Si a menudo sientes que el peso de todas las responsabilidades que te rodean acaba cayendo sobre ti, al igual que la ansiedad, y aún así, no puedes evitar empeñarse en que todo esté siempre bajo tu control o pase por tus manos, es probable que te encuentres bajo un estado mental conocido como síndrome de Atlas.
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Un síndrome también común en mujeres, aunque alejado de otros más conocidos como el de la abeja reina o de la niña buena, que normalmente está asociado a esa conducta y pensamiento de creer y querer poder siempre con todo y en la que delegar no se convierte en una opción. Sujetos que pueden incluso llegar al límite de sus fuerzas y que desde la infancia no saben entender la vida de otra manera que no sea adquiriendo esos compromisos que exceden sus propios recursos.
Un síndrome unido a la mitología griega
Para hablar del síndrome de Atlas es necesario hablar también de la procedencia de su propio término. Un origen asociado a la mitología griega y, en concreto, a la historia del titán que osó enfrentarse al mismísimo Zeus. Como castigo a su osadía, Atlas fue desterrado y condenado a soportar sobre sus espaldas el peso de la bóveda celeste y por lo tanto el peso del mundo, para que la tierra y el cielo no se juntasen.
Una tarea ligada, por lo tanto, a una enorme responsabilidad y con un peso, esfuerzo y cansancio considerables. Remite a sentimientos de agotamiento y de superación de nuestros propios límites y recursos.
El miedo a delegar, uno de los principales obstáculos
Saber delegar cuando la situación o la responsabilidad supera nuestros límites es algo crucial, no solo para nuestro bienestar mental, sino también para poder enfocarnos al cien por cien en aquello que somos buenos y en lo que sabemos que podemos marcar la diferencia, al igual que en todo aquello que nos gusta y nos apasiona realmente.
Una delegación que por lo tanto puede convertirse en disfrute y en mejores resultados, asociado todo ello normalmente a un mayor éxito profesional, felicidad y bienestar. Estas son las principales razones por las que delegar y saber hacerlo en el momento oportuno es clave para una mejor calidad de vida, pero también para huir del síndrome de Atlas.
Los sujetos que padecen este síndrome, aún sabiendo que se encuentran al límite de sus fuerzas y que deberían plantearse esa sencilla acción de delegar, prefieren seguir responsabilizándose de tareas y adquiriendo compromisos que exceden sus recursos personales casi como una necesidad.
¿Por qué aparece el síndrome de Atlas?
Normalmente, este tipo de conductas y dinámicas asociadas al síndrome de Atlas suelen darse en personas que ya desde edades tempranas y desde la propia infancia tuvieron que enfrentarse y asumir tareas que no eran acordes a su edad. Cuidar de padres, abuelos, hermanos… todas ellas son tareas que podrían modificar desde niño la personalidad y la propia visión de uno mismo.
Personas que al fin y al cabo no pudieron vivir una auténtica infancia y a las que las responsabilidades excesivas les superaron ya desde la niñez, durante la cual tuvieron que llevar a cabo un papel más de adultos que de niños.
El síndrome de Atlas en las mujeres
3 de cada 4 mujeres sufren carga mental, aunque el 40% de ellas desconoce el concepto y el 45% nunca ha hablado con nadie de este asunto. Al menos esto es lo que revela una encuesta elaborada por la marca de productos para el hogar Procter & Gamble.
La principal razón de ello es que incluso hoy, aunque el 46% de las parejas creen que en el hogar comparten las labores, los resultados siguen indicando que las mujeres son las que continúan teniendo en su mayoría la mayor parte de las cargas.
Una carga de la gestión del hogar silenciosa y doblemente pesada que además de no reconocerse como debería en la sociedad, en la mayoría de los casos también tienen que compartir con las responsabilidades y la presión en el propio terreno laboral. Esta es una de las razones por las que el síndrome de Atlas afecta a menudo a una mayoría de población femenina.
¿Cómo superar el síndrome de Atlas?
Aunque una de las tareas más complicadas en estos casos puede que sea esa capacidad para saber delegar cuando se necesita, es importante que reparemos en que esa falsa idea de vincular la propia autoestima a cómo de productivos seamos no ayuda en nada a nuestra salud mental.
Esta es la principal razón por la que debemos intentar dejar atrás esa idea de que podemos con todo y tratar de empezar a vivir y disfrutar la vida afrontando solo aquello que esté dentro de nuestros límites mentales y físicos. Es momento por lo tanto de dejar atrás toda esa ansiedad y presión física y mental que diariamente hemos ido normalizando y que no debemos aceptar, pero también de pedir ayuda psicológica para conseguirlo si así lo necesitas.
No olvides nunca que la más importante de las tareas, es la de responsabilizarse de uno mismo.