Mira fijamente a la cámara sentada en el suelo. El pelo largo azabache brillante cayéndole como una cascada por la espalda. Lizzo está completamente desnuda en la portada de su tercer álbum Cuz I love You, publicado en 2019.
“Espejito, espejito en la pared…”, inicia Juice, una de las canciones más exitosas de ese álbum; más que a Blancanieves, recuerda que durante gran parte de su vida, la cual va por 34 años, esta artista fuera de serie evadió su reflejo ante el espejo. Lo que veía no le gustaba y tuvo que pasar mucho tiempo hasta que empezó a sentirse cómoda en su propia piel.
Por muchas razones hay mujeres que no entran en una talla 38, ni en una 36, ni mucho menos en la 34. Si tus carnes sobresalen, entras en la categoría de adiposa, gorda; te ven feo, a veces te ponen cara de asco, otras de lástima. En el peor de los casos, te hacen bullying. Por todo esto ha pasado Lizzo.
“Existimos, somos bellas y valemos. Esta es la batalla de las Big Grrrrrls”. Alargando la erre y omitiendo la “i”, Lizzo da el grito de guerra en el reality Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls (Amazon Prime), a través del cual emprendió el reclutamiento de bailarinas de “tallas grandes” para nutrir su cuadrilla.
Ninguna agencia especializada le pudo proporcionar lo que buscaba: bailarinas que se parecieran físicamente a ella. Esto era claramente un problema de representación.
Melissa Vivianne Jefferson, alias Lizzo, es una mujer negra y gorda, y es una estrella de la música en EEUU, ícono del fashion y de la imagen real. Canta, rapea, compone, baila y se rinde al poder del twerking. Formada en música clásica, virtuosa de la flauta traversa, ganadora de tres Grammys en 2020, desde que irrumpiera en el panorama musical estadounidense causó sensación no sólo por su música, sino también por las letras de sus canciones que hablan de feminismo, body positivity, empoderamiento y amor propio.
No, no es un sermón barato, es el producto de un largo proceso personal que aún sigue en desarrollo pese a la fuerza arrolladora que emana Lizzo.
Tal como le dijo a la revista People en marzo de este año, sin ningún rastro de modestia (porque en realidad no la necesita), “antes de Lizzo, no existía ninguna Lizzo”. No en vano la habían elegido como una de las mujeres que está cambiando el mundo.
El poder de las Big Grrrls
Sobre el escenario, Lizzo lo da todo. Sin embargo, ya en el primer episodio de Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls cuenta que aún ella y su equipo se ven en la tesitura de lidiar con varios prejuicios, con esquemas de pensamiento que definitivamente hay que erradicar. Las gordas también bailan, tienen energía y flexibilidad, dice la también productora ejecutiva mirando desafiante a la cámara.
“Solía pensar que no merecía convertirme en una artista, ni estar en un escenario”, confiesa Lizzo en uno de los ocho episodios de la serie, dejando claro que tuvo que romper con esa “mierda que me metieron en la cabeza”, lo cual significó su liberación.
Empecemos por advertir que éste es un reality show bastante atípico. Diez chicas escogidas entre miles que atendieron al llamado de Lizzo, podrían acompañarla en su actuación en el Bonnaroo Music and Arts Festival de 2021, que sería en menos de un mes desde el inicio de la serie. Quizás también pudiesen (algunas o todas) pasar a formar parte del cuerpo de baile para la gira de 2022.
En Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls no se elimina ni se aniquila a las concursantes con críticas. Las chicas se sometieron a un entrenamiento, tanto físico como mental, que las llevó a desarrollarse, a florecer y a mostrar si poseían las cualidades de Big Grrrl, listas para montarse en un escenario para bailar las canciones de Lizzo, pero también para demostrar que eran capaces de reforzar la sororidad en ese colectivo.
Fueron unos días muy intensos para Arianna, Isabel, Kiara, Asia, Sydney, Jasmine, Moesha, Ashley, Charity y Jayla (mujer trans), acuarteladas en una mansión en Los Ángeles. El equipo de Lizzo participó activamente en los diferentes desafíos que le propusieron a las chicas, desde aprender coreografías en un tiempo limitado, incrementar la resistencia física, pero también trabajar en grupos hasta explorar su sexualidad y sensualidad (sin ser objetos sexuales).
