Decía Virginia Woolf que "durante gran parte de la historia, Anónimo era una mujer". Por esa razón, la abrumadora mayoría de citas de personajes célebres está firmada por hombres.
En MagasIn, hemos recopilado frases pronunciadas por mujeres ilustres e ingeniosas muy filosóficas.
La visibilización de las mujeres de la historia, la utilización de la sabiduría ancestral femenina como se usa la masculina, servirá para que un día no haya que hacer hincapié en este asunto, porque de manera natural, las utilizaremos de forma equilibrada.
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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar (Hipatia de Alejandría).
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No estudio por saber más, sino por ignorar menos (Sor Juana Inés De la Cruz).
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El amor al estudio es la pasión más necesaria para nuestra felicidad; es una fuente de placer inagotable (Émilie Marquise du Châtelet).
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La fuerza y la mente son opuestos. La moralidad termina donde empieza la pistola (Ayn Rand).
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Mujer, despierta, el llamamiento de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos (Olympe de Gouges).
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No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas (Mary Wollstonecraft).
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Para alcanzar algo bueno es muy útil haberse descarriado, y así adquirir experiencia (Teresa de Ávila).
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Cuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino. (Germaine de Staël).
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Las mujeres están peor alimentadas que los hombres, tienen un nivel inferior de salud, son más vulnerables a la violencia física y al abuso sexual (Martha Nussbaum).
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Lo que llena la mente humana con deleite infrecuente y honesto es apropiado para la mujer (Anna Maria van Schurman).
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No puedo vivir conforme a ejemplos ni voy a representar jamás un ejemplo para nadie, pero en cambio voy a darle forma a mi propia vida de acuerdo conmigo misma (Lou Andreas-Salomé).
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Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no solo está permitido, sino exigido, el ser persona (María Zambrano).
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Educar emocionalmente implica tanto determinar qué debe emocionarnos, como la medida en que debemos emocionarnos (Victoria Camps).
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No hay pensamientos peligrosos; el pensamiento es peligroso (Hannah Arendt).
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No se nace mujer, se llega a serlo (Simone de Beauvoir).
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Hay que realizar lo posible para alcanzar lo imposible (Simone Weil).
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Una naturaleza grosera es peor que una naturaleza bruta por mucho más que el hombre es mejor que una bestia, y los que son de naturaleza civil y disposiciones gentiles son tanto más cerca de las criaturas celestes como los que son groseros y crueles son, a los demonios (Margaret Cavendish).
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Es necesario acometer una revolución copernicana relativa a la diferencia sexual. Los hombres deben darse cuenta de que realmente no son el centro. Y aunque se identificaran ahora con el sol, no deben perder de vista que la tierra (las mujeres) gira sobre sí misma (Luce Irigaray).
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Somos humanos precisamente porque somos capaces de idealizar (Julia Kristeva).
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Cuántos siglos necesita la razón para llegar a la justicia que el corazón comprende instantáneamente (Concepción Arenal).
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Si el estado tuviera perspectiva de género, si fuera entonces más democrático, no habría tolerancia social a la violencia hacia las mujeres y por lo tanto al feminicidio (Marcela Lagarde).
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Cada gran sueño comienza con un soñador. Recuerde siempre, usted tiene en su interior la fuerza, la paciencia y la pasión para alcanzar las estrellas para cambiar el mundo (Harriet Tubman).
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Cuando trataron de callarme, grité (Teresa Wilms Montt).
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Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que alguna vez lo han logrado (Margaret Mead).
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Cuando se quiere la democracia se quiere el feminismo (Celia Amorós).
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Si queremos ser cautos, no debemos tomarnos una alta confianza en uno mismo como si fuese garantía de algo (Elizabeth Loftus).
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En la oscuridad, las cosas que nos rodean no parecen más reales que los sueños (Murasaki Shikibu).
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Uno nunca se vuelve mejor, sino diferente y más viejo, y eso es siempre un placer (Gertrude Stein).
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El peor enemigo de la mujer es el púlpito (Susan B. Anthony).
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No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar (Ángela Davis).