Son poco más de las seis de la tarde, pero el paso de los días ya se nota en la caída del sol al horizonte. Un precioso atardecer, que se refleja incisivo en el agua del río Pisuerga a su paso por Valladolid, se rinde ante un grupo de mujeres que salen decididas del Centro de Piragüismo Narciso Suárez.
Van todas ataviadas con una camiseta de color morado, y llevan un dragón dibujado a sus espaldas. Exactamente igual que el que cargan con sus manos. Una gran cabeza y una cola de color dorado decoran los extremos de las dos piraguas que ya toman dirección al muelle. Caen lentamente sobre el agua.
Dos de las mujeres llevan las barcas hacia las posiciones de salida mientras el resto coge su pala y se organiza. El silencio que inunda la zona acompaña en un ritual que se repite cada martes, jueves y sábado. Toman posición. No todas reman, algunas dirigen el ritmo de la embarcación a golpe de tambor. "Hoy Mercedes no coge pala. Tiene recién dados los puntos".
Sin embargo, su objetivo es el mismo: remar en contra del cáncer de mama.
Sus edades y circunstancias son distintas pero, en las Vallkirias del Pisuerga, todas hablan el mismo idioma. Son un total de 47 mujeres las que conforman esta asociación en la que el único requisito es, desgraciadamente, padecer o haber padecido esta dura enfermedad. Pero juntas son más fuertes, y así lo demuestran en cada entrenamiento y en cada competición. Porque Vallkirias no es una asociación cualquiera.
El piragüismo BCS (Breast Cancer Survivor) es su modalidad, y ya se han convertido en las reinas del Dragon Boat. Con todo un palmarés a sus espaldas, se ejercitan para sobrellevar los efectos o secuelas que en ellas ha dejado el cáncer, pero no titubean al decir que esto también es un juego, y lo que ellas quieren "es ganar".
"Vallkirias me sacó del agujero"
A Nachi García (64 años) le dieron el diagnóstico en 2016. "El 23F... ¡Toma ya!", exclama sin perder la sonrisa. Una sonrisa que hace unos años no tenía, "porque el cáncer te hace tener miedo". Tuvo que pasar por quirófano y, aparentemente, todo fue bien. Pero en el año 2020, juntándose con la pandemia, tuvo una recidiva -reaparición de las células cancerosas-.
"Me tuve que hacer una mastectomía bilateral. Además, tuve muchos problemas, se me infectó, tenía que ir a hacerme las curas a Madrid porque me operaron allí... Lo pasé realmente mal", cuenta. Después de la operación, Nachi se contracturaba mucho. Iba regularmente al fisioterapeuta para calmar el dolor y, en una de las sesiones, la recomendó un libro donde venían una serie de ejercicios para realizar después de una intervención de ese calado.
Nachi lo siguió al pie de la letra, y entre la multitud de opciones que se encontraban en las páginas de ese libro, apareció el Dragon Boat. "Una bombilla se me encendió. Pensé en que quería empezar a practicar esa modalidad de piragüismo, pero sabía que en Castilla y León no había nada de eso. Así que decidí empezar un pequeño proyecto".
Y dicho y hecho. Nachi juntó a cuatro conocidas que sabía que compartían diagnóstico con ella y les habló acerca de su idea. A todas les pareció bien, y se pusieron manos a la obra. Acabaron juntándose un pequeño grupo de mujeres que al principio tenían "muchas dudas, porque es algo que no sabes si va a poder salir adelante".
"Al principio fue bastante difícil", confiesa Nachi. "Busqué muchos clubs para que nos acogieran. Primero nos acogió un club que se llamaba 'El Cisne'. Ahí fue donde empezamos y donde creé oficialmente la asociación". Era febrero de 2022 y Vallkirias eran, entonces, 10 mujeres que no tenían ni barca, pero sí mucha ilusión.
"Salíamos en una pequeña piragua canadiense que no tenía bancadas ni nada. Nos ponían bloques de porexpán y así salíamos, con unas palas de madera gigantes", explica. Nachi tuvo la suerte de contar con la incesante ayuda de su marido, José Luis Bentabol, arquitecto vallisoletano que se convirtió en principal patrocinador de la asociación.
"Gracias a su esfuerzo por buscar más patrocinadores conseguimos comprar el primer barco. Ahora el problema era dónde guardarlo". Ríe al recordarlo. Dedicaron muchas tardes a recorrer las orillas del Pisuerga en busca de un sitio, pero no hubo suerte. "Finalmente, la Fundación Municipal de Deportes nos buscó el sitio donde estamos ahora, el Narciso Suárez".
El boca a boca hizo de las suyas, y la voz se fue corriendo por la ciudad. Contaban ya con piragua propia, palas adaptadas a cada una, un sitio donde practicar y un equipo con casi el doble de participantes de las que empezaron. Comenzaron con el rodaje y, remando y remando, en tan sólo seis días estaban compitiendo.
"No se me olvidará en la vida. El 8 de septiembre había una competición. Habíamos entrenado sólo seis tardes, y resulta que quedamos finalista. ¡Vaya carambola!". Y el resto ya es historia. Pero para lograr tal hazaña no sólo es necesaria una buena tripulación, es imprescindible contar con un buen timonel. Y en este caso cuentan con uno de lujo. Su entrenador es, nada más y nada menos, Narciso Suárez, el medallista olímpico vallisoletano que da nombre al pabellón.
