El mito de Penélope es parte del poema épico de Homero, La Odisea. Un relato mítico con mensaje entre líneas incluido, cuya función épica era la de construir modelos a imitar para los pueblos, ya que en estas historias se recogen una serie de valores y habilidades que se transmiten como ideales para la sociedad.
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En concreto, la historia de Penélope, habla de una mujer que representa la fidelidad y la abnegación, pero también de una mujer que espera idealizando una situación que probablemente nunca llegue. Un relato mítico que puede sonar a primera vista anticuado, pero que aún se encuentra muy presente en la sociedad actual.
Esa figura de la mujer que espera y que no duda en sacrificar su vida y felicidad por otra persona ajena lamentablemente sigue repitiéndose a favor de ese ‘fantasma’ que nunca aparece.
Un espejismo que solo existe en su mente y que le impide vivir feliz su propia vida y que Penélope mantuvo en su cabeza durante 20 largos años. Te contamos su historia.
El mito de Penélope
Según cuenta el relato de Homero, Penélope había nacido en Esparta, fruto de una ninfa de agua dulce y del propio rey de la región. Su historia comienza con Ulises, un valiente guerrero que decide buscar una mujer que lo acompañe para dejar de sentirse solo.
En su búsqueda acaba en Esparta, donde conoce a Helena de Troya, la mujer más bella que había visto hasta entonces y a la que no le faltaba una gran lista de pretendientes. Fue precisamente el miedo a la disputa que su amor desataría en Esparta, la que hizo que el padre de la chica y Ulises acordaran que el pretendiente vencedor tendría que ser respetado por todos los que salieran derrotados.
Pero para aquel entonces a Esparta ya había llegado Penélope. Una bella mujer que era la prima de Helena y que había acudido para dar consejo. Solo una mirada entre los dos bastó para que Ulises y Penélope se enamoraran a primera vista y no quisieran volver a separarse.
Después Ulises y Penélope se van a vivir felices a Ítaca, donde un año más tarde tendrían a su hijo Telémaco. Pero poco después estalla la Guerra de Troya y Ulises parte para combatir.
Una ida y vuelta de la Guerra de Troya que tardaría 10 años y otros 10 años de viaje de regreso. Un espacio de tiempo en el que sería seducido por una ninfa, una maga y una princesa, aunque su esposa e hijo no desapareciesen nunca de sus pensamientos.
Pero tantos años sin regresar a casa hicieron que cada vez más pretendientes rodearan a Penélope. Muchos de ellos decidieron instalarse en su casa, comer y beber a su antojo y todos impacientes porque aceptara a uno de ellos, ya que estaban seguros de que Ulises había muerto en la guerra y no regresaría.
Un pensamiento que, sin embargo, Penélope no compartía, ya que estaba segura de que Ulises regresaría. Precisamente para sortear la insistencia de todos los pretendientes, Penélope hizo uso de su astucia y prometió que elegiría a uno de ellos cuando terminase de tejer un tapiz.
Sin embargo, lo que ninguno de ellos sospechaba es que jamás lo finalizaría, ya que aunque se dedicaba a tejerlo durante el día, también lo deshacía por las noches. Así pasaron cuatro largos años hasta que finalmente Ulises regresó y acabó con todos los pretendientes.
En cuanto al final de la historia, hay diferentes versiones al respecto. Algunas apuntan a que vivieron juntos y felices para siempre, otras versiones apuntan a que Ulises repudió a su esposa acusándola de haber atraído a tantos pretendientes y otras versiones cuentan que Ulises la mató por haber sido infiel o que la devolvió de regreso con su padre por esta misma razón.
Sea cual sea el final de este relato mítico, la realidad es que Penélope representa en este caso la imagen de esa mujer fiel que calla y espera, renunciando a su propia felicidad y bienestar por otra persona.
Un ideal de esposa preocupada por los intereses del esposo propio de la estructura patriarcal, en el que el tapiz representa ese círculo vicioso de la resistencia por seguir creyendo en ese espejismo que nunca llega.
Un enamoramiento que en realidad, más que de Ulises, es de la imagen que existe de él en la mente de Penélope y en la que no acepta que su historia con esa persona ya haya terminado. Es por esta razón por la que Penélope decide vivir con la ilusión de ser correspondida como si se tratase de un espejismo que solo está en su mente.
¿Cómo dejar de ser Penélope?
Como te hemos explicado al comienzo, esa imagen de la mujer que espera sigue dándose en la sociedad actual. Personas que en este caso deciden no escuchar la realidad de sus emociones y mantener la ilusión en una situación que ha elaborado su mente, en vez de disfrutar su propia vida y hacer lo que más le conviene.
Si conoces a alguien que esté pasando por esta situación o directamente reconoces alguno de estos comportamientos en tí misma, te invitamos a que si es necesario no dudes en tratar este tema con una psicóloga o psicólogo especializado que pueda darte todas las herramientas necesarias para recuperar tu propio bienestar, pero también es importante que te hagas las siguientes preguntas: ¿De verdad te merece la pena seguir esperando?, ¿Eres feliz así? No olvides jamás que tu tiempo es demasiado valioso para perderlo por alguien que en realidad solo te genera tristeza o inseguridad.