Diana Krall, la diva del jazz del siglo XXI, ha puesto un aterciopelado broche final a la edición 2022 de los conciertos de las Noches del Botánico en Madrid con un lleno hasta la bandera.
[Patti Smith conquista al público madrileño con poesía y un enérgico canto a la vida]
La cantante y pianista canadiense fue capaz de combatir el calor de la noche del último día del mes de julio con su particular estilo entre el susurro y el suspiro.
La audiencia entregada se dejó llevar entre melodías clásicas y medidas improvisaciones durante dos horas de puro jazz.
No transitó los esperados pasajes, tal vez más comerciales, como su particular versión de The girl (boy) from Ipanema o el Fly me to the moon, ni quiso descolgarse con un posible guiño de su particular versión de Bésame mucho, pero sí quiso dejar pequeñas concesiones de otros grandes como Cole Porter, George Gershwin, Nat King Cole o Irving Berlin.
Krall es una figura singular, con un estilo muy personal, que cede durante buena parte del concierto el protagonismo a sus músicos. Especialmente al brillante guitarrista Anthony Wilson, aunque no le van a la zaga Karriem Riggins, a la batería, o el contrabajo Robert Hurst.
La cantante pasa notorios periodos de deleite disfrutando como una más del impecable sonido de su banda, sin posar las manos sobre las teclas, ni esbozar un verso con su susurrante voz de contralto.
Eso sí, cuando llega el momento, despliega sus dedos sobre el omnipresente piano de cola que domina el escenario, para dejar sutiles secuencias de notas que tintinean entre los árboles del Botánico.
Muy probablemente, parte de la audiencia esperaba que la diva dejara caer alguno de los temas que han impulsado las bandas sonoras de series como Sex and the City o películas como The Score u Otoño en Nueva York, pero la artista se encuentra en un momento de su carrera en el que cualquier tema que interprete es un acierto.
17 millones de copias vendidas
Diana Jean Krall, pareja del también músico Elvis Costello, ha vendido la friolera de más de 17 millones de discos en formato físico y digital.
Es la artista del género que más ha vendido en la última década del siglo XX y también en las dos primeras del XXI. Ha ganado tres premios Grammy, ha conseguido nueve discos de oro, tres de platino y siete multi-platino.
Todo este éxito es el desenlace lógico a una infancia en Canadá marcada por una abuela, reconocida cantante de jazz, y unos padres pianistas que sin saberlo fueron tejiendo los primeros mimbres para que la pequeña Diana, ya desde los cuatro años quisiera sacar música del imponente instrumento.
Lo de cantar vendría después tras escuchar a sus admiradas Roberta Flack o Nina Simone. Otro gran impulso en su formación, lo consiguió a los diecisiete años tras ganar una beca para estudiar en la prestigiosa Berklee College of Music de Boston. Después llegó su descubrimiento por parte del bajista Ray Brown, el que fuera marido de Ella Fitzgerald, que dirigió su carrera hasta su fallecimiento en 2004.
El último concierto de las Noches del Botánico de Madrid no podía ser mejor. Una plaza abarrotada, con un público entregado, un sonido brillante y minimalista, y la magia de unos artistas que viven para su música.
La gran diva del jazz de nuestro tiempo evidenciaba el disfrute que le suponía una noche plagada de buenas vibraciones. Y como marco sonoro un amplio despliegue de temas de su último disco This dream of you en el que se intercalan otras composiciones muy bien traídas para un repertorio cada vez más personal.
Como colofón un bis doble y de nuevo sobria despedida en el centro del escenario con sus tres brillantes músicos.
La noche del 31 de julio de 2022, un susurro atenuó los calores infernales de la gran ciudad, con un soplo de aire fresco inspirador, plagado de emotivas notas al ritmo de los dedos de la más grande del jazz de nuestro tiempo.