado muchas cosas, tengo muchas anécdotas! Lo más divertido suelen ser los cambios rápidos, que vas muy deprisa, tan deprisa que a lo mejor vas a poner un zapato y les pones los zapatos cambiados sin darte cuenta.
Me acuerdo que, hace ya muchos años, yo me tenía que ocupar de los zapatos, porque esto se hace entre varias personas. Y había una solista que tenía que bailar en escena y yo, sin querer, en un cambio rápido, le puse los zapatos cambiados y eran de tacón. Y ella salió así bailando y cuando volvió dijo: 'me duelen muchos los pies'.
Cosas así nos pasan de vez en cuando: que se te olvida cerrar una cremallera o que, mientras los vistes a la vez que los acompañas hasta el escenario, a veces vamos tan deprisa que casi casi salimos nosotros a escena.
¿Cómo se apañan para hablar con solistas de países que lo mejor no hablan tan bien inglés?
Bueno, normalmente todo el mundo habla inglés, pero aquí en el equipo siempre hay alguien que habla algun idioma diferente. Aquí hablamos todos de todo y si no, por señas, siempre nos acabamos entendiendo.
¿Y choque cultural con alguno de los intérpretes que haya venido de otra cultura muy diferente?
Como ya tenemos muchas tablas, ya sabemos quién nos da más cancha y podemos tratarle con más familiaridad y a quién tenemos que dejar más a su aire.
¿Sigue habiendo muchas estrellas en el mundo de la ópera?
La verdad es que divos hay muy pocos, no sé, la gente es muy normal, por regla general. O sea, no viene gente caprichosa como antaño, que te piden cosas raras. La mayoría de la gente es muy, muy normal.
O sea que los cantantes de ópera del siglo 21 no son tan divos como antes.
No. Yo creo que alguno hay, pero en general son muy accesibles todos, muy majos.
Una ópera une la música, la interpretación por el cantante y la orquesta de la partitura, tiene la decoración, la escenografía, ¿Qué valor le daría al vestuario?
Todo cuenta, pero el vestuario ayuda a que esa persona entre en el personaje, ayuda a la composición del personaje. Por eso es muy importante que el vestuario esté muy bien hecho, que no se sienten disfrazados, sino que se sientan que cambian de personalidad.
Si el vestuario es un disfraz, no vale. El vestuario, la caracterización, la escenografía, todo cuenta porque está todo interconectado.
¿Qué le diría a alguien que está pensando en dedicarse a esto?
Pues que no se lo piense dos veces, que es un trabajo muy bonito. Te tienes que entregar mucho. Tienes que tener en cuenta que tienes que trabajar en días de fiesta, en fines de semana (en fin, que luego eso se cambia por otros días), pero que realmente es muy satisfactorio.
Cuando tú ya montas la ópera y ves que sale adelante y que tiene éxito, pues el éxito también nos toca un poquito a nosotros también, ¿no? Entonces es muy satisfactorio, aparte de que conoces a gente de todas partes del mundo.
Pues eso, que se animen, que hay relevo, que hay gente joven que está interesada. Ahora mismo tenemos a cuatro o cinco becarios que están encantadísimos. El otro día ya se marchaba uno llorando. Y yo le dije: 'Ya volverás'.
La importancia del maquillaje y la peluquería en la ópera
El jefe del departamento de Vestuario y Caracterización de Teatro Real, Ovidio Ceñera, confirma a MagasIN la importancia del maquillaje y la peluquería en la ópera en general, y en esta producción en particular.
"Es importantísimo en esta producción. Los actores llevan unas prótesis que simulan penes y vaginas y van medio desnudos. Pero lo importante fíjate no es eso, sino cómo llevan el pelo, la cara y el cuerpo de sucias, además de la ropa. Si no hubiera caracterización, no sería lo mismo", asegura.
Cada ópera es un mundo, ¿cómo se preparan?
Comienza con una primera reunión con el figurinista, que es como se llama en el mundo de la ópera al diseñador. El figurínista trae el personaje en su cabeza o en papel o en fotografía y me cuenta de qué va a ir la ópera. Después decido qué responsable del teatro va a llevar esa ópera, siguiendo criterios de idioma o bien por las características del espectáculo y luego lo transmito a todo el equipo.
