Los que practicamos deporte disfrutamos de la buena sensación que queda tras un entrenamiento gracias a la liberación de endorfinas, también conocidas como hormonas de felicidad.
Hoy en día todos hemos oído hablar de ellas alguna vez, pero otras, de las que no hemos oído hablar tanto, son las mioquinas y la hexoquinasa.
Sin duda pasear está bien, es bueno para la salud, pero está aún mejor si lo combinamos con ejercicios cardiovasculares y de fuerza. La experta Dra. Soraya Casla lo dice muy claramente: “Más allá de las endorfinas que liberamos al realizar cualquier actividad física, en la movilización del músculo se ha visto que se liberan una serie de hormonas, mioquinas y/o hexoquinasa, que tienen un impacto beneficioso a nivel global en el organismo y la salud de las personas que practican deporte”.
“Además, el ejercicio físico también se relaciona con un mejor tratamiento de la depresión, ya que por diferentes motivos mejora la sintomatología. Estos motivos, por supuesto, están relacionados con factores físicos, hormonales, pero también fisiológicos y sociales. Una de las partes más importantes del ejercicio es que es una terapia integral y con una sola intervención puedes mejorar diferentes dimensiones del ser humano, lo que hace de ella una terapia muy interesante”, añade la experta en ejercicio físico oncológico.
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En la Universidad de Yale lo tienen claro desde 2018, cuando empezaron a impartir Psicología y Buena Vida, la asignatura con más alumnos de todo el campus, que incluye el deporte entre su temario.
“Tanto el trabajo muscular como la felicidad conducen a una mayor producción de anticuerpos, la proteína especial producida por el sistema inmunitario y encargada de destruir cualquier antígeno, ya sean bacterias, virus o cualquier otro invasor indeseado” explica la profesora y psicóloga Laurie Santos encargada de impartir con rigor científico la asignatura.
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Por otro lado, y más allá de las hormonas, hay un reto físico que refuerza la autoestima. Cuando modificamos nuestro cuerpo a mejor, la felicidad de cada uno de nosotros, sin duda, aumenta. Sobre todo, por haber logrado superar un reto.
“Por mi experiencia, especialmente en mujeres, realizar ejercicio físico es muy beneficioso a nivel de salud. Las adolescentes o las mujeres más jóvenes, por ejemplo, aumentan su autoestima. El ejercicio físico (yo suelo trabajar con una combinación de ejercicio de fuerza y cardiovascular, tal y como indican las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para estos ratios de edad), hace que se sientan mejor y vean cómo mejora su forma física.
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A medida que la práctica deportiva aumenta, se van sintiendo cada vez más seguras y eso les hace adherirse más al ejercicio. Por último, ven también un cambio en su cuerpo, se ven mejor y eso les motiva” explica la Dra. Soraya Casla.
“Quienes nos dedicamos a la creación de músculo siempre supimos que la depresión se reduce apenas comienzas a desarrollar tu cuerpo y aumentar la fuerza. Lo interpretamos como un incremento de autoconfianza, que es imprescindible no solo para los deportistas de élite, sino para cualquier persona”, explica el ingeniero Alexander Perez, desarrollador de Wonder Medical, una tecnología para quienes no tienen tiempo y buscan trabajar sobre los seis principales grupos musculares.