Llega el momento de lavarse el pelo y comienzan a surgir las dudas: ¿debo usar acondicionador, mascarilla o ambos? Aunque la respuesta, según la peluquera nuestra experta en peluquería, Dolores Diaz, es más sencilla de lo que pensamos. 

Esta experta asegura que el champú, el acondicionador y la mascarilla forman el trío ganador para mantener un pelazo de envidia. Y eso, aunque parezca que los dos últimos son productos muy parecidos. Pero lo cierto es que existen diferencias entre ellos.



Si lo que buscas es tener un pelo bonito y sano, es importante que sigas una rutina de cuidados específicos para tu tipo de cabello. En ella, el protagonista suele ser el champú, pero no es el único producto que debes usar para conseguir una preciosa melena.

Díaz nos da las claves sobre el cuándo, el cómo y el porqué usar cada uno de estos productos.

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Para qué sirven 

El primer error que algunas personas cometen es utilizar un producto y dejar de utilizar otro. Tanto el acondicionador como la mascarilla son completamente necesarios para tener un pelo nutrido. Por eso, es fundamental saber cuál es la diferencia entre ambos.

El acondicionador sirve para hidratar el pelo y dejarlo suave después de haberlo limpiado en profundidad con el champú. Su fórmula es ligera, lo que permite su aplicación a diario. En definitiva, el este producto protege la fibra capilar de las agresiones diarias y ayuda a controlar el encrespamiento y a conseguir un pelo brillante. Además, sus beneficios y resultados se pueden observar a lo largo del tiempo.

Por su parte, la mascarilla sirve para hidratar profundamente y dejar el pelo suave. Existen muchos tipos y texturas diferentes, y deben elegirse en función del tipo de cabello.

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Podríamos decir que es un tratamiento nutritivo mucho más completo, pues su fórmula está más concentrada. Aporta todos los nutrientes necesarios, ayuda a recobrar la salud de la fibra capilar y a sellar la cutícula del cabello.

Diferencias entre acondicionador y mascarilla

La aplicación de ambos varía enormemente. Una vez aclarado el champú y sobre el pelo mojado, el acondicionador se aplica de medios a puntas. Normalmente, se aclara al instante sin necesidad de dejar un tiempo para que haga más efecto.

En cambio, la mascarilla se usa tras lavar el pelo y aplicar el acondicionador. Al igual que este último, se extiende desde los medios a las puntas; sin embargo, requiere un tiempo de reposo de entre 5 a 10 minutos.

Cada cuánto se usa

El acondicionador tiene una fórmula más ligera, que permite su uso diario. Por el contrario, la mascarilla, al ser un tratamiento reparador, tiene una consistencia más densa, pero no por ello menos cremosa. Y en esas características radica la mayor diferencia entre estos productos, pues determina la frecuencia de aplicación: el acondicionador está pensado para un uso diario –o cada vez que te laves el pelo–, algo que no pasa con la mascarilla.

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Díaz señala que, pese a que algunos acondicionadores aseguran no necesitar aclarado, debería hacerse siempre. "Si tienes un pelo fino y