El próximo 27 de julio es la fecha límite que tienen los salones de belleza en Afganistán para cerrar sus puertas. Los talibanes ordenaron desde el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio que suspendieran sus operaciones el pasado 24 de junio.
Se trata de una nueva medida de los líderes que sigue expandiendo medidas represivas sobre las mujeres, quienes en gran medida ya viven confinadas dentro de sus hogares debido a las amplias prohibiciones para trabajar y estudiar.
El inminente cierre de estos espacios disminuye aún más la libertad de las mujeres y da un golpe económico a las familias que dependen de estos negocios para obtener ingresos.
[El drama de las mujeres afganas continúa: “Los talibanes no nos aceptan como seres humanos”]
Según publicaban varias afganas en redes sociales, los salones de belleza son un lugar de encuentro y autonomía para muchas mujeres, quienes trabajan y consiguen allí sus ingresos.
Además, una de las propietarias habló con la CNN y explicó su situación: "Mi esposo está desempleado y este salón de belleza es la única fuente de ingresos para alimentar a mi familia. Tengo cuatro hijos, necesitan ropa, comida y tienen gastos escolares".
Y añadió: "No entiendo por qué tienen que prohibirse los salones de belleza. Ninguna mujer está mostrando en público su rostro con maquillaje. Ya están usando el hiyab en público. Esta decisión no solo quitará ingresos a muchas familias, sino que privará aún más a las mujeres de sus derechos y libertades".
Una dramática situación
El cierre de los salones de belleza es una medida más que se suma a las que ya han sido tomadas por el régimen talibán contra los derechos y libertades de las mujeres.
Según un reciente informe de Naciones Unidas, los talibanes han cometido "violaciones sistemáticas atroces a los derechos de las mujeres" restringiendo su acceso a la educación y al empleo, así como su capacidad de moverse libremente en la sociedad.
En un análisis conjunto de los expertos Richard Bennett y Dorothy Estarada-Tanck se explica que a las niñas y mujeres se les niega la educación más allá del nivel primario, se les prohíbe trabajar fuera del hogar en la mayoría de los sectores, se les prohíbe acceder a baños públicos, parques y gimnasios y moverse libremente por el país.
Cuando salgan de casa deben llevar un hiyab adecuado, lo que se traduce como una prenda negra que le cubra el rostro. Además, no pueden salir de casa sin motivo. Se mantiene la política del maharam (tutor masculino) y se suma un entorno de control.
El informe también reveló que mujeres y niñas son víctimas de violencia de género y a quienes denuncian se les dice que "no deben quejarse", que “probablemente merecían ser golpeadas” y que “esos asuntos son privados y deben permanecer dentro de la familia”.
En este contexto y con un sistema de salud sobrecargado, los expertos dijeron que "han aumentado la violencia doméstica, el matrimonio infantil y forzado, la venta de niños y órganos, el trabajo infantil, la trata y la migración insegura".
"Esta discriminación basada en el género contra las mujeres y las niñas, perpetrada con total impunidad, no tiene paralelo en el mundo. Nunca ha sido más urgente abordar la grave privación de los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas en el país y ponerle fin", concluyeron los expertos.