Aunque diversas entre sí, las historias personales de las Big Grrrls están interconectadas, atravesadas por inseguridades y miedos, por el desprecio hacia su físico, por desórdenes alimenticios, por falta de referentes y de oportunidades. También por la vergüenza, algunas por ser muy oscuras, otras por no sentirse capaces de sobreponerse a tabúes sociales.
En este reality abundan las bitchs (en el buen sentido que le da Lizzo), los tacos, las mamas, las emociones, las risas y los llantos. Con humor, honestidad y respeto, Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls pone en evidencia lo que conocemos de sobra: la invisibilidad de las mujeres gordas en la sociedad, la falta de representación, la discriminación, la humillación, la de-sexualización, el rechazo que enfrentan a diario.
Aunque predomina un ambiente de alegría y mucha actitud positiva, hasta la misma Lizzo da muestras de que se enfrenta a recaídas. El tercer episodio, cuando da la primicia a las chicas de su nuevo sencillo Rumors (publicado en 2021 junto a Cardi B), es más que revelador.
Haters y cultura del odio
"Spending all your time tryna break a woman down/ Realer shit is going on, baby, take a look around/ If you thought that I was ratchet with my ass haging out / Just wait until the summer when they let me out the house, bitch / Sick of rumors/ But haters do what they do".
Después de cantar y bailar con las concursantes, se dirige a ellas, les habla del cariño que ha recibido, pero también del aborrecimiento del que ha sido objeto, bien por su físico o por su música.
“No quieren que las Big Grrrls seamos sexys, ni felices, por eso este show es muy importante para mí”, Lizzo se quiebra, “es muy duro quererse en un mundo que no muestra amor hacia ti”.
“Necesitáis entender que el sentirse bellas y sexys viene desde dentro. Al estar en el escenario vais a ser la inspiración para muchas personas, pero sobre todo vais a callar a los jodidos haters”. Todas saben perfectamente de lo que habla Lizzo, a ellas también las han despreciado, lo que no sabían en ese momento es que horas antes la cantante había sido nuevamente blanco de una campaña de odio.
Bonita de cara, pero no de cuerpo
Si has llegado hasta aquí ya estarás pensando que Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls es una alabanza a la obesidad. Lamento confirmarte que te equivocas.
Lizzo, como muchas mujeres, siempre han escuchado eso de “bonita de cara, pero necesitas trabajar tu cuerpo”. “¡Una gran tontería!”, es categórica y propone sobreponerse a esa frase y a afirmaciones similares que hunden la autoestima y te encierran en una suerte de torre de la vergüenza.
Esto remite al inicio de su canción My Skin (Mi piel):
"Learning to love yourself and like learning to love your body is like that whole/ Journey that I feel like every person/ But more specifically women, have to go through/ And kinda seal the last chapter of the “learning to love” and just loving"
Piensas que si no entras en los pantalones de pitillo de moda (aunque ponga bien claro que es tu talla), ya eres una curvy o una talla-grande. El entorno tampoco ayuda mucho, nunca ha ayudado, para ser exacta, lo cual perpetúa el sentimiento de no sentirte jamás cómoda contigo misma, con el único cuerpo que tienes a disposición en esta vida.
Por eso lo sometes a la idiota dieta de la piña, del aguacate o de batidos químicos que sustituyen las comidas y que te llevan al borde de la bulimia y la anorexia, absolutas plagas en materia de salud.
Las palabras de Sydney, una de las Big Grrrls que sufrió desórdenes alimenticios y serios problemas de peso, resuenan cuando habla de la importancia de la visibilidad de todos estos temas porque “a mujeres como nosotras nos suelen poner en situaciones incómodas, negativas e hirientes”.
Y deposita las esperanzas en la próxima generación que “va a crecer sin preocuparse de cosas por las cuales nosotras tuvimos que preocuparnos”.
Lizzo’s Watch Out for the Big Grrrls es una divina rareza en el panorama de realities, pero también es una muestra de cómo nos podemos sobreponer a las inseguridades que sentimos en relación a nuestro cuerpo, independientemente de las dimensiones, de la edad y del color de nuestra piel, ¡Bitch!