Los castillos de Disney son uno de los grandes iconos de la marca, de hecho, durante años el logotipo fue una de las fortalezas más simbólicas: el Castillo de la Bella Durmiente. Toda nuestra infancia ha formado parte de la gran pantalla e, incluso, hay quienes han fantaseado con vivir en un lugar como tal. Si es que existiesen de verdad.

Lo cierto es que muchas de estas fortalezas de fantasía, aunque parezcan ideadas al completo por los ilustradores, están basadas en castillos que existen en la realidad. Mientras que el castillo de la Bella Durmiente está en Alemania, en España descansa el que inspiró a la primera película de animación de la historia de Disney: Blancanieves y los siete enanitos.

Con motivo de sus 100 años de historia, Disney hizo público hace un año un listado de 30 localizaciones en las que se había inspirado. En esa lista aparecen dos monumentos españoles, la Plaza de España de Sevilla y el Alcázar de Segovia, aquel que inspiró a Blancanieves, pero también, el más bonito de Europa, según National Geographic.

El Alcázar de Segovia o el castillo de Blancanieves

El Alcázar de Segovia es una de las fortalezas más emblemáticas y reconocibles de España, con una historia que se remonta a tiempos antiguos. Ubicado sobre una colina rocosa en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, domina la ciudad y ofrece las vistas del paisaje circundante, lo que le otorgó una posición estratégica a lo largo de los siglos.

A lo largo de su historia, el Alcázar ha asombrado a viajeros y artistas de todo el mundo, pero fue Walt Disney quien decidió que su imagen recorriese todo el planeta. Las similitudes entre ambas fortalezas no son solo en términos de su estructura arquitectónica, sino también en su ubicación en lo alto de un promontorio.

Según una encuesta de The Walt Disney Company, solo el 14 % de los españoles conocía que el Alcázar de Segovia sirvió de inspiración a Walt Disney para diseñar el castillo de 'Blancanieves y los Siete Enanitos'. 

Más allá de su importancia en la gran pantalla, el Alcázar de Segovia cuenta con una riqueza histórica que se remonta a la época romana, aunque su estructura actual comenzó a tomar forma durante la Edad Media.

Se cree que fue edificado sobre restos de una fortificación romana, y posteriormente ampliado y modificado por los visigodos. Sin embargo, fue durante el reinado de Alfonso VI, en el siglo XI, cuando el Alcázar empezó a ser mencionado en los registros históricos, lo que sugiere que ya existía en ese momento.

A lo largo de la Edad Media, el Alcázar sirvió como residencia real y fortaleza defensiva para varios monarcas. El rey Alfonso VIII fue uno de los primeros en usarlo como residencia habitual, y a partir de entonces se convirtió en un refugio importante para la monarquía castellana.

Alcázar de Segovia. Istock.

Durante los reinados de los Reyes Católicos, el Alcázar fue testigo de algunos de los eventos más relevantes de la historia de España. Uno de los momentos más destacados fue la proclamación de Isabel la Católica como reina de Castilla en 1474, un hecho que consolidó el papel del Alcázar como símbolo del poder monárquico en el país.

La arquitectura del Alcázar de Segovia es, sin duda, digna de película de hadas. En su exterior, su silueta majestuosa y puntiaguda, con torres cónicas que recuerdan a los castillos de cuento de hadas, ha inspirado leyendas e historias.

Estas torres se alzan sobre un sólido muro de piedra, y el foso que lo rodea realza su carácter defensivo. Aunque ha sufrido varios incendios a lo largo de los siglos, las reconstrucciones posteriores han preservado su esencia medieval.

Aunque el exterior sea impresionante, su interior también se merece una película por su decoración y riqueza artística. Cuenta con varias salas de época medieval y renacentista, como la Sala de los Reyes, que alberga una serie de estatuas que representan a los monarcas de Castilla.

Uno de los aspectos más fascinantes del Alcázar de Segovia es su papel en la historia militar y política de España. No solo fue residencia real, sino que también desempeñó un papel importante como prisión estatal en el siglo XVIII y como academia de artillería.