Viñeta con la que el gran Jordi Labanda participó en la iniciativa de animar a la RAE a incluir la palabra 'cuarentañera' en el diccionario. En el texto: Y ya por último, cuando te refieras a mí o a mis amigas no utilices más el término 'cuarentonas desfasadas', 'cuarentañeras estupendas' es mucho más oportuno.

Viñeta con la que el gran Jordi Labanda participó en la iniciativa de animar a la RAE a incluir la palabra 'cuarentañera' en el diccionario. En el texto: "Y ya por último, cuando te refieras a mí o a mis amigas no utilices más el término 'cuarentonas desfasadas', 'cuarentañeras estupendas' es mucho más oportuno".

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Por qué es tan importante que la RAE incluya 'cuarentañera', 'edadismo' y 'micromachismo'

Entre las nuevas palabras incluidas en el Diccionario de la Lengua Española (DLE), algunas tienen, sin duda, una mayor carga simbólica y pueden ayudar a evitar desigualdades sociales. 

22 diciembre, 2022 02:31

De todas las palabras que acaba de aceptar la Real Academia Española, algunas tienen, sin duda, más importancia que otras, por ejemplo, 'micromachismo' (“la forma de machismo que se manifiesta en pequeños actos o expresiones, habitualmente inconscientes”). 

['Micromachismo', 'videojugador' o 'puntocom': las nuevas palabras del Diccionario de la RAE]

El director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), Santiago Muñoz Machado, y la directora de la 24.ª edición del Diccionario, la académica Paz Battaner, presentaban ayer martes, como todos los años por estas fechas, las nuevas palabras incluidas en el Diccionario de la Lengua Española (DLE). 

Se trata de la actualización 23.6 del DLE que incluye 3.152 novedades, entre nuevos términos o nuevos usos de uno ya existente, cambios en la redacción de algunas definiciones y supresiones de otros en desuso, que primero se acuerdan con las otras 22 academias del español en el mundo y luego pasan por las cinco comisiones de la institución encargadas de ello.

Sin restarle interés a la inclusión de términos como 'puntocom', 'portuñol', 'conspiranoia', 'monodosis' o 'videojugador', que ya forman parte no solo del habla, sino del Diccionario de la Lengua Española (DLE), hay otras que pueden provocar enormes cambios sociales.

Por ejemplo, 'micromachismo', porque, como dicen los carteles motivacionales y los libros de autoayuda: “El primer paso para solucionar un problema es reconocer su existencia”. Y la mayoría de la gente que cae en esos pequeños actos o expresiones ni siquiera sabe que son micromachismos.

Por eso, la RAE añade en la definición “la forma de machismo que se manifiesta en pequeños actos o expresiones, habitualmente inconscientes”. Por eso es tan importante que los medios demos a conocer cuáles son esos actos o expresiones, y cómo combatirlos.

['Eso lo será tu madre' y otras frases y sinónimos que habría que eliminar de nuestro vocabulario]

Y, desde luego, la palabra "edadismo" (discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas), cuya adición llevaban solicitando distintas asociaciones durante los últimos años: de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) a la Asociación de Profesores Universitarios Jubilados (ASPUR). 

Contra el edadismo luchan organizaciones como Generación Savia, un proyecto sin ánimo de lucro, liderado por Fundación Endesa, que busca promover un necesario cambio cultural sobre un colectivo que se estima en alrededor de 854.000 profesionales mayores de 50 años.

Una cierta forma de edadismo la forzaba el propio lenguaje cuando denominaba 'cuarentonas' y 'cuarentones', 'cincuentonas' y 'cincuentones', y que decir ya de las palabras 'sesentón' o setentona', que remiten al mismísimo Matusalén quien, según la Biblia, fue la persona más longeva de la Historia al vivir más de 900 años.

Hace ya 15 años que AR, la revista de Ana Rosa Quintana, inició la batalla para que el DLE incluyera las palabras "cuarentañera" y "cuarentañero", pero no se quedó ahí: pidió que se incluyeran también 'cincuentañera' y 'cincuentañero' , 'sesentañera' y 'sesentañero', 'setentañera' y 'setentañero', y por qué no, 'ochentañera' y 'ochentañero', 'noventañera' y 'noventañero', etc.  

A esta iniciativa se sumaron voces como la periodista Rosa Montero, en su columna semanal en El País, o el dibujante Jordi Labanda desde su viñeta de La Vanguardia. Pero la RAE se mantuvo en sus trece de que, hasta que no fueran utilizadas por la mayoría y recogidas por medios, libros y ensayos... nada. 

Así lo declaró Víctor García de la Concha durante la presentación del libro Cocodrilos en el diccionario. Hacia dónde camina el español, escrito por Julio Borrego Nieto (director), Lorena Domínguez García, Rebeca Delgado Fernández, Álvaro Recio Diego y Carmela Tomé Cornejo: "La lengua es del pueblo soberano, que hace y deshace, no de los filólogos ni los académicos".

"Mamitis", "potar" (vomitar), "gusa" (hambre), "copiota" o "rular" proceden del lenguaje coloquial. Porque, para que el DLE las incluya, hay que demostrar su uso, por eso se incluye 'mamitis' y no 'papitis', como explicó Muñoz Machado, "no es que consideremos que una cosa existe y otra no: una está documentada y la otra no". 

Todos ellos, disponibles ya en la página web del diccionario (pues para verlos reflejados en el formato en papel habrá que esperar a 2026) que cuenta con el apoyo de La Caixa. 

Se incluyen verbos como "ruralizar", la nueva acepción para el término 'brecha' (distancia entre situaciones o cosas o grupos de personas, especialmente por la falta de unión o cohesión, por ejemplo, brecha generacional, que tanto tiene que ver con el edadismo) o nuevas incorporaciones como 'macrodatos' en el ámbito tecnológico o 'panetone' o 'panetón' en el gastronómico. 

Igual que otros términos llegados al diccionario como 'cortisol', 'hiperinmune', 'lidocaína' o 'monodosis'. Y de la literatura 'garciamarquiano' o 'cortazariano'.

La RAE ha incluido además novedades en formas complejas como "salvar los muebles" (para evitar un fracaso total) o "quiero y no puedo" (para definir la pretensión de parecer mejor de lo que se es).

Quizás haya quienes piensen que, al incluir solo 'cuarentañero/a', el DLE ha pretendido salvar los muebles' y mientras no añadan a los cincuentañeros, los sesentañeros y los setentañeros, los cambios se habrán quedado en un 'quiero y no puedo'. Yo que usted, por si acaso, comenzaría a utilizar dichos términos hasta en la sopa, a ver si se enteran y, para 2024, lo logramos.