La indiscutible huella que dejó el pueblo romano durante su permanencia en la península ibérica es clave para entender la historia de España, además de para poder disfrutar de algunas de las obras arquitectónicas más impresionantes del hombre.
Un claro ejemplo lo tenemos a tan solo 7 kilómetros de Sevilla, en un pequeño municipio que alberga uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de la península: Santiponce.
Aunque a simple vista puede parecer un pueblo más del sur de España, la historia que encierra es impresionante. Aquí, en el corazón de Andalucía, se encuentra la antigua ciudad romana de Itálica, cuna de dos de los emperadores más importantes del Imperio romano, Trajano y Adriano.
Pero además de su legado imperial, Santiponce es hogar de uno de los anfiteatros romanos más grandes del mundo y uno de los mejor conservados fuera de Italia, pudiéndose comparar a la grandiosidad del de Mérida o Tarragona.
Una visita indispensable para conocer más la historia y cultura española, perfecta para cualquier escapada que busques hacer.
Cuna del Imperio romano de occidente
Fundada en el año 206 a. C. por el general Publio Cornelio Escipión, conocido como "El Africano", Itálica nació como un asentamiento para los soldados heridos en la Segunda Guerra Púnica.
Ubicada estratégicamente entre las ciudades de Hispalis (actual Sevilla) y Alcalá del Río, Itálica se convirtió rápidamente en una de las ciudades más importantes de Hispania.
Su relevancia no solo radicaba en su posición geográfica, sino también en el hecho de que dos de los emperadores más influyentes del Imperio, Trajano y Adriano, nacieron en sus calles.
Durante su reinado, Adriano llevó a cabo una serie de reformas y construcciones que elevaron a Itálica a un estatus único en la provincia romana de Hispania. Uno de sus proyectos más emblemáticos fue la construcción de un anfiteatro que, hasta el día de hoy, sigue asombrando a todo aquel que lo visita.
El anfiteatro de Itálica
El anfiteatro de Itálica es uno de los más grandes del Imperio romano y el mayor fuera de Italia. Sus dimensiones son realmente impactantes: con 160 metros de largo y 137 de ancho, podía albergar hasta 25.000 espectadores.
Esta sorprendente cifra para la época es solo superada por el Coliseo de Roma, el anfiteatro de Capua y el de Pozzuoli. Un claro ejemplo del esplendor y la grandeza que alcanzó la ciudad bajo el mandato de Adriano.
Construido entre los años 117 y 138 d. C., el anfiteatro no solo albergaba espectáculos de gladiadores y luchas contra fieras, sino que también era un lugar de culto, con varias salas dedicadas a las diosas Némesis y Juno.
Estaba dividido en tres secciones: la "ima cavea", reservada para los dirigentes; la "media cavea", para los ciudadanos comunes; y la "summa cavea", destinada a las mujeres y los niños. Esta distribución reflejaba la jerarquía social de la época.
El anfiteatro de Itálica ha sido escenario de múltiples restauraciones que han permitido conservar su esencia y atraer la atención del mundo del cine y la televisión. De hecho, fue elegido como escenario en la famosa serie Juego de Tronos para recrear las ruinas de Pozo Dragón, consolidando su lugar no solo en la historia, sino también en la cultura popular contemporánea.
Recorrido por Itálica
Aunque el anfiteatro es la joya del conjunto arqueológico, Itálica ofrece mucho más. Entre los restos mejor conservados se encuentran las termas, que eran el lugar de encuentro y socialización para los habitantes de la ciudad, y las casas señoriales, entre las que destacan la Casa de los Pájaros y la Casa del Planetario.
Estas residencias de la élite romana están decoradas con impresionantes mosaicos que, a pesar del paso del tiempo, han conservado su belleza. Los motivos geométricos y figurativos que adornan los suelos muestran escenas de la mitología clásica, como el famoso mosaico de Orfeo rodeado de aves.
Además, Itálica también cuenta con restos de murallas, un teatro romano y el Traianeum, un templo dedicado al emperador Trajano, que fue construido por Adriano en honor a su predecesor.
El monasterio de San Isidoro del Campo
Pero Santiponce no solo destaca por su legado romano. A escasa distancia de las ruinas de Itálica se encuentran el monasterio de San Isidoro del Campo, una impresionante abadía fundada en 1301 por Alfonso Pérez de Guzmán.
El monasterio cuenta con dos iglesias, cinco claustros y una torre, y está decorado con un conjunto de pinturas murales de gran valor artístico. A lo largo de los siglos, ha sufrido diversas reformas y ampliaciones, especialmente durante el periodo barroco, lo que ha enriquecido aún más su patrimonio.
Entre las obras más destacadas que alberga se encuentran dos retablos realizados por el famoso escultor sevillano Martínez Montañés. Este lugar santo, mezcla de estilos arquitectónicos góticos y mudéjares, es uno de los monumentos más importantes de la provincia de Sevilla.