Las islas Canarias son una apuesta segura para nuestras vacaciones veraniegas. Tanto su clima como sus costas son una combinación perfecta para los amantes del mar. A pesar de ser uno de los destinos turísticos más destacados de nuestro país, algunas zonas siguen sin ser tan conocidas.
Es el caso del Charco de los Clicos. Este singular lago se encuentra en la costa oeste de Lanzarote, en el término municipal de Yaiza. Su intenso color verde tiene su origen en las algas que se encuentran bajo sus aguas, y la clorofila que producen. Además, se encuentra en el cráter de un volcán que está sumergido en el Atlántico, algo que crea un paisaje impresionante.
Este espacio protegido estuvo en peligro hace unos años. La arena le estaba ganando terreno y su tamaño disminuyó considerablemente. Esto provocó que fuera necesario que pasara por un proceso de rehabilitación para volver a su forma original. De hecho, su nacimiento tuvo lugar a raíz de una de las erupciones del Timanfaya.
A cien escasos metros, encontramos la playa del Golfo. Su arena es de color negro, debido a su origen volcánico, algo que provoca que el contraste con el color de la laguna. La cala recibe el nombre del pueblo más cercano: El Golfo. Allí es donde encontraremos bares, restaurantes y servicios para pasar el día.
Una opción para comer es el restaurante Casa Rafa, cuyo menú ofrece pescado fresco y paellas, todo ello con vistas al mar. Está situado en la avenida Marítima de la localidad. En esa misma calle, también encontraremos otros establecimientos de este mismo tipo, como es el caso de El Caletón.
A pesar de ser una localidad pequeña, de tan solo 255 habitantes en el año 2023, está llena de encanto. Sus calles están formadas por edificaciones blancas que recuerdan a Santorini, y hacen que valga la pena invertir una tarde paseando por ellas. También es posible ir simplemente a relajarnos a la playa, aunque sus olas suelen ser bastante fuertes, por lo que hay que tener cuidado.
Por último, hay que tener en cuenta que la única joya que puede encontrarse en este rincón de Lanzarote no es el Charco de los Clicos. Se trata de las olivinas, unas piedras semipreciosas de color verde muy utilizadas por los artesanos y que es de origen ígneo.
Cómo llegar y sus restricciones
Esta masa de agua verde tan espectacular ha sido declarada Reserva Natural, dentro del Parque Natural de los Volcanes. Por tanto, no está permitido bañarse en él. Esto no ha impedido que, en más de una ocasión, algunos turistas se saltaran las normas e intentaran meterse en sus aguas. En 2022, se descubrió a varios infractores, gracias a las imágenes tomadas por otros visitantes.
Para preservarlo, una recomendación de las autoridades locales es no dejar ningún tipo de residuo que pueda provocar la aparición de roedores y gatos asilvestrados, ya que suponen un peligro para la fauna. Además, también se pide no llevarse piedras o cualquier otro elemento natural que se encuentre allí.
La forma más sencilla para acceder es llegando al pueblo y dejando el coche en el aparcamiento que se sitúa en la carretera LZ-703. Lo mejor es visitar primero el mirador que se encuentra cerca, ya que así obtenemos una mejor vista general. Una vez ahí, siguiendo el camino de unos 50 metros que sale del "parking", es posible bajar hasta la playa.
La escena mejora si vamos a la hora de la puesta de sol, donde se combinan los colores del cielo, con los de la arena negra y el verde del agua. Este conjunto genera una experiencia única que no puede faltar si programamos un viaje a Lanzarote.