Una de las diosas más veneradas de la antigüedad en el Mediterráneo, la diosa griega Artemisa, ha logrado que su historia y su imagen de mujer salvaje e independiente hayan llegado incluso hasta nuestros días. A esta hija de Zeus y Leto se la suele representar con su arco y flechas y en un entorno lleno de animales y naturaleza precisamente por su asociación con la vida campestre.
[“Estar como una sílfide”: ¿sabes cuál es el origen de esta expresión?]
Esta diosa era considerada como la deidad de la caza, el tiro con arco y los animales salvajes, pero también asociada con el parto, la cosecha y la luna. Artemisa era también la guardiana de las doncellas y los niños pequeños.
Pero si por algo destaca Artemisa y su mito, es por tratarse de una de las diosas más veneradas y por representar una forma indócil, independiente y activa de la figura femenina. Una mujer que no toleraba ningún contacto con hombres y que incluso evitaba su presencia. De hecho, la única figura masculina que tiene relevancia en su historia es Orión, a quien se dice desde que lo amaba, hasta que simplemente era su compañero de caza y aventura.
El mito de Artemisa
Aunque como en cualquier mito o leyenda de dioses y diosas griegos existan varias versiones, al igual que sucede en el mito de Artemisa, en todas ellas se destaca que era hija de Zeus y Leto. Pero para hablar de Artemisa es necesario también conocer antes la historia de su origen, empezando por cómo fue concebida. Y es que, Zeus se quedó prendado de Leto, pero después de haber intentado violar a su hermana quien para escaparse del dios se convirtió en gorrión.
Hera (esposa de Zeus) descubrió el romance entre su marido y Leto y también averiguó que esta estaba embarazada, así que decidió perseguirla sin descanso haciendo que nadie la ayudara. Logró de esta manera que Leto llegara a una isla desierta para dar a luz y prohibió a su hija Ilitía (diosa de los partos) que asistiera a Leto en ese momento. Por esta razón Leto sufrió grandes dolores y el parto se retrasó nueve días. Después de estos días, los dioses se conmovieron por su sufrimiento y permitieron que naciera Artemisa y que esta recién nacida asistiera a su madre en el parto de su hermano mellizo Apolo.
Una de las versiones del mito cuenta que cuando Artemisa tenía 3 años pidió a su madre que Zeus le concediera nueve deseos: permanecer siempre virgen, tener muchos hombres, ser la "Dadora de luz", tener un arco y flechas, una túnica hasta las rodillas, contar con sesenta hijas de Océano (todas de nueve años para que fueran su coro) y ninfas como doncellas para cuidar de ella, gobernar sobre las montañas y ayudar a las mujeres en los dolores del parto.
Deseos que finalmente le fueron concedidos, por esta razón, Artemisa pasó su niñez aprendiendo el arte de la cacería y preparándose para su vida en los bosques. Pero también se volvió especialmente celosa de sus dominios e implacable con quienes entraban en su terreno o pretendían disputarle sus virtudes.
Una de las leyendas que rodean a Artemisa tiene que ver con el tebano Acteón, quien tuvo la mala fortuna de encontrarse con la diosa griega mientras esta se tomaba un baño. Cuenta la leyenda que la diosa enojada con él por haber mancillado su castidad con la mirada, le convirtió en un ciervo y animó a los perros del tebano a dar caza a su amo. Finalmente, Acteón acabó devorado por sus propios compañeros caninos.
Artemisa, una diosa indomable y sin amor
Son muchos los mitos que cuentan cómo fueron muchos los hombres y dioses que quisieron tener a Artemisa como mujer, pero ella jamás le concedió este deseo a ninguno. De hecho, fueron muchos a los que como a Acteón tuvo que atacar directamente con sus flechas o con ayuda de los animales. Aún así, en las historias se cuenta que Orión habría sido el único hombre que pudo entrar en la vida de Artemisa.
Este llegó a convertirse en su compañero de caza y vida durante mucho tiempo, pero finalmente también sufrió las consecuencias de su apego por la diosa. De hecho, en esta ocasión fue el hermano de Artemisa (Apolo) el que temeroso porque su hermana perdiera la virginidad con Orión ideó un plan para deshacerse de él. Apolo le dijo a Gea (diosa de la tierra) que Orión era un cazador vanidoso y soberbio, así que esta envió un escorpión para que lo matara.
Orión tratando de huir del escorpión, comenzó a nadar rumbo a una isla. Momento que Apolo aprovechó para decir a Artemisa que quien huía a lo lejos era un desconocido que había intentado violar a una de sus ninfas. Así que incitó a su hermana para que le disparara con una de sus flechas y la diosa finalmente disparó. Cuenta la leyenda que cuando Artemisa se dio cuenta de que a quien había matado era a Orión, pidió a su padre que lo convirtiera en una constelación.