Las princesas no siempre llevan tiara y traje de gala, en ocasiones el cargo que ocupan hace que dejen las joyas y los vestidos elegantes en palacio para enfundarse la ropa de trabajo y ponerse manos a la obra. Aunque en la Familia Real española estas imágenes son inéditas, otras monarquías europeas sí muestran esta faceta. Victoria de Suecia ha sido la última en escenificar que tener sangre azul no es óbice para desempeñar laborales en el campo.
La princesa visitó el proyecto BalticReed en varias granjas del país junto con la fundación Race For The Baltic que busca mejorar la salud del mar Báltico a través de un proyecto medioambiental destinado a combatir la contaminación del agua. La protección del planeta es una de grandes preocupaciones de la heredera al trono y tiene un impacto visible en su agenda institucional.
Pero su compromiso no queda solo en palabras, el pasado 30 de agosto Victoria pudo conocer de cerca la labor de la empresa Sjöutsikt, que cosecha cañas que luego se prensan en fardos y se utilizan como alimento para animales. Vestida con vaqueros, camisa de leñador, un chubasquero y una gorra, no dudó en coger uno de los aperos para recolectar estas cañas personalmente.
De este modo comprobó la dureza del trabajo y puso su granito de arena en esta iniciativa destinada a proteger el planeta frente a la degradación del mar que provoca fondos muertos, proliferación de algas, mortalidad de peces y poca transparencia. No fue su única tarea de la jornada, puesto que la princesa Victoria también se desplazó hasta la granja Vallentuna 4H, donde charló con los empleados y ayudó a dar de comer a cerdos, ovejas y caballos.
La jornada resultó muy enriquecedora para la hija mayor de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, que un día más tarde recuperaba su look de princesa para asistir al festival del Mar Báltico, que se celebra durante diez días en la localidad de Berwaldhallen. El tema de este año es 'Héroes y antihéroes' y se celebran diferentes actos y conciertos.
Victoria no faltó a la cita y llegó luciendo uno de esos conjuntos tan habituales en su dress code y con un mensaje oculto de ecología. Estrenaba una blusa en color marfil de la firma sostenible escandinava Vesna W Estocolmo, junto con una falda estilo años 50 de estampado floral repetida de Philosophy di Lorenzo Serafini, que actualmente está rebajada en su web al 50% y cuesta 335 euros. Reutilizar una y otra vez las piezas de su armario es habitual en ella.
La heredera escuchó el concierto en el que el Coro de Radio dirigido por el director titular Kaspars Putniņš ofreció siete obras completamente nuevas basadas en preguntas sobre el estado de la naturaleza, lo que podemos aprender de tiempos más antiguos y la forma en que las diferentes culturas abordan la naturaleza.