El estrés y la prisa son las constantes vitales de mi día a día. Y es más que posible que también de la tuya. Estudios han demostrado el poder que tiene la meditación sobre el bienestar mental, pero también el físico. Por eso, cuando se presentó ante mí la posibilidad de asistir a una sesión de meditación (global) con el doctor Deepak Chopra, el gurú que introdujo a la mismísima Oprah en este mundo de la consciencia, dije ¡me apunto! ¿Quién no querría experimentar un estado de elevación y tranquilidad que le remonte a la paz que experimentaba cuando aún estaba en el vientre materno y su existencia era imperturbable?
La propuesta, además, llegaba envuelta por un bonito spot: la fachada de la catedral de Palma de Mallorca, que, para quien nunca haya tenido la fortuna de ponerse frente a ella, le puedo decir que es una obra de arte arquitectónica a las orillas del mar que quitaría el habla al más charlatán. Su estilo gótico y su piedra de arenisca o mares, como le conocen aquí, le otorga una apariencia de castillo de arena de ensueño. Así, nadie se podía resistir a decir que sí.
Me vas a permitir que me detenga en la mencionada catedral pues, al llegar a Palma de Mallorca, me cuentan que hay quien aún recuerda el reflejo del fastuoso edificio en el mar dando la bienvenida a la ciudad. Hoy día aquel reflejo lo ocupa un parque que la salvaguarda, a la vez que la homenajea, como el doctor Deepak Chopra con su meditación por la paz esa tarde de octubre.
En el marco del encuentro de bienestar Sages & Scientists, y a modo de inauguración del mencionado encuentro, hasta 400 personas nos congregábamos para unir nuestras conciencias individuales en una colectiva y con ello impulsar el cambio en el mundo. "Quizás con una intención global, produzcamos el cambio universal", añoraba el doctor y gurú Deepak Chopra.
A las 17.30 h, bajo un intenso sol mallorquín, pese a ser mediados de octubre, comenzaba la meditación que marcaría un antes y un después en mi manera de percibir la vida. Al menos, por esa tarde.
Conciencia colectiva
Meditar, pese a lo que muchos puedan creer, no es dejar la mente en blanco. Meditar es hacer conciencia de qué somos y de cómo lo somos en el universo. "El mundo que manifestamos es el reflejo de la conciencia colectiva", así introducía el doctor Chopra esta meditación.
Alejar del consciente todo aquello que te preocupa y que, en la mayoría de casos no puedes controlar porque escapa de tus límites manejables, es el fin de esta liberadora práctica. Yo descubrí sus beneficios con 23 años. Para entonces yo cursaba mi máster y uno de los primeros días de curso, una profesora entró por la puerta, se presentó y nos hizo cerrar los ojos a toda la clase. A ella le agradezco la claridad mental y la capacidad de enfocarme en el presente cada vez que practico una breve sesión de cinco minutos.
Pero dejando el pasado atrás, y trasportándonos al presente de la meditación guiada por el doctor Deepak Chopra, necesito recordar el luminoso recorrido por mis cinco sentidos principales y las emociones que estos despiertan. Cómo esto alimenta nuestra imaginación sin esfuerzo; y cómo a través de estar presente, en comunidad, podemos sentir que nos elevamos.
Y tal vez creas que es una exageración o una manera dramática de hablar, pero sentí que me elevaba. No del asiento, pero sí a nivel anímico, como aquellas veces que estás tumbada en la cama y tu cuerpo comienza a relajarse tanto que la mente solo puede flotar. Justo así. Trance.
Ese es el efecto que tiene el hacer consciente la respiración. De permitir pasar el aire a través de las fosas nasales llenando mis pulmones, me transporté a la emoción de sentir el aire que me rodeaba y, entonces, vi con claridad aquello que el gurú Deepak Chopra narraba, describía: rayos dorados que incidían en nosotros. Energía. Y allí, con su siguiente frase, me quedé respirando: "Entender el sufrimiento del mundo es compasión, y desde ahí, podemos aliviarlo".
El gurú que convenció a Oprah
A pesar del auge por la exótica cultura del yoga y la meditación, aún existe un alto grado de desconocimiento, al menos si nos referimos a España, acerca de los gurús de este sector. Deepak Chopra podríamos decir que es el referente número uno en meditaciones guiadas, y este calificativo no se debe a que ocupe tres millones de seguidores en las redes sociales, a que introdujera a la mismísima Oprah Winfrey en la liberadora práctica o que se codee con otros tantos nombres destacados de la esfera hollywoodiense.
La razón de la denominación de gurú a Deepak Chopra transciende todo eso y aterriza en su historia. Un niño que de la India viajó a los Estados Unidos con el fin de formarse como doctor y que, tras años de estudio y ejercicio, se dio cuenta de las carencias del sistema de salud y decidió emprender un camino holístico e integrativo.
Los conocimientos inherentes de su cultura y la occidentalización irrevocable tras vivir en EE. UU. han forjado una personalidad que despierta el interés de quienes le rodean, creando una comunidad heterogénea que se retroalimenta para estar en constante crecimiento.
Mujeres poderosas con empresas líderes, hombres de negocios especializados en IA, parejas que siguen su carrera desde hace más de 30 años… Todos son ese público transformador que comprende lo ilimitado de la conciencia y del que, tras esta reveladora experiencia de meditación, también soy un poco parte.