Con Juana de Arco, lo primero que hicimos fue pensar cómo hacíamos las prótesis de los penes, cómo se picaba el pelo en las prótesis y cómo las maquillábamos, de tal manera que todo pareciera 'asqueroso', que de eso se trata en este caso.
El Teatro Real es toda una institución en caracterización….
El Teatro Real es el único en España o por lo menos ha sido el primero, en el que se han unificado tres profesiones: la de peluquería, la de maquillaje y la de posticería. (Posiblemente ahora el Palau de las Arts de Valencia esté funcionando ahora igual que nosotros).
No te digo que hagamos todas las pelucas, porque ahora hay tanta variedad en el mercado y tan barato, que no nos interesa hacerlas. Aunque hubo un tiempo que aquí se hacían absolutamente todas. Pero sí que las transformamos y dependiendo de las necesidades, las hacemos.
Todos los que están trabajando aquí en caracterización, 16 personas más el refuerzo, saben tanto de peluquería como de maquillaje, como de posticería y en otros teatros no. Ya no te digo poner una “calota” que es una cabeza calva o prótesis como un pómulo, una oreja o una barbilla…
Sin embargo, aquí todo el mundo lo sabe hacer a distintos niveles, claro. Lo que si que hay es una falta enorme de peluqueras de teatro.
¿Cuántas pelucas lleva esta producción?
En esta Juana de Arco, todo el mundo lleva peluca. Solamente en el coro hay 80 pelucas más las de los actores y los solistas.
En principio, no era necesario que llevaran peluca, pero tenemos que echarles tanta ‘basura’ en el pelo, que por hacerles un favor, les hemos puesto peluca a todos y porque para nosotros también es más fácil.
¿Qué es más complicado en esta obra, el maquillaje o la peluquería?
En esta obra va todo muy unido. Hay personajes como ‘las albinas’, que llevan unas pelucas muy largas, un rubio casi platino y van maquilladas muy pálidas, pero el resto son cabellos completamente sucios, con la cara, el cuerpo y la ropa totalmente embarrada.
¿Qué utilizan para crear este maquillaje?
Estamos utilizando maquillajes que nos sobraron de hacer la producción de Aida. Todos son maquillajes hipoalergénicos y maquillajes al agua.
Durante el Covid, aplicaron mucha seguridad e higiene.
Ahora ya no hay ningún tipo de restricción en el teatro. Pero seguimos utilizando los kits personales para cada actor.
¿Cómo es el maquillaje de Marion Cotillard?
Es un maquillaje muy sencillo, sin ninguna complicación. Marion lleva una peluca de pelo corto como Juana de Arco, y hay que prepararle el cabello porque ella tiene el pelo largo y muy fino. Luego hay un momento en la escena que le llenan la cara de sangre y en la camiseta le pintan la palabra 'puta'. Su vestuario se reduce a una camiseta de tirantes blanca y un pantalón vaquero, todo muy fácil.
Es verdad que ella no nos está generando ningún problema, al revés. Como anécdota, te diré que nos ha pedido que en la hebilla del pantalón no se vea Zara porque ella es imagen de Chanel.
¿Ha descubierto algo que no sabía en esta producción?
En todas. Considero que lo primero que hay que hacer cuando te enfrentas a una producción es respetar el texto. En la primera reunión con el figurinista de esta ópera, me preguntó: ¿Qué te parece?, ¿has visto las fotos? Y le dije: Las imágenes me parecen vomitivas y asquerosas.
Y él me contestó: ¡Ya, pero eso es lo que pretendemos!
Yo creo que por el Teatro Real tienen que pasar este tipo de cosas. Por aquí hemos hecho otras producciones como ésta. Recuerdo una “Carmen” que era de Calixto Bieito y me dijeron que algunas escenas las iban a suavizar.
Yo les dije que no hay que suavizar nada. Si hay que escandalizar es porque es lo que hay que hacer. Si traes a una señora que la violan y después la cuelgan en el mástil de una bandera, no suavices nada... Y ahora con esto igual, no hay que suavizar nada. Se trata de La Fura dels Baus.