Han pasado 69 años. El 24 de junio de 1953 en Martin´s Tavern (La taberna de Martín), el restaurante más antiguo de Georgetown, el entonces senador John Fidgerald Kennedy, de 36 años, proponía matrimonio a la joven Jaqueline Lee Bouvier, de 23 años. Se casaron apenas dos meses y medio después.
No fue una petición de matrimonio muy romántica ni original. Tuvo lugar en una taberna, abierta en 1933, al terminar la famosa prohibición de vender alcohol conocida como la "ley seca". Desde entonces, fue punto de encuentro de congresistas, senadores, miembros del gobierno...
Era uno de los lugares favoritos de JFK, que vivía a tan solo unas manzanas del local por aquel entonces. Y sus propietarios (cuarta generación de la misma familia) presumen orgullosos de que todos los presidentes de Estados Unidos han pasado por allí.
Paredes, bancos y mesas de madera, lámparas de cristal, fotografías y unas placas de metal que recuerdan los ilustres invitados que, una vez, allí se sentaron. Una plaquita en la Mesa #3 reza The Proposal Booth, aquella en la que Jack (como era conocido por su familia) se declaró a Jackie.
En el restaurante siempre suena música de Sinatra sin parar: Under my skin, Strangers in the night y My way... En la taberna, (irlandesa como la familia maternal de Jackie) solo canta Frankie. “Me las sé todas de memoria”, dice a MagasIn una de las camareras de origen mejicano.
“Nunca sabes quién puede aparecer por esa puerta”, explica, contándonos que sirve mesas a muchos políticos y personas ilustres del mundo de la cultura. “Los grandes del cine han pasado todos por aquí”, y pareciera que Kevin Spacey, uno de los asiduos, se deslizara a nuestro lado subiendo por la empinada y angosta escalera que conduce a los baños.
The Proposal Booth, aquella en la que Jack (como era conocido por su familia) le pidió matrimonio a Jackie, es una mesa para cuatro comensales. A la derecha se encuentra la esquina en la que John se sentaba cuando iba solo a la taberna, todos los domingos, una rutina que repitió para escribir su discurso de investidura cuando, años después, fue elegido presidente.
La mesa en la que JFK escribió el discurso de inauguración de su mandato como 35º presidente de los Estados Unidos, solamente tiene una interpuesta con la otra en la que se declaró. En aquella tienen cabida dos personas, sentados el uno junto al otro como si viajaran en un tren o estuvieran sentados en el viejo pupitre de un colegio antiguo, viejo, tanto como lo es la taberna.
Es un lugar emblemático, un pub histórico en la ciudad, el más antiguo propiedad de una familia en Washington... Y en ese rincón para el que hay que reservar con mucha antelación han cenado varias generaciones de los Kennedy.
Por eso, se ha convertido también en lugar de peregrinación para dos tipos de 'turistas' muy distintos, los fanáticos de la política, y los románticos que quieren conocer el escenario en el que comenzó una de las historias de amor más famosas del mundo.
“Después de que el senador le propuso matrimonio, y ella aceptó, la noticia corrió por el restaurante… En retrospectiva, fue muy divertido presenciar una parte de la historia”, contó el embajador Marion “Joe” Smoak, que fue testigo de aquel momento, hace 69 años.
Para la cena, no sabemos si tomarían New England Clam Chowder, French Onion Soup, Cesar Salad o cualquier otro de los platos que llevan ofreciendo desde hace años. Tampoco consta con qué palabras se lo pididó, pero de un hombre con su elocuencia podemos imaginar que fue algo verdaderamente especial.
Como escribió en su discurso de investidura, pronunciado el 20 de enero de 1961: "No preguntes qué es lo que tu país puede hacer por ti; pregunta qué es lo que tú puedes hacer por tu país".
Sí sabemos que Jacqueline Bouvier (1929-1994) era una joven licenciada en Literatura Francesa que trabajaba como periodista que volvía de cubrir la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra para el diario Washington Times Herald.
También sabemos que frecuentaban los mismos círculos y que un amigo en común, el periodista Charles L. Bartlett, los presentó "formalmente" durante una cena, en mayo de 1952. Kennedy estaba entonces haciendo campaña para el Senado de los Estados Unidos pero, después de que él fuera elegido en noviembre, el flamante senador por Massachusetts decidió declararse.
Cuando Jackie dijo "sí" no podía saber que aquella proposición de matrimonio, la convertiría, años más tarde, en la primera dama más famosa de Estados Unidos, y eso que solo lo fue durante dos años (1961-63).
El compromiso fue anunciado oficialmente el 25 de junio de 1953, un año después de conocerse. Se casaron el 12 de septiembre de 1953, en la iglesia St. Mary en Newport (Rhode Island). Ambos pronunciaron el “sí, quiero” ante Richard Cushing, arzobispo de Boston.
La boda fue “el evento social de la temporada”: con más de mil invitados a la recepción celebrada en Hammersmith Farm. El vestido de novia, fue un diseño de Ann Lowe, que también realizó los de las damas de honor en su taller de Nueva York. Los recién casados fueron de luna de miel a Acapulco (México).
A su vuelta se instalaron en una casa en McLean (Virginia) y, detrás del glamour y de los focos, empezó una historia de amor y desamor: Jackie sufrió un aborto natural en 1955 y dio a luz a una hija muerta, a la que habían llamado Arabella, en 1956. En 1957 nació Caroline, y en 1960, John-John.
El 8 de noviembre de 1960, el demócrata John F. Kennedy derrotó al republicano Richard Nixon en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. En 1961 se convirtió, a los 43 años, en el presidente más joven de su país después de Theodor Roosvelt. Jackie, a sus 31 años, se convirtió en la tercera primera dama más joven de la historia.
Como pareja presidencial eran imbatibles, los Kennedy fueron muy diferentes de los Eisenhower más jóvenes y con un control de los medios de comunicación que Jackie ejerció con mano de hierro y guante de seda.
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Pero la pareja tuvo que superar la muerte del que hubiera sido su tercer hijo, así como los problemas de salud de JFK, que sufría la enfermedad de Addison y un crónico y a veces incapacitante dolor de espalda que le obligaba a tomar calmantes. Jackie, a su vez sufrió con entereza las constantes infidelidades de su marido, entre otras, con la actriz Marilyn Monroe.
Oswald acabó definitivamente con ese Camelot fictio el 22 de noviembre de 1963, mientras viajaban en un coche descapotable en Dallas (Texas). JFK fue enterrado en un mausoleo del Cementerio Nacional de Arlington (Virginia), a las afueras de la capital estadounidense. Años más tarde se uniría a él el cuerpo de Jackie, que murió de cáncer el 19 de mayo de 1994, a los 64 años.
Sí podemos estar seguros de que, en 1953 no sonaban ni Strangers in the night, compuesta en 1966, ni My way, adaptada por Paul Anka en 1969. Pero sí pudo sonar Under My Skin, la canción compuesta por Cole Porter, en 1936, que Frankie Sinatra, alias Blue Eyes, hiciera popular años después.
I've got you deep in the heart of me
So deep in my heart, you're really a part of me
I've got you under my skin
I have tried so not to give in
I have said to myself, "This affair never gonna go so well"
But why should I try to resist when, baby, I know so well
That I've got you under my skin
For the sake of holding you near
In spite of a warning voice that comes in the night
And repeats and shouts in my ear
Use your mentality, wake up to reality"
But each time I do, just the thought of you
Makes me stop before I begin
'Cause I've got you under my skin.