“Nos llegan casos todos los días, por culpa de la mascarilla, que antes no existían o no tanto, como el acné en la barbilla, las rosáceas o la rotura de capilares en mujeres a partir de los 30”, asegura Carmen Navarro, experta en cuidados estéticos.
“La humedad que mantenemos en la zona durante toda la jornada, produce una fuerte deshidratación y mucha dermatitis. La piel no está confortable, no respira, hay falta de oxígeno. A esto hay que añadir, que nos miramos en el espejo y vemos más flacidez de la habitual. Los surcos nasogenianos, que son las líneas que discurren entre la nariz y la boca, se ven más acentuados, así como las líneas de expresión que aparecen sobre los labios. En este momento, estamos luchando contra todo esto…”, asegura Carmen Navarro.
“Desde que abrimos, tras el cierre por la Covid, hemos tenido lista de espera, porque la gente necesitaba de cuidados y también contacto humano. Por ello, hemos puesto mucho empeño en los tratamientos manuales y en los tratamientos con oxígeno. Además, nos llegan personas con mucho estrés, y esto se refleja en la piel”.
Técnicas orientales
Partidaria de las técnicas orientales, que descubrió hace más de 40 años, “me di cuenta, de que lo que pasaba en la piel, tenía que ver con lo que ocurría en el interior. En mis viajes, observé que las filosofías orientales nos cuidaban por dentro con meditaciones y relajaciones, por lo que las incluimos en nuestros tratamientos y conseguimos mejores resultados. Viajamos mucho por Nepal, Tibet, Indonesia... Ahora salimos menos, por la pandemia, pero el último viaje lo hicimos a Japón y me encantó. Me traje muchas ideas”, afirma Carmen.
La especialista, hoy muy reconocida en su profesión, fue una de las primeras emprendedoras en el sector estético, con unos comienzos nada fáciles, en una España en la que las mujeres más inquietas, apenas tenían libertad para moverse.
“Cuando comencé, hace ya 49 años, no podía pedir un préstamo, ni abrir cuenta en un banco. Ahora se lo cuento a mis nietos y no se lo creen. Mi marido me tenía que avalar en todo. Yo no pintaba nada, pero él siempre me ha apoyado”.
En cuanto al crecimiento de la empresa, “al principio, me pusieron pegas con respecto a la expansión, pero yo no hice caso a nada ni a nadie, excepto a mi intuición y a mis conocimientos, que me decían lo que era correcto. Nuestra época, no fue nada fácil. Me hace gracia ahora las ventajas que tienen las jóvenes. Nosotras hacíamos de todo, con unos horarios tremendos. Y ahora viven mejor”, afirma.
El cambio de Isabel Díaz Ayuso
Carmen, nacida en Madrid, en la calle Hermosilla, esquina con calle Velázquez en “el mejor sitio de Madrid”, asegura que “el Madrid de Ayuso me gusta mucho. Gracias a ella, hemos podido seguir trabajando durante la pandemia. Nos ha protegido en ese sentido. Me parece bien cómo lo está haciendo, y nos aporta beneficios y ayuda a las empresas pequeñas” confirma la experta en belleza.
Respecto al cambio de aspecto y look que ha sufrido la presidenta de la Comunidad de Madrid, la especialista en estética la ve “muy guapa y le están dando tratamientos muy buenos. No sé quién se lo está haciendo, pero lo está haciendo muy bien, incluida la ropa”. Del rostro de Isabel Díaz Ayuso, la esteticista destaca su luminosidad.
“Siempre digo que la luz hace que una piel se vea más joven. Las arrugas no envejecen, sino que es la ausencia de luz la que envejece. Y esta luminosidad se logra cuidándose, con rituales de limpieza cada día en casa y con tratamientos avanzados. Por ejemplo, con el uso del retinol, que ayuda en invierno para retirar las células muertas, a oxigenar la piel y a que tenga otro aspecto. Y por supuesto, asistiendo de vez en cuando a un centro de belleza”.
La estética preventiva
En las Clínicas Carmen Navarro practican desde hace tiempo la estética preventiva y el "envejecimiento dirigido". Se trata de ir corrigiendo de forma personal y específica, los estragos que el tiempo provoca en la piel, incluso adelantándose a ellos, pero sin obsesionarse con el paso a la madurez y al ir cumpliendo años.
“Yo creo en la estética preventiva”, asegura Carmen y continúa: “Empezamos a envejecer a partir de los 21 años y debemos cuidarnos desde entonces, de una manera u otra. Aconsejamos a los más jóvenes, acudir al centro cuatro veces al año, por ejemplo, con cada cambio de estación, para enseñarles cómo utilizar las cremas de limpieza y cómo se tienen que cuidar. Hoy, las adolescentes se están poniendo las cremas de sus madres y eso es una locura”, concluye.
Hoy, con su séptimo centro abierto en Pozuelo (5 en Madrid, uno en Sevilla y otro en Valencia), sigue defendiendo la utilización de las técnicas manuales por encima de los aparatos, y una comprensión de la belleza desde un punto de vista holístico integral, que no es otra cosa, que procurar el bienestar general por dentro y por fuera, más allá del reflejo que nos devuelve el espejo.