La maderoterapia facial, avalada por los múltiples beneficios de su hermana mayor, la maderoterapia corporal, se ha convertido en el nuevo tratamiento de moda para rejuvenecer facciones. Sus beneficios son visibles desde la primera sesión, como explica Paz Torralba, directora de The Beauty Concept. Entre ellos destaca que “rellena las arrugas, tonifica el tejido y remodela el óvalo, elevando la mirada y los pómulos”.
Esto se debe al tipo de movimientos que se realizan con las herramientas de madera que, al igual que sucede con el Gua Sha o el rodillo de jade, se hacen de forma ascendente, recolocando la musculatura y estimulando la circulación sanguínea. De esta manera, aumenta el oxígeno y la llegada de nutrientes a las células de forma indolora.
Con la edad y la falta de tonificación de los músculos faciales, los rasgos tienden a caer. Por eso es importante tonificar de manera activa con ejercicios de gimnasia facial y ayudarse de técnicas como la maderoterapia, que recolocan y mantienen el músculo estimulado.
Mucho más pequeños que los corporales, los músculos del rostro necesitan de movimientos más cortos, con menos presión y herramientas específicas más pequeñas, aclara Ludmila Zeru, propietaria del Centro de Estética BE COOL, especializado en belleza natural.
Cada utensilio, una finalidad
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Con el utensilio de bolas se actúa a nivel superficial para eliminar tensión, conseguir una relajación muscular, estimular el sistema linfático y sanguíneo y suavizar arrugas.
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Con el rodillo estriado pequeño se trabaja a nivel epidermis y dermis media para activar la microcirculación periférica. Estimulamos el fibroblasto, trabajamos las arrugas más finitas y el contorno de ojos. Es muy efectivo en casos de bruxismo.
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Con el rodillo doble de mango estriado se reafirma y combaten las arrugas profundas, se activa la remodelación del óvalo y se reduce el doble mentón.
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Con la copa sueca se organizan los tejidos internamente y estimula la compactación dérmica.
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Con la pala moldeadora se drenan y conducen las toxinas movilizadas a las linfas.
El drenaje y desinflamación del rostro es el principal objetivo de la belleza oriental, de donde proviene esta técnica milenaria que se utilizaba por sus propiedades en la musculatura y las articulaciones. Un masaje similar al que el rodillo de jade o el Gua Sha realizan, pues los instrumentos de madera, al igual que los de piedras semipreciosas estimulan la circulación sanguínea con un aumento de oxígeno y nutrientes a las células para que la piel esté más uniforme, lisa, y luminosa.
"La media de sesiones para lograr un cambio visible y duradero son diez (una o dos por semana y mantenimiento de una al mes), con un recuerdo de un ciclo de tres sesiones cada seis meses para volver a dar información a la célula", aclara Paz. Además, si se combina con otras técnicas como la radiofrecuencia, sus beneficios en la creación de colágeno y disminución de las arrugas se multiplican.
La constancia, como en cualquier otra rutina de belleza, es fundamental. Aprender a hacerse un automasaje con madera, como se viene haciendo ya con el Gua Sha o el rodillo de jade, y combinarlo con una buena cosmética, serán clave en un rostro que envejece desde el bienestar y la prevención.