Al margen de su tipo (seca, grasa, mixta...), la piel sufre de forma directamente las condiciones exteriores. Factores como la contaminación, la luz azul o el clima tienen repercursiones directas sobre su aspecto y salud.
[¿Cómo cuidar la piel a partir de 50 años? 10 novedades de belleza que deberías tener en cuenta]
De ahí la importancia de adoptar una buena rutina, sobre todo a nivel facial, la zona más expuesta junto a las manos. En invierno, se enfrenta esencialmente a los efectos del frío aunque también puede padecer los efectos de los rayos.
¿Por qué la piel sufre más en invierno?
La Fundación Piel Sana, citada por Deusto Salud, indica que "las temperaturas bajas provocan una reducción de la producción de grasa, de este modo la piel pasa a ser más fina y delicada. La humedad no se procesa e interioriza, por lo que la deshidratación crece. Asimismo, los cambios de temperatura de los sitios cerrados al exterior son un riesgo para la piel".
Además, "nuestro cuerpo está acostumbrado a funcionar cuando cuenta con una temperatura de unos 37º C. Si por el contrario estamos demasiado tiempo expuestos a entornos demasiado fríos, esto hará que nuestros vasos sanguíneos se estrechen, dificultando el correcto flujo de la sangre. Cuando esto ocurre, podemos llegar a ver signos de deshidratación, irritación, pérdida de elasticidad, picor y grietas en la piel" explican desde Darphin.
Según también nos recuerdan los expertos de RoC®, aunque nos pueda parecer que en los meses más fríos del año el sol no afecta de la misma manera que en verano a nuestra piel, lo cierto es que la radiación ultravioleta sigue estando presente en nuestro día a día. Por ello, es muy importante que en invierno sigamos protegiendo nuestra piel de los rayos del sol.
Si vas a esquiar, ten además en cuenta que la nieve actúa como reflector del sol, por lo que cuando practicamos este deporte estamos en riesgo de sufrir quemaduras.
Los rayos ultravioleta (UV) se dividen en UVA, UVB Y UVC. Los últimos quedan bloqueados en la capa de ozono, pero los primeros llegan a la tierra, penetrando directamente en nuestra piel. Sin embargo, no actúan de la misma manera:
- Los rayos UVB predominan en verano, siendo los causantes de las quemaduras solares. Constituyen el 5% de radiación ultravioleta y pueden atravesar ventanas y ropa fina hasta llegar a la piel. Provocan quemaduras porque se reflejan fácilmente, por lo que en invierno debemos tener en un especial cuidado con esta radiación cuando vamos a la nieve.
- Los rayos UVA tienen lugar durante todo el año, incluso en los días más fríos. Estos atraviesan los cristales hasta penetrar en nuestro cuerpo, siendo los causantes del envejecimiento prematuro de la piel. Sin embargo, como no dañan la piel inmediatamente, muchos de nosotros no somos conscientes de la importancia que tiene protegerse frente a ellos todos los días del año.
Así, si cuidamos y protegemos nuestro rostro diariamente de forma correcta, evitaremos el envejecimiento prematuro de nuestra piel, la flacidez, arrugas y manchas.
Todos los días, antes de salir a la calle, debemos aplicarnos una crema hidratante con protección solar FPS30, después del sérum y el contorno de ojos y antes del maquillaje.
¿Qué señales deben mantenernos en alerta?
"La piel presenta diferentes características cuando se ve afectada por el frío. De hecho, puede llegar a adquirir un aspecto pálido e, incluso, grisáceo. Tres indicadores que alertan de la presencia de la sequedad cutánea son la poca lubricación, la tirantez y la descamación.
También puede llegar a haber enrojecimiento y sensibilidad, principalmente en el rostro y las manos. Para evitar que esto ocurra, es esencial cuidar la piel por dentro, con una buena alimentación, y por fuera, con productos cosméticos adecuados" aclara Deusto Salud, el centro de formación continua que ofrece programas formativos a distancia en el sector de la sanidad y el bienestar.