Ejemplos de superación, figuras distinguidas de nuestra historia y grandes modelos para futuras generaciones: estas mujeres han cambiado las reglas . Sus vidas, marcadas por episodios de éxito y/o dolor, las han convertido en referentes, incluso en épocas de gran desigualdad.
Esta semana, para MagasIN, Eduardo López-Collazo, físico nuclear, doctor en Farmacia, investigador y divulgador científico , toma la palabra y nos desvela 10 de las mujeres que más han influido en su vida.
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Una bailarina y coreógrafa, Alicia Alonso
Alicia lo tenía todo, aparentemente, en su contra: mayor para comenzar a bailar, problemas de vista e insuficientes recursos financieros. A su favor, una predisposición inusual para la danza y una capacidad de trabajo titánica. Su carrera despuntó como en los cuentos: con una sustitución de última hora. Entonces, nació Gisselle.
Eso fue en Nueva York, ciudad donde brilló y forjó el estilo inconfundible de la Alonso. Luego vino su gran legado: el Ballet Nacional de Cuba. Alicia Alonso fue capaz de crear una escuela de danza clásica, reconocida por todo el planeta, en una isla del Mar Caribe, un lugar donde los tambores y la salsa retumban en cada esquina. Ella fue la culpable de que el ballet clásico sea tan popular en aquel país como lo puede ser el fútbol en otras latitudes.
Verla bailar ha sido un privilegio que retengo en mi memoria. Su Gisselle fue única, al igual que su Carmen y su Odette/Odile en El Lago de los Cisnes. El empeño, la excelencia y la profesionalidad que marcaron su carrera son una triada de referencia para cualquier persona con alguna vocación.
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Una científica, Marie Curie
El primer libro que leí cuando aún no superaba los siete años fue una biografía escrita para niños de Marie Curie, entonces el camino se iluminó. Ella es mi gran referente en la ciencia.
Marie Curie tuvo que abandonar su país natal, Polonia, para poder acceder a la universidad. En París se abrió paso con un francés deficiente, ya mayor para ser universitaria y unos más que menguados recursos económicos. Durante muchos inviernos usó el exiguo inmobiliario de su buhardilla para calentarse, mas el frío no impidió que fraguara el concepto de la radiactividad.
Fue la primera mujer en ganar un premio Nobel y una de las cuatro personas en la historia que lo han ganado dos veces. Una vez dijo: “Sé menos curioso acerca de las personas y más curioso acerca de las ideas” y con ello me quedo.
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Una pintora, Frida Kahlo
La descubrí gracias a Carpentier y su Consagración de la Primavera. En mi Jovellanos natal, alejado de todo centro cultural, me enamoré de sus autorretratos que se me antojaban renacentistas por mostrar las entrañas.
Muchos quisieron clasificarla como surrealista, pero Frida sabía que aquellos cuadros eran SU realidad: una vida definida por 32 operaciones quirúrgicas y largas temporadas postrada en una cama, aunque intelectualmente activa.
La relación tempestuosa con el muralista Diego Rivera creo mellas en su carácter y su arte. Libre de mente, Frida sufrió el machismo aplastante que imperaba en su tiempo. Entre sus amantes figuraron Trosky y Chavela Vargas. Se dice que la ranchera la inmortalizaba como el gran amor de su vida. Siempre recuerdo que contemplar “La columna rota” me hizo sentir dolor físico. Su empeño en sacar provecho de las peores circunstancias ha sido una referencia en mi vida.
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Una poetisa, Dulce María Loynaz
Una de las joyas de mi biblioteca es la primera edición de “Carta de amor al rey Tut Ank Amen” dedicada por su autora, Dulce María Loynaz. Nacida en una familia especial, nunca asistió a una escuela, pero tuvo una educación exquisita y logró doctorarse en Leyes por la Universidad de La Habana.
Su poesía es a tan inclasificable como excelsa. Debido a que de ningún modo comulgó con la ideología imperante en Cuba a partir del 1959, los canales internacionales para dar a conocer su magnífica obra desaparecieron con la “revolución” cubana. Pero el arte suele ser más fuerte que los vítores populistas; su poesía no pudo ser silenciada.
En España le concedieron el Premio Cervantes, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y fue nombrada dama de la Orden de Isabel la Católica. Dicen que dos imprescindibles son sus libros: “Poemas sin nombre” y “Un verano en Tenerife”. Yo siempre me quedaré con “Viajero”. No claudicar ante una masa fue su audacia, y por es una de mis referentes.
