Cualquiera pensaría que durante un periodo de vacas flacas, la inflación y la recesión obligaría a las personas a reducir los gastos y comprar alternativas más baratas o directamente evitar los gastos superfluos. Sin embargo, durante las épocas difíciles, la gente compra más pintalabios, entre otros cosméticos.
El concepto, conocido como Lipstick Index (índice de lápiz labial), fue formulado por primera vez en 2001 por Leonard Lauder, uno de los herederos de la empresa de cosméticos estadounidense Estée Lauder. Según señalaba, en las crisis económicas, había una correlación inversa entre las compras de cosméticos y la salud de la economía.
Con la recesión acaecida en el año 2000, las ventas aumentaron considerablemente. El fenómeno también se notó durante la Gran Depresión, cuando las ventas de maquillaje aumentaron entre 1929 y 1933. En todo caso, la base de esta teoría se situaba en que estos lujos eran más accesibles en comparación con los vestidos o los zapatos.
“En momentos en que los ingresos discrecionales son escasos y derrochar en bienes caros no esenciales no es una opción, comprar un pintalabios podría ser una forma de escapismo”, escribió en un artículo Natalia Bambiza, analista de la firma de investigación de mercado NPD Group. Añadió: “con un precio significativamente más bajo que los accesorios, la ropa o las joyas de diseñador, un lápiz labial ‘agradable de tener’ desempeña el papel de un lujo accesible”.
Sin embargo, esta teoría no tiene muchos seguidores en la actualidad, ya que ha sido refutada en diversas ocasiones, incluyendo el periodo de la pandemia. Así, ha habido momentos de recesiones en los cuales las mujeres han reducido la compra de artículos cosméticos, mientras que en periodos boyantes ha habido un aumento en la venta. El aumento que vio Lauder pudo ser quizás una simple casualidad.
El ‘índice de los perfumes’
En 2020, con el inicio de la pandemia y a pesar del consiguiente retroceso económico, los productos cosméticos redujeron notablemente sus ventas. La razón fundamental era que nuestras caras estaban cubiertas por la mascarilla todo el día y, por tanto, no había ningún motivo para llevar el labial puesto. Total, nadie lo vería.
Según reportó McKinsey & Company, la venta de cosméticos y pintalabios de Amazon en Estados Unidos cayeron un 15% con respecto al año anterior, en las cuatro semanas hasta el 11 de abril. Fue la caída más pronunciada en las ventas minoristas de cualquier segmento.
En cambio, con nuestras relaciones sociales limitadas al máximo, los nuevos pintalabios pasaron a ser los perfumes y colonias. Había nacido el nuevo índice de fragancia. Según indica Bambiza, la categoría de fragancias experimentó un crecimiento sin precedentes durante la pandemia.
El aumento de pintalabios, por tanto, no puede augurar un receso en la economía, aunque a veces sí que puede acertar. Los economistas han pronosticado una recesión para los próximos meses. Y según han mostrado los datos de NPD, los productos para labios, incluyendo artículos como pintalabios o brillo, han sido los productos de maquillaje con un mayor crecimiento entre enero y junio de este año, con un aumento de los ingresos del 28% en el segundo trimestre.
Dicho esto, el índice del pintalabios no es el único marcador económico basado en las ventas de un producto. Tampoco augura siempre una mala época económica, sino que también puede predecir un buen periodo.
Un ejemplo llamativo es el índice de la ropa interior masculina, por la cual cuando hay un crecimiento de las ventas de esta prenda, hay una buena perspectiva económica. Según contaba Alan Greenspan cuando era jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, que “cuando llegan los tiempos duros, los hombres suelen posponer la compra de este artículo”.