Minutos antes de que comenzase la marcha principal celebrada en Madrid por el Día Internacional de la Mujer, las asistentes calentaban motores al ritmo de Se acabó, la mítica canción de María Jiménez. Y con el grito de "el feminismo viene a cambiarlo todo" daba comienzo la culminación de una jornada llena de reivindicaciones.
Este año, la marea morada convocó a 30.000 y 4.000 personas en las manifestaciones de Atocha-Colón y Cibeles-Plaza de España, respectivamente, según Delegación de Gobierno. La Comisión 8-M, por su parte, eleva la cifra a 500.000 participantes.
Las de Madrid han sido dos de las más de 40 movilizaciones distintas que se han convocado en toda España. Todas al ritmo de batucadas y con gritos ya tan tradicionales como "fuera los rosarios de nuestros ovarios", "aquí estamos las feministas", "nosotras parimos, nosotras decidimos" o "hay que quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal".
En la capital, el cántico "Madrid será la tumba del machismo" vino acompañado de ovaciones. Las calles de la ciudad volvieron, así, a teñirse de morado para reclamar la igualdad real y recordar a las que ya no están o a las que no pueden alzar su voz. Las palestinas, las afganas, las saharauis, las iraníes, las sudanesas y todas las "hermanas" cuyos derechos se ven violados a diario también son las protagonistas de esta jornada reivindicativa.
De Atocha a Colón
Bajo el lema 'Patriarcado, genocidios, privilegios #SeAcabó', haciendo alusión a ese amago de Me Too a la española que surgió tras el beso sin consentimiento de Luis Rubiales a la futbolista Jenni Hermoso, marchó la manifestación convocada por la Comisión 8-M de Madrid. Con un recorrido que comenzó en Atocha y terminó en la Plaza de Colón, fue, un año más, la más multitudinaria de las dos.
Fue precisamente esta la manifestación escogida por la ministra de Igualdad, Ana Redondo, llamada a reunificar las movilizaciones feministas. Junto a ella marcharon la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez; y la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría. También la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, participó en esta manifestación.
La Comisión 8-M, desde la cabecera de la marcha, ha hecho palpable la división que, por tercer año consecutivo, viven las manifestaciones del Día de la Mujer. "Queremos un feminismo inclusivo, donde tengamos cabida todas y todes, antirracista", gritaron. Y recordaron que las que estaban ahí, detrás de la pancarta que rezaba 'Patriarcado, genocidio, privilegios. Se acabó', eran "las feministas de siempre", las que llevan saliendo a "las calles desde los años 70".
Esta columna de manifestantes reivindicaron el ecologismo, "los barrios y pueblos inclusivos". En la lectura del manifiesto, la Comisión 8-M también recordó, además, que "el feminismo es plural y diverso, defiende la justicia social y la igualdad radical", que "se nutre de las luchas de todas las mujeres: de las mujeres cis y de las mujeres trans; transforma y emancipa desde la diversidad y las circunstancias de cada comunidad, de cada colectiva".
Además, no olvidaron en sus cánticos —ni en su manifiesto— a las mujeres racializadas de dentro y fuera de España, al igual que a las migrantes. También recordaron los retrocesos que sufren las argentinas. E hicieron una especial mención al "genocidio en directo" que se vive en Palestina, y otros genocidios más, silenciados, en otros lugares, como en la República Democrática del Congo, donde se extermina para comerciar con los minerales que hacen funcionar nuestros coches eléctricos y nuestros teléfonos móviles".
Entre sus reivindicaciones, también tuvieron palabras para el fin de la explotación y de la trata, para la legalización de las mujeres migrantes, que se quedan fuera del sistema, o para defender la sanidad y la educación públicas.
De Cibeles a Plaza de España
Bajo el lema 'La prostitución no es un trabajo. ¡Abolición ya!, marchó la manifestación convocada por el Movimiento Feminista de Madrid (MFM), que arrancó en Cibeles y culminó su camino en Plaza de España. Su paso por la calle Alcalá, rumbo a Gran Vía, se ha realizado entre cánticos como "que viva la lucha de las mujeres", "ninguna mujer nace para puta" o "cuidado, puedes tener un putero a tu lado".
Este año, sus reivindicaciones vuelven a ser las mismas que en 2023. Entre ellas destacan el refuerzo de las políticas públicas en la lucha contra la violencia machista y los feminicidios, la abolición de la prostitución y el fin de la pornografía que "perpetra, promueve y banaliza la violencia sexual a un lado y otro de una pantalla", explicaron en su manifiesto. Uno de sus cánticos más repetidos no fue otro que "la prostitución es violación".
La manifestación convocada por la MFM también defiende un feminismo "internacionalista" y que "ninguna tradición está por encima de los derechos de las mujeres". Exige políticas públicas contra la brecha laboral entre mujeres y hombres, y defienden sus derechos sexuales y reproductivos. Además, se posicionan en contra la "explotación reproductiva y el mercado de óvulos", en referencia a la gestación subrogada.
Igual que el pasado 25 de noviembre, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la 'Compaña feminista' marchó vestidas con túnicas y máscaras blancas para recordar a las asesinadas por la violencia género.
Las asistentes a la marcha también han portado carteles en homenaje a las mujeres de Palestina, en los que se podía leer "ser madre es difícil porque ser padre es fácil" o "putero métela en un avispero".
La división: las realidades trans
El reconocimiento de las realidades trans es la verdadera piedra en el camino que impide a las dos manifestaciones marchar juntas.
La columna que recorrió la Gran Vía de Cibeles a Plaza de España aludía en su manifiesto al "borrado" de las mujeres y a la "idea reaccionaria del cuerpo equivocado". En ella, se pudieron ver carteles que rezaban "si todas, todos y todes apoyamos el feminismo. ¿Entonces quién es el opresor?".
Por su parte, la marcha que recorrió el Paseo del Prado y Recoletos, de Atocha a la Plaza de Colón, aseguraba que entre sus filas "todas, todos y todes" estaban "seguras", y que se autoproclamaba transfeminismo antirracista.