Narciso Rodriguez lo ha vuelto a hacer. Este diseñador low profile, que prefiere trabajar backstage al brillo de los flashes y a quien no le gusta (como a otros colegas) hacer declaraciones polémicas ni mostrar modelos controvertidos sobre la pasarela, volvió a acaparar los titulares por haber sido el primer diseñador elegido por Zara para su primera colección cápsula.
El diseñador cubano-estadounidense nació en Newark (Nueva Jersey) en 1961, hijo único del estibador Narciso Rodríguez Sanchez y de Rawedia María Rodríguez. Narciso creció rodeado de la ‘extensa familia’ a la que pertenecen los emigrantes lejos de sus respectivos países. Una comunidad ruidosa y disfrutona, apegada a sus orígenes caribeños.
Su abuelo paterno era canario, por lo que la familia Rodríguez también frecuentaba a la numerosa comunidad española en Newark. Durante su etapa como director creativo del prêt-à-porter de Loewe (entre 1997 y 2001), visitó en muchas ocasiones Madrid, donde confesaba a los medios sentirse como en casa: “Mis padres tenían muchos amigos españoles y con ellos compartimos iglesia, tortillas de patata y vino, así que cuando llegué a España fue como volver a casa”.
[Zara vuelve a sorprender: lanza una colección cápsula con Narciso Rodríguez]
A sus padres no les agradó que su hijo, al terminar sus estudios en St. Cecilias High School, en 1979, entrara a estudiar en la prestigiosa Escuela Parsons de Nueva York, donde se han formado muchos de los grandes diseñadores de moda. Nada más terminar sus estudios, encontró trabajo en la firma de moda femenina Anna Klein, y más tarde se convirtió en diseñador de Calvin Klein, marca protagonista de la moda minimalista y unisex de la década de los 90.
Allí coincidió Carolyn Bessette, que trabajaba como publicista para Calvin Klein, iniciando una amistad tan intensa que, unos años más tarde, Rodriguez diseñó, en el máximo secreto, el vestido de novia para la boda de Carolyn con el soltero de oro de Estados Unidos, John John Kennedy, hijo del mítico JFK y Jackie Kennedy.
La boda se celebró el 21 de septiembre de 1996, de noche, para evitar que los paparazzis pudieran ‘robar’ imágenes desde un helicóptero. Solo asistieron 35 invitados, que habían recibido la invitación cinco días antes y no sabían los detalles.
En una única foto que dio la vuelta al mundo, los ya marido y mujer aparecen saliendo de la diminuta iglesia baptista de la remota Isla de Cumberland (Georgia).
El vestido de la novia era una creación de Narciso Rodriguez (que en aquella época trabajaba como director creativo para la firma italiana Cerruti en París), un desconocido fuera de la industria de la moda.
El diseño, un traje de blanco satén, de corte lencero, inspirado en las películas de los años 20 y 30, cambió para siempre el rumbo de la moda nupcial y presentó al mundo el estilo Narciso Rodriguez: femenino y sexy, pero siempre dentro de la comodidad, la sencillez y simplicidad.
Hoy está siempre en las listas de los vestidos de novia más icónicos del mundo. Se inspiraba en los diseños de la famosa diseñadora Madeleine Vionnet (inventora del corte al bies) cuyos diseños inspiraron a us vgez al diseañdor de vestuario Adrian, artífice de casi todo lo que llevaban las grandes divas de la época dorada de Hollywood, como Greta Garbo, Jean Harlow, Carole Lombard, Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalind Russell, Paulette Goddard, Joan Fontaine…
Estas últimas protagonizaron la película The Women (1939), a las órdenes de George Cukor, en cuyo remake de 2008 Narciso Rodriguez tuvo un importante ‘papel’. El diseñador fue el artífice de la colección que la actriz Meg Ryan, que interpretaba a la diseñadora Mary Haines, presenta como suya en la película, en la que aparecen también las actrices Annette Bening, Debra Messing, Jada Pinkett Smith y Eva Mendes.
El cine es otra de sus grandes pasiones. Hizo el vestuario de su amiga Sarah Jessica Parker en la película The Family Stone (2005) en español La joya de la familia.
Es amigo también de otras actrices como Claire Danes (a quien le diseñó el vestido de novia), Julianna Margulies, Rachel Weisz y Jessica Alba, que fue testigo de la boda del diseñador cuando, en junio de 2013 se casó con el ejecutivo Thomas Tolan, su pareja de durante años, con el que, desde 2017, es padre de mellizos.
La paternidad le hizo dar un vuelco a su vida profesional y desmarcarse del calendario tradicional de la moda, renunciando a presentar sus dos colecciones en la Semana de la Moda de Nueva York. "Cuando llegaron mis hijos decidí que no iba a pasar un verano delante de mi escritorio haciendo un desfile cuando tengo dos niños que se merecen estar en la playa", declaró a Vogue.
Echando la vista atrás en su biografía, en 1997 lanzó su propia marca y, hasta 2001, comenzó una etapa de trabajo frenético en la que compatibilizó su trabajo para Loewe con el lanzamiento de la firma que lleva su nombre. No es extraño que recuerde aquella agotadora época con sus luces y sus sombras. Pero de entonces le queda ese regusto español por el que, entre sus referentes, siempre nombra al gran Cristóbal Balenciaga.
