Si hay dos razones por las que destaca la cultura japonesa es por su capacidad para conservar las tradiciones y por saber envejecer. Motivo por el que cada vez más, y pese a los avances cosméticos, las técnicas ancestrales japonesas siguen formando parte de las rutinas de belleza antienvejecimiento de las mujeres de todo el mundo.

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Entre la tradición japonesa y envejecer bien existe una fuerte conexión. Los antiguos rituales de belleza nipones han sido cuidadosamente cultivados a través de los años y transmitidos entre las mujeres de generación en generación.

En occidente, el cuidado de la piel está muy orientado a la solución, lo más rápida posible. En la tradición japonesa se reconoce la piel como el reflejo externo de la propia salud por lo que, en lugar de poner su atención en un grano o una arruga, dedican tiempo en pensar cuáles son las causas más profundas.

Las mujeres japonesas son muy conscientes del hecho de que su piel es un reflejo de su salud. Evitan ciertos alimentos y muchos de los ingredientes que se encuentran habitualmente en su dieta también se utilizan en el cuidado de la piel. Por lo tanto, es lógico pensar que lo que es saludable para el cuerpo también lo es para la piel. La idea de la conexión dieta-piel, tan asentada en Japón, es todavía un concepto incipiente en el mundo occidental.

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Cuando se trata de sus productos y de los ingredientes que contienen, menos es más. Cada paso es esencial y a menudo formulado con la cantidad mínima de ingredientes para garantizar la eficacia. Debido a que hay tan pocos componentes, cada ingrediente debe ser de la más alta calidad.

Limpieza facial con aceite

El paso de la rutina facial más importante de una geisha, referente de la belleza japonesa, siempre es limpiarse la piel. Normalmente, utilizan aceites limpiadores, asegurándose de retirar todo el maquillaje.

Los aceites disuelven lo que está en la superficie de la piel y, además, penetran profundamente en los poros, nutriendo y dejando una piel brillante.

Exfoliación diaria

Hay diversas recomendaciones sobre la frecuencia con la que exfoliar la piel y, ante la duda, lo mejor es consultar con un dermatólogo. En la tradición japonesa, se hace a diario. La clave está en hacerlo suavemente y, para ello, los rituales nipones utilizan enzimas de arroz.

El arroz ha sido elogiado durante siglos en Japón por su efecto tonificante en la piel debido al aumento de la producción de colágeno inducido por un poderoso componente antioxidante: gamma-orizanol.

Utilizar una esencia

La esencia es un producto más ligero que el sérum, que hidrata y prepara la piel para absorber la humedad. Para las mujeres japonesas, la esencia es un paso clave de su rutina de cuidado, un cambio de juego completo. Su origen está ligado al ritual de las aguas de belleza y se utiliza como refuerzo hidratante previo al sérum.

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