Ser madre de familia numerosa vuelve a ser motivo de honor y, sobre todo, de gratificación económica en Rusia. El presidente Vladímir Putin ha restablecido a nivel nacional el premio “Madre Heroína”. El título originario de la era soviética se concede a todas aquellas mujeres que tienen diez o más hijos.
Esta medida ha surgido para combatir la crítica crisis demográfica a la que se enfrenta Rusia, la cual ha empeorado considerablemente tras la pérdida de decenas de miles de jóvenes rusos por la guerra en Ucrania desde que Putin ordenó la invasión en febrero.
Según ha adelantado The Times, las mujeres recibirán “un pago único de un millón de rublos (13.500 libras esterlinas) después de que su décimo hijo haya cumplido un año, con la condición de que los otros nueve niños sigan vivos”. Además, recibirán la clásica medalla de oro con la bandera rusa y el escudo de armas del país por ayudar a proteger su patria.
[Mujer, hijas, amantes: todas las mujeres en la vida de Vladímir Putin]
Joseph Stalin fue el creador original de este título honorífico en 1944 cuando también tuvo que hacer frente a una gran pérdida de su población durante la Segunda Guerra Mundial, o como la URSS lo llamaba: la Gran Guerra Patria. El Decreto de la Presidencia del Soviet Supremo se mantuvo hasta 1991 con la caída de la Unión Soviética.
Sin embargo, el premio benefició a más de 400.000 mujeres en el país antes de su disolución. Las Madres Heroínas, al colocar su insignia en el lado izquierdo del pecho, adquirían el derecho a numerosos privilegios, como la pensión de retiro, el pago de las tasas de los servicios públicos y suplementos de comida.
La medida recuerda a la época franquista en España. Franco, en el Día del Padre, entregaba un premio de 15.000 pesetas para el matrimonio español con más hijos y otro con una cantidad similar el que conservase mayor número de hijos vivos.
Ahora es Putin el que restablece este premio, ya que, según ha declarado: “Como regla, realmente puedes confiar en aquellos que se criaron en una familia numerosa. No defraudarán a un amigo, a sus colegas o a su patria”, así lo recoge The Time.
Una idea que ha cosechado diversos críticos en el Kremlin, pues muchos lo ven como una estrategia pensada para incentivar la procreación de nuevos posibles soldados para el ejército y no precisamente para aumentar la decreciente natalidad rusa.
[La mujer más perseguida por el Kremlin, así sobrevive Lyubov Sobol]
De hecho, tan crítica es la situación demográfica rusa que el propio servicio estatal de estadísticas de Rusia ha advertido de que la población del país podría desplomarse de los 144 millones actuales a unos 132 millones en las próximas décadas. Incluso las Naciones Unidas han planteado el peor de los escenarios en el que las cifras podrían caer hasta 83 millones de ciudadanos rusos para 2100.
Pero si algo es a largo plazo, esos son los posibles planes de Putin con esta medida. Puesto que también se cree que el decreto forma parte de una propuesta política mucho más profunda y amplia centrada en promover los valores tradicionales rusos.
El mes pasado un grupo parlamentario con tendencias a favor del presidente ruso presentó una legislación cuyo objetivo principal consistía en la prohibición de debatir públicamente sobre un estilo de vida que no incluyese niños o tratase sobre la homosexualidad.
Para ellos, esta falta de tradicionalidad en las esferas públicas rusas es tan peligrosa para la el futuro de la nación con las drogas, el suicidio o el extremismo político.