Dice el refrán que "Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición". Y aunque esto no siempre se cumple, sí que es cierto que la convivencia con la pareja puede acabar haciendo que ambos adopten actitudes o incluso el modo de pensar del otro.
Hablamos de un fenómeno conocido como mimetización, por el que cada uno de los miembros de la pareja tiende a cambiar aspectos de sí mismo para moldearse al otro y encontrar nuevos estímulos.
Esto es algo que a primera vista puede parecer medianamente positivo, sobre todo si nos paramos a pensar en que no deja de ser una oportunidad para aprender el uno del otro y también de nosotros mismos.
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Pero ¿Y si esta mimetización provoca una pérdida de identidad en la persona? Hablamos de que uno o ambos miembros de la pareja dejen de hacer esas cosas que antes les apetecían por amoldarse a los gustos y carácter del otro o simplemente para evitar que la relación termine o que a la otra persona pueda no gustarle esa otra actitud.
Es entonces cuando hablamos de un comportamiento tóxico, que puede acabar generando un sufrimiento emocional en la persona, precisamente por esa pérdida de la identidad. Si esto sucede, será necesario comenzar a pensar en cómo dejar atrás esa mimetización para volver a encontrar el equilibrio y bienestar emocional en la pareja y sobre todo con uno mismo.
Mimetismo en pareja
Son varias las investigaciones que en los últimos años han evidenciado que ese mimetismo en la pareja existe. Una de ellas ha sido elaborada por la Universidad de Tohoku de Japón. En esta investigación se ha llegado a comprobar que las parejas que se mimetizan llegan a estar tan amoldadas al otro, hasta el punto de llegar a mostrar una incidencia similar en determinadas patologías.
Todo ello unido también a hábitos y rutinas similares. Otros estudios han mostrado también que este grado de entrelazamiento hace que las personas tiendan a acercarse a otras de una misma clase social, con antecedentes educativos, raza y peso similares.
Parejas físicamente parecidas, con hábitos alimenticios, experiencias emocionales y estilos de vida similares; pero cuya simbiosis también puede afectar a su forma de ser llegando a abandonar su propia identidad.
Es entonces cuando hablamos de parejas simbióticas. Hablamos de parejas que se encuentran entrelazadas psicológicamente a un nivel tan extremo, en la que sus miembros llegan a comportarse casi como si fuesen uno solo, adoptando actitudes y maneras de pensar comunes.
¿Por qué ocurre esta simbiosis o mimetismo en pareja?
Normalmente, las personas que crean este tipo de vínculos intentan amoldarse al otro hasta el extremo como forma de rellenar sus propios vacíos emocionales con la presencia del otro. Habitualmente hablamos de personas con baja autoestima o que incluso han experimentado problemas en la infancia.
Al no existir individualidad en la relación, llegan a responsabilizarse a sí mismos del dolor del otro e incluso de los propios sentimientos de la otra persona. Los miedos o los celos suelen ser otra de las consecuencias de esa mimetización extrema. Y es que, normalmente, llega a ser tal la inseguridad que se experimenta y el miedo que les asfixia, que acaban incentivando este tipo de relaciones posesivas y con celos.
En este tipo de relaciones existe una preocupante falta de identidad, ya que los miembros de la pareja suelen perder de forma progresiva su propia identidad para adaptarse a los gustos, preferencias y formas de pensar de la otra persona. Hasta tal punto de no llegar a poder identificar entre lo que le gusta a la pareja y sus propios gustos.
Todo esto conduce a un sufrimiento y malestar inevitables, ya que lejos de haber libertad, hablamos de parejas que se sustentan en la necesidad, la posesión y la fusión con el otro.
¿Cómo evitar ese mimetismo excesivo en pareja?
Acabar con esa simbiosis en pareja es posible, pero no precisamente sencillo. La razón de que sea así, es que es necesario que ambos miembros de la pareja reconfiguren la concepción que tienen sobre el amor y las relaciones de pareja, todo ello sin olvidar la importancia de sanar las heridas emocionales que puedan tener del pasado.
Solo de esta forma podrán conocerse de verdad y no dejar a un lado su propia individualidad. La terapia en pareja con ayuda de algún psicólogo experto podrá ayudaros a facilitar todo este proceso.
Aún así, existen unos puntos básicos que ninguna pareja debería dejar de lado sobre todo para garantizar una relación sana:
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Amar no es necesitar: tenemos que tener claro que la otra persona no hará que nos completemos o rellenará nuestros vacíos o carencias. Esta persona podrá complementar, acompañar, escuchar, apoyar y ambos deberéis siempre garantizar y respetar vuestra propia libertad individual.
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Tener pareja no implica abandonarse: tener pareja no significa que tengas que dejar de lado todas esas actividades que antes te gustaban o a tus amistades y familiares.
No es necesario que paséis 24 horas juntos. Es posible disfrutar de momentos en pareja y de conservar a su vez esas actividades, relaciones y aficiones con los que también disfrutas.
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No te responsabilices de lo que siente o hace la otra persona: es importante tener claro que cada miembro de la pareja es responsable de sí mismo. Esto quiere decir que no podemos responsabilizarnos de lo que hace, dice o siente la otra persona.
Podrás ayudar a tu pareja o escucharla, pero solo él o ella será responsable de sus propias decisiones y actos.
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No pierdas tu identidad: nadie debería olvidarse de quién es por adoptar los pensamientos o sentimientos de otra persona. Esta forma de actuar solo hará que te anules a ti mismo y engañará a la otra persona, ya que estarás mostrándole a un tipo de persona alejada de tu propia identidad.
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Aprende a disfrutar de las diferencias: intenta disfrutar de todo eso que os hace diferentes. No solo podrás descubrir otras perspectivas y formas de observar el mundo interesantes, sino que también podrás aprender a crecer personalmente a través de ellas si son saludables.