Miles de clérigos, ancianos y líderes étnicos talibanes se reunieron esta semana en Kabul para debatir los próximos pasos tras la toma de Afganistán el pasado agosto. La cumbre, que concluyó ayer sábado 2 de julio, y a la que asistieron más de 4.000 hombres –y en la que no hubo presencia femenina–, finalizó con una petición a la comunidad internacional: que reconozcan formalmente al nuevo su Administración.
"Pedimos a los países de la región y del mundo, especialmente a los musulmanes, que reconozcan el Emirato Islámico de Afganistán y que levanten las sanciones, descongelen los fondos del banco central y apoyen el desarrollo de nuestro país", dijeron en un comunicado los líderes reunidos en Kabul.
Y es que casi un año después de que las milicias talibanas derrocaran al Gobierno afgano por la fuerza, ningún país ha reconocido su legitimidad. Desde entonces, además, la economía del país se ha hundido, especialmente después de que los países occidentales retirara la ayuda económica e impusieran estrictas sanciones al nuevo gobierno.
El motivo no es otro que las violaciones sistemáticas de derechos humanos, especialmente los de las mujeres. En este sentido, como recoge Reuters, los derechos de las mujeres pasaron sin pena ni gloria por la reunión de talibanes de este fin de semana. Es más, la agencia de noticias asegura que no hizo mención alguna a la que es una de las mayores preocupaciones de los gobiernos internacionales y de las oenegés: la reapertura de las escuelas e institutos para niñas.
Sin escuelas para niñas
El pasado marzo, los talibanes incumplieron su promesa de reabrir los institutos para las jóvenes afganas. Decisión que ha provocado el descontento internacional. Algo que, aunque prácticamente haya pasado desapercibido, sí se comentó durante la cumbre de este fin de semana.
En uno de las retransmisiones de la televisión afgana Tolo, un pequeño número de participantes puso tímidamente sobre la mesa la educación de mujeres y niñas. Entre ellos se encontraba, según cuenta Reuters, el ministro del Interior del país, Sirajuddin Haqqani, quien reconoció que el mundo ha demandado un gobierno y una educación más inclusivos. Esto, dijo, "lleva tiempo".
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Heather Barr, directora de Derechos de las Mujeres de la ONG Human Rights Watch, aseguró, en declaraciones al diario británico The Guardian, que "no podemos alegrarnos mucho con las vagas referencias a la educación y a los derechos de las mujeres que se hicieron durante la gran reunión de talibanes". Y recordó que ya han "roto sus promesas antes".
Por eso, hizo hincapié en la necesidad de que la comunidad internacional responda a "este apartheid de género de manera mucho más tangible" y afirmó que la "preocupación" ya no sirve de nada. "Hay que aislar a los talibanes para siempre".
Por su parte, el líder supremo talibán, Haibatullah Akhundzada, dejó claro que "los extranjeros no son nadie para dar órdenes", especialmente en lo que a la educación se refiere. Akhundzada rompió su aislamiento en Kandahar, al sur del país, para acudir a la convención de talibanes en Kabul.
La reunión concluyó con un comunicado que asegura que la defensa del Emirato Islámico es "obligatorio" y que Estado Islámico (Daesh), el grupo terrorista que supuestamente está detrás de varios ataques en el país, es "ilegal".
Akhundzada recordó que los talibanes afganos no interferirán en los "asuntos de los países vecinos". Y, por tanto, pidió a estos que "no interfieran en los asuntos de Afganistán". Claramente haciendo alusión a las violaciones de derechos humanos y a la situación de las mujeres.
"La mayor erosión en décadas"
La alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos, Michelle Bachelet, urgió a los líderes talibanes a que respeten los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán. Pues, puntualizó, "se enfrenta a la mayor erosión en décadas".
Durante su intervención en Ginebra el pasado 1 de julio, paralela a la convención de clérigos afganos, Bachelet recordó que las mujeres del país se enfrentan a las hambrunas, la violencia doméstica, el desempleo, las restricciones de movimiento y vestimenta, y la falta de acceso a la educación. 1,2 millones de niñas se encuentran, en estos momentos, fuera del sistema educativo afgano.
Bachelet insistió en que algunas de estas problemáticas preceden al asalto al poder de los talibanes el pasado agosto. Sin embargo, "en aquel momento se estaba avanzando para solucionarlas, había mejoras y esperanza", dijo. Por el contrario, los talibanes han devuelto a las mujeres y a las niñas a las horas más oscuras de la historia. "El retroceso en sus derechos ha sido rápido y significante. Su futuro es ahora más incierto, a no ser que haya cambios rápidos".
Promesas incumplidas
Según informa Reuters, durante la visita a Kabul del pasado marzo de Bachelet, las autoridades afganas se comprometieron a "honrar sus obligaciones para con los derechos humanos, siempre y cuando fueran acordes con la sharia". La alta comisionada recriminó, durante aquel viaje, la progresiva exclusión de las mujeres de la vida pública. E instó a los talibanes a reabrir sin dilación las escuelas para las niñas y eliminar las restricciones de vestimenta y movimiento para las mujeres.
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Por su parte, el enviado especial de la ONU sobre derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett, criticó el aumento de matrimonios infantiles y las restricciones impuestas a las mujeres.
"A pesar de que los talibanes aseguraron públicamente que iban a respetar los derechos de las mujeres, están restituyendo, paso a paso, todas las medidas discriminatorias del pasado. En de una misoginia y opresión sin precedentes", avisó el pasado viernes 1.
Y recordó que en su última visita al país asiático, en mayo de este año, los portavoces talibanes negaron y minimizaron su preocupación por los derechos humanos.