A imagen y semejanza de su líder, ahora mismo ostentan el título de campeonas de España en el VIII Campeonato de Barco Dragón. Hicieron doble podio, llevándose oro y plata en las modalidades de 500 y 200 metros. Pero para Nachi, esto es secundario. "Para mí lo importante es que he conseguido liberarme. Hay una fase por la que pasamos todas cuando lo estamos sufriendo, y es que piensas que no vas a levantar cabeza. El miedo te encoge, te acobarda. No te deja avanzar, y sólo tienes pensamientos negativos. Pero he conseguido salir del agujero. Ahora somos guerreras de Vallkirias, y vamos a ir a por todas".
Un "salvavidas"
Frente al espejo un abismo
Una corriente que gira el timón
Se tiñe de negro el camino
Pero lejos se escucha un tambor
Tener miedo a encallar, soltar la pala naufragar
Remar sin saber la dirección
Mirar a un lado, mirar al otro
Sentir el trueno, el terremoto
Y lejos se escucha un tambor
Águeda de la Pisa (61 años) fue de las primeras en unirse a la asociación. La detectaron cáncer de mama en el 2007, cuando tan sólo tenía 44 años. "Cuando te lo dicen te quedas espantada. Piensas 'es cáncer', que es una palabra muy fuerte. Es muy duro. Al principio lo primero que se te viene a la mente es que se te va a caer el pelo, pero cuando vas avanzando en el proceso te das cuenta de que eso al final es lo de menos", relata.
Estuvo 10 años en tratamiento. "Me dieron quimio, radio... todo". Tuvo que pasar por quirófano, donde le quitaron un cuarto superior de pecho. "Pero del proceso lo peor, sin duda, es la quimio. La quimio es mortal. Son acumulativas, de la primera ni te enteras, pero cuando ya llevas 35 sesiones no puedes con tu alma. Estás realmente agotada", confiesa. Ahora, puede decir que está 'limpia', y que ya no sigue ningún tipo de tratamiento. "El único que sigo es venir aquí".
Elena Enciso (43 años) se unió a Vallkirias a principios de 2023. Lleva casi dos años en la asociación, pero le diagnosticaron la enfermedad hace más de cinco, en junio de 2019. "Me tuvieron que dar quimio, me operaron, me quitaron la mama izquierda y luego también radio. Ahora sigo con tratamiento hormonal y revisiones cada seis meses".
Merche González (64 años) es la más novata del grupo. Lleva tan sólo dos meses, pero le dieron la triste noticia en el año 2021. "Al principio no me lo creía. No me imaginaba que me iba a caer a mí, así de repente, porque además yo no tenía ningún síntoma. Pero al final lo vas asumiendo, no te queda otra. Intentas salir adelante y tener otras perspectivas de vida". Le hicieron una mastectomía radical y tuvo que darse sesiones de quimio y radioterapia. Ahora, acude al oncólogo cada seis meses y sigue un tratamiento de pastillas que tendrá que mantener durante los próximos 10 años.
A pesar de lo diferente de cada historia, todas coinciden en que, cada una a su manera, Vallkirias ha sido su particular "salvavidas". En esta asociación se encontraron con mujeres que las entendían, que no las juzgaban y "a las que no hay que dar explicaciones, porque saben lo que es no querer hablar del tema". Cuando se montan en su barca, su cabeza deja de retumbar por un momento, y lo único que escuchan es el suave chapoteo del remo entrando al agua. "A muchas el silencio es lo que nos cura".
Cambia la fuerza del oleaje
Ya no se sienten solas en el viaje
Llegan con la pala, siempre a ritmo de tambor
Reman las Vallkirias siendo un solo corazón
Ahora, las Vallkirias ya nunca se sienten solas. Se tienen las unas a las otras, pero también a una ciudad que las respalda y que se ha volcado con ellas. Tanto, que este año las ha hecho pregoneras de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Cuentan hasta con su propio himno, VALLKIRIAS, compuesto por un grupo de música local, 'Las Bulsara', formado por Irene Tamayo y Andrea Suárez, hija del propio Narciso.
¡Vallkirias, Pisuerga, Vamos!
Vallkirias ahora mismo está formado por 47 mujeres, con edades comprendidas entre los 33 y los 67 años. Ya se sienten desbordadas pero, aún así, cuentan con más de 30 personas en lista de espera. "Estamos intentando gestionar el tema para que toda mujer que quiera pueda unirse. Esto es un servicio municipal y hay sitio para todas. Tanto para las que quieran competir, como para las que tan sólo quieran hacer ejercicio", explica Nachi.
Pero esa será, como mínimo, a partir de primeros de noviembre. Ahora están recomponiendo fuerzas después de disputar su última competición, que tuvo lugar el pasado 5 de octubre en Sevilla. Aún así, ya se preparan para seguir entrenando, porque el Pisuerga cuenta en su paisaje con las piraguas de las Vallkirias durante todo el año.
Al grito de ¡Vallkirias, Pisuerga, Vamos! este grupo de mujeres nunca descansa. Sus últimos problemas con la Federación de Piragüismo, que acordó de manera unilateral que la categoría BCS no puntuara y que entrara dentro del grupo de discapacidad, han hecho que se sientan aún más fuertes. Compiten en categoría sénior y veteranas, contra chicas "de veintitantos" que, aunque las cogen con ganas, nunca pueden derrotarlas.
"Lo ganamos casi todo, y contra chicas que podrían ser nuestras nietas. Estamos disputando tres categorías a la vez, pero queremos demostrarle a la Federación que nosotras también podemos competir. Porque nosotras tenemos o hemos tenido una enfermedad, pero eso no nos convierte en discapacitadas. ¡Lo que somos es supervivientes!". Y, como suscribe Nachi, así lo han demostrado.
Este artículo ha sido elaborado con la Leica Q3, una compañera de confianza que ayuda a nuestros reporteros a elevar la narración periodística visual a otro nivel.
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