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Una política, Sanna Marin
En estos nuevos años veinte, dedicarse a la política es casi una profesión de máximo riesgo. El escrudiño de opositores, la hiper exposición mediática y el inmenso doble rasero de la propia sociedad empujan a estas personas a mostrar una “perfección” inhumana que incluye: sensibilidad exagerada, recatamiento de medioevo y un abultado etcétera en ocasiones ridículo. Sanna Marin se ha mostrado tal cual es: joven, con ganas de fiesta, bailando con sus amigos y bebiendo. Y nada de eso le impide dirigir un país que se enfrenta a los desvaríos de Putin. Esto la ha convertido en un referente. Personalmente detesto la falsa imagen perfecta de quienes dirigen un país, una organización o simplemente una empresa. Los humanos tenemos matices y es humano no tener que ocultarlos.
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Una activista, Rosa Parks
Muchas figuras pueden ser mencionadas en esta categoría. Debo admitir que el cerebro se me atiborró con nombres proveniente de todos los puntos cardinales. Sin embargo, nadie superó a Rosa Parks, la afroamericana que se negó a ceder el asiento a un pasajero blanco y moverse a la parte trasera de un autobús en los Estados Unidos de la primera mitad del siglo XX. Siempre he tendido a romper moldes; evitar corsés y tradiciones sin sentido ha sido una de mis máximas. Rosa Parks provocó una fisura que devino revolución. Hoy la admiramos porque la distancia temporal y los avances logrados nos limpian las pupilas, pero sus circunstancias pueden tener muchos paralelismos que la ciudadanía actual admite sin protestas. Recordar a Parks siempre me hace estar alerta ante lo que hoy consideremos “normal” pero no lo es.
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Una actriz, Meryl Streep
Parece tan obvio que da hasta vergüenza escogerla, por aquello de no ser rebuscado. Con escasa edad vi una película donde aparecía Meryl Streep que me conmovió, hablo de “Julia”, donde tiene unos minutos increíbles en pantalla. Luego se convirtió en aquella amante de un teniente francés, la madre que tuvo que decidir entre dos hijos, la danesa que escribía desde África y un sinfín de personajes que han ido marcando etapas de mi vida. Su interpretación desde el acento es un referente para generaciones de actrices y actores. Su desenfado al incursionar en la comedia y el musical es un ejemplo para quitarnos los corsés. ¿Una película? Casi imposible escoger, pero su cuestionamiento moral en la Duda es de proporciones siderales.
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Una directora de cine, Agnes Varda
La voz femenina de la Nouvelle Vague. Agnes fue, sin lugar a dudas, una de las pioneras del cine feminista hecho por mujeres. Toda su obra tiene un marcado estilo experimental y carácter realista. Cuando vi “Sin techo ni ley” caí prendado de su arte, en ocasiones crudo, siempre directo. Tuve la oportunidad de verla personalmente en un evento que organizó la Filmoteca de Madrid y en un soplo inesperado nuestros ojos hicieron contacto. Ni su timidez, ni mi pésimo francés lograron anular unos minutos exquisitos en los que me contó una anécdota ocurrida en el rodaje de Cleo de 5 a 7, mi favorita; algo que quedará entre ella y yo. Una vez dijo: "Salid de las cocinas, de vuestras casas, haceos con las herramientas para hacer películas" algo que, aunque con lentitud, se va haciendo realidad.
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Una cantante, Chavela Vargas
La última vez que la oí cantar fue en Madrid ante miles de personas que abarrotaban la Plaza de España. Aquella voz rajada silenció el festejo del Orgullo LGTB y llenó todas las almas. Recuerdo a un amigo decirme: “necesito abrazar a alguien mientras la escucho”. Poco después nos dejaba la más peculiar ranchera que ha parido el mundo. Hecha a sí misma, tuvo una infancia complicada. Sus padres, separados, se desentendieron de ella y creció bajo la égida de unos tíos. De pequeña sufrió poliomielitis algo que la marcó de por vida. Abiertamente lesbiana tuvo el coraje de ser salvajemente quien era, sin matices. Todo ello en una sociedad machista y una época cruel para los infrecuentes. Sus problemas con el alcohol la alejaron de la escena demasiado tiempo, mas la vuelta fue tan rotunda como su voz. Chavela es mi referente en aquello de ser quien eres sin importar las consecuencias y los comentarios.
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Una escritora, Virginia Woolf
Irremediablemente tatuada por la depresión, ella es una de mis escritoras favoritas. “Habitación propia”, un ensayo que excede el feminismo y aboga por la independencia para poder crear, sigue siendo hoy una referencia para muchas personas y me incluyo. Luego se sucedieron en mi particular cronología de lectura, diferente a como fueron apareciendo en realidad, “Orlando”, “Las olas” y “La señora Dalloway”. Todas ellas novelas con fuerza y gravedad. Virginia fue una adelantada a su tiempo, alguien que hoy estaría señalada por más de una fuerza política. Ella analizó temas tan espinosos como la transformación de la vida a través del arte, la ambivalencia sexual y la reflexión sobre temas del flujo del tiempo y de la vida. Releerla sigue siendo un placer.