En 2001 dejó la firma española y la vida a caballo entre dos continentes, y abrió su taller en Nueva York para centrarse únicamente en sus propias creaciones. Se convirtió en el primer diseñador que recibía el premio del Council of Fashion Designers of America al Diseñador del año en 2002 y 2003. Volvería a ser nominado en 2009.
En 2003 se embarcó también en la aventura de crear su primera fragancia femenina, a la que llamó For Her (Para Ella) y que recibió el premio British FiFi a la Mejor Nueva Fragancia ese año, el premio Fragancia del Año/Mujer Noveau Niche en 2004 y el premio FiFi a la fragancia más icónica de la última década en 2012.
Aunque fue un éxito rotundo, tendrían que pasar unos años para que el diseñador lanzara su primera masculina For Him (Para Él), en 2007, que también recibió el premio Grand Prix du Parfum de 2008 a la mejor fragancia masculina y al mejor diseño. Todos ellos superventas con un corazón de almizcle, sello emblemático de los perfumes de Narciso Rodriguez.
En 2009 lanzó Esencia, su tercera fragancia, y en 2014, el diseñador lanzó su nueva fragancia, NARCISO, que en un año va camino de convertirse en otro clásico icónico de la industria como las anteriores que, en tan solo una década, revolucionaron la industria de las fragancias y hoy son lo que se conoce como "clásicos modernos".
La revista Time lo nombró en 2005 uno de “los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos” y la comunidad latina lo tiene entre sus ídolos, por lo que ALMA (American Latino Media Arts Awards) le concedió en 2008 el reconocimiento Special Achievement in Fashion. Ese mismo año, la editorial Rizzoli publicaba Narciso Rodriguez, un libro dedicado al “rey del minimalismo”.
Ese fue sin duda, su año, porque su nueva subida a los cielos se produjo la noche del 4 de noviembre de 2008, cuando Michelle Obama escogió un vestido bicolor rojo y negro, tras la primera e histórica victoria de su marido en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos.
El propio Rodriguez recuerda ese momento como "emotivo y estimulante", y añadió que "ser parte de este momento memorable en la historia fue un gran honor". El diseñador fue de nuevo el elegido por la Primera Dama, en enero 2016, cuando pareció con un vestido color mostaza para asistir al último discurso sobre el Estado de la Unión que pronunció su marido como presidente de Estados Unidos.
El vestido fue doblemente noticia porque, antes de que Barak Obama hubiera terminado de hablar, se agotó en la tienda online de Neiman Marcus (su precio, unos 2.000 dólares).
En 2010, se estrenó un documental sobre su trabajo, The Day Before, en el que el director Loic Prigent sigue al diseñador durante 24 horas, mostrando el trabajo que hay antes de un desfile.
En 2012, El Museo del Barrio lo nombró uno de los cinco latinos más influyentes de Estados Unidos y le fue concedido el premio a la Excelencia en las Artes. No fue casualidad pues el diseñador siempre se ha distinguido por su relación con el arte, en todas sus manifestaciones, pero especialmente la danza: ha colaborado con los coreógrafos Christopher Wheeldon (en 2008) Jonah Bokaer (en 2010 y 2015) y Stephen Petronio (en 2014), para quienes diseñó el vestuario de sus espectáculos. Y colaboró con la artista Cindy Sherman en un proyecto para el Vogue USA.
Sus diseños han sido también expuestos como obras de arte en distintos museos: en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, en el Cooper Hewitt Design y en el Museum at Fashion Institute of Technology de Nueva York.
Solidario y comprometido, otra muestra de su trabajo se exhibió en San Juan (Puerto Rico) a beneficio de la asociación sin ánimo de lucro Alas a la Mujer, que apoya la educación de las mujeres.
El rey del minimalismo prefiere el término "purista" a "minimalista" y por eso no es de extrañar que mencione como maestros a Armani y Yohji Yamamoto, aunque sí resulta un poco más soprendente que añada nombres como Versace o Comme des Garçons, cuyo estilo se aleja más del suyo.
A pesar de haber vivido el nacimiento y pleno apogeo de la moda unisex, la tendencia athleisure (de la taquilla del gimnasio a las calles y las fiestas) y el reinado de dzapatillas deportivas y sudaderas, durante más de tres décadas, Narciso Rodríguez ha sido fiel a un estilo de mujer y de moda que ha cautivado a Marta Ortega: vestidos ajustados y faldas tubo que, sin embargo, dejan el cuerpo libre, pantalones de cintura alta y zapatos de tacón para una mujer que quiere moverse en libertad por su mundo.
Y, a pesar de haber tocado el cielo y haber encontrado su hueco en el Olimpo de los diseñadores míticos, conserva la humildad de aquel niño, hijo de inmigrantes cubanos que tenía que deletrear su apellido en el colegio y nunca perdió su cautivadora sonrisa: “Mi fuerza son mis telas, mis talleres, mis manos”.