¿Quién no se ha sentido por lo menos una vez atraído/a por otra persona, sin reciprocidad? Y al revés, ¿quién no ha vivido o presenciado incomodidad al notar que otra persona tenía sentimientos no compartidos? Son situaciones que precisamente recoge el término friendzone o "zona de amigos".
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Popularizado por algunas obras populares como la serie FRIENDS y las redes sociales en los últimos años, el amor no correspondido que puede experimentar una persona hacia un amigo lo llevaría de forma directa a esta "zona", en la que no se percibe como una pareja potencial.
Pese a su banalización, este fenómeno puede acarrear problemas emocionales. Lo analizamos con la psicoterapeuta María Ibáñez Goicoechea y el psicólogo especializado en psicoterapia clínica y educación Jesús Jiménez Cascallana, fundadores del Centro de Psicología e Introspección.
¿Qué señales nos deben alertar de que entramos en la “zona de amigos”? ¿Se puede anticipar?
María Ibáñez Goicoechea: Hay diferentes tipos de friendzone y cada una tiene sus particularidades. Está la más inocente, en la que la persona que no se siente atraída por la otra no se da cuenta de la situación. También está aquella en la que ambas personas se relacionan como amigos y uno de ellos quiere pasar a algo más, a ser una relación de pareja o a tener relaciones sexuales, y el otro no quiere.
Otra opción es cuando ambos “amigos” tienen relaciones sexuales, lo que se denomina con “derecho a roce” o “amigos con ventaja”, y uno de ellos quiere pasar a una relación de pareja estable y el otro no. Además, en cada opción se puede actuar emocionalmente como pareja o no. Es decir, puede que vayan de la mano, se despidan con un beso, actúen como una pareja a ojos de los demás, aunque digan o se definan como amigos. O puede que las situaciones ambiguas sólo ocurran cuando están a solas.
La clave es esta parte emocional, que suele confundir al que quiere pasar a algo más, pues la otra persona suele dar muestras emocionales de no ser solo amigos, pero luego frena cualquier avance en ese sentido. Si una persona comprende bien esos mensajes emocionales contradictorios, puede anticipar y evitar ese juego emocional que supone estar en la “friendzone”.
¿Es posible salir de ella?
Jesús Jiménez Cascallana: Sí, por supuesto, aunque el que lo sufre o ha sufrido sabe lo difícil que puede llegar a ser. El problema es que el anhelo o deseo es una emoción que puede ser muy intensa, más aún cuando tiene un temor detrás, como el miedo al rechazo, al fracaso, a la soledad, al futuro… Entonces, la ilusión y el empeño se vuelven ciegos.
A eso se le suma que, la mayoría de las veces, la otra persona alimenta esas ilusiones, a veces consciente otras inconscientemente, por sus propias inseguridades y conflictos. El clásico ni contigo ni sin ti. Si el que tiene interés romántico se empieza a cansar, le da esperanzas, a veces sutiles otras no tanto. Pero si se acerca, entonces se le frena, incluso haciéndose la víctima y culpándole de insistir.
Para salir de este bucle, hay que ser consciente de esas emociones, las ilusiones y fantasías, y los temores que tienen detrás. Ayuda también darse cuenta de las contradicciones y juegos psicológicos del que solo quiere una amistad, pero que, sin embargo, actúa emocionalmente de otra forma.
¿Declararse siempre es conveniente?
María Ibáñez Goicoechea: Es conveniente ser sincero con uno mismo y con la otra persona. En ese sentido, declararse o sincerarse es buena idea, pero siempre con la actitud correcta. Es decir, no rogar, ni ponerse en posición de inferioridad, sino tratando de plantear la situación de igual a igual. Y, al mismo tiempo, tratar de obtener una respuesta sincera de la otra persona.
Si la situación ya era evidente antes del momento de declararse, que suele serlo, y la respuesta es ambigua o indefinida en el tiempo, hay que darse cuenta de que la otra persona está manipulando la situación por sus propias inseguridades o intereses.
¿Cómo afrontar emocionalmente el rechazo? ¿Ayuda comentarlo con la persona que nos atrae?
Jesús Jiménez Cascallana: Para afrontar el rechazo hay que aprender a afrontar adecuadamente las emociones, no solo racionalmente, sino explorar las sensaciones corporales que produce la emoción. Por el lado racional, hay que comprender que el valor de un ser humano no depende de la aceptación o rechazo de otra persona, pues es habitual que cuando alguien tiene interés en ser aceptado por otra persona sea porque inicialmente la ha sobrevalorado y se siente inferior a ella y, como consecuencia, de ahí surgen la inseguridad y el miedo al rechazo.
Comentarlo con la persona por la que se puede haber sentido rechazado no es generalmente buena idea, pues puede hacerse con la intención de presionarla emocionalmente o victimizarse, o puede recibirse un nuevo rechazo. Así, solo es buena idea compartirlo si uno ha afrontado por sí mismo el rechazo primero y si, finalmente, se reconduce la relación a una amistad real.
En el caso de la persona deseada, ¿cuál es la actitud más responsable ante una declaración de amor?
María Ibáñez Goicoechea: Inicialmente, ser lo más honesto posible para minimizar el dolor que a la otra persona le puede suponer no ser correspondido; hablar con empatía, pero con claridad, evitando la ambigüedad o las falsas esperanzas.
Y, además, revisar la propia actitud para comprobar que no ha estado alimentando falsas expectativas, o se ha estado dejando querer porque era agradable, le daba seguridad, por la atención recibida… Y si se comprueba que se ha estado haciendo esto, comprender el perjuicio para uno mismo, no solo para el otro, que supone dejarse llevar o actuar de ese modo.
¿Por qué el esquema de la friendzone se repite para algunas personas?
Jesús Jiménez Cascallana: Normalmente, es porque se sienten atraídos, consciente o inconscientemente, por personas a las que consideran admirables, fuertes, atractivas, con carácter y, cuando notan esa atracción, automáticamente se sienten inferiores a esa persona.
Por su lado, los catalogados como “fuertes”, en realidad no lo son, y se sienten más seguros recibiendo la atención de un “admirador”, pero, a su vez, van buscando personas a las que admirar y nunca considerarán como una posible pareja a alguien que se muestra inferior. A veces ocurre que esos papeles se invierten o fluctúan, intercambiándose los roles. Pero, tanto si se hace más o menos inconscientemente, como si se hace a propósito, hacerse el fuerte o mostrar desinterés para atraer a otras personas, son estrategias que nunca acaban bien.