El viaje de Estado de los Reyes de Inglaterra a Francia está siendo, además de todo un acontecimiento en cuanto a relaciones internacionales, un derroche de moda y estilo por parte de Camila. La esposa de Carlos III está mostrando su lado más elegante y glamouroso con alguna sorpresa que otra.
Si el pasado miércoles 20 a mediodía aterrizaba en el aeropuerto de Orly vestida de rosa pastel, con un abrigo-vestido de la británica Fiona Clare y tocado a juego de Philip Treacy, por la noche deslumbró en el banquete ofrecido por Macron en el palacio de Versalles. En ocasiones la ropa habla por sí sola y la Reina quiso tener un detalle con sus anfitriones a través de su look.
Aunque suele lucir prendas de diseñadores de su país, en esta ocasión recurrió a una de las firmas francesas que más le gustan y de la que atesora algunas piezas en su armario real. Se trata de Dior, que fue la encargada de vestirla para una noche muy especial. Eligió el azul noche, igual que Brigitte Macron, por lo que ambas protagonizaron un duelo de estilo sin pretenderlo.
Deslumbrante es la palabra con la que podría calificarse a Camila gracias a su majestuoso vestido. Se trataba de una creación única de alta costura de la casa francesa, ideada especialmente por Maria Grazia Chiuri, compuesta por un vestido de noche de crepé de seda y una capa. Una línea pura sublimada por el trenzado y elaborada a mano en los talleres de la Maison. Un virtuoso emblema de la creatividad y el savoir-faire de excelencia de Dior.
También llevaba unos salones de ante en el mismo tono, aunque quedaban ocultos por el largo de la prenda principal. No faltó el homenaje a su suegra, escenificado en las joyas elegidas para la ocasión: un conjunto de collar, pulseras y pendientes de zafiros que el rey Jorge VI le regaló a Isabel II con motivo de su boda con Felipe Mountbatten, el duque de Edimburgo. Un total look perfecto. A su lado, Carlos III, de esmoquin.
El azul noche fue el tono elegido también por la primera dama francesa, aunque su vestido tenía más brillo y un patrón muy diferente. Entallado y de corte tubo, iba adornado con cristales Swarovski en puños, cuello y cintura. Sus joyas cobraban especial protagonismo.
Tras posar a las puertas del histórico palacio de Versalles, los monarcas británicos y el matrimonio Macron disfrutaron de la cena de Estado en la que se sirvó un menú, previamente aprobado por Buckingham, en el Salón de los Espejos. Ha habido una particularidad, pues al parecer Carlos III prohibió el uso del célebre foie gras, uno de los platos franceses más reputados. La cruel forma en la que se obtiene no casa con sus ideales.
Restricciones aparte, los comensales disfrutaron de una propuesta muy variada. El entrante, a cargo de la chef con tres estrellas Michelin Anne-Sophie Pic, estuvo compuesto de bogavante azul y cangrejo con un velo de almendras frescas y un toque de gel de menta y coco. El plato principal, del laureado chef Yannick Allénoconsistía en ave de corral de Bresse aromatizada con maíz y gratinada con setas porcini. Para finalizar un postre del repostero Pierre Hermé: un macaron persa de Isfahan con una combinación de agua de rosas, frambuesas y lichis. Como curiosidad destacar que en la cena de gala hubo invitados célebrescomo Mick Jagger, Hug Grant o Carole Boquet, además de pesonalidades representativas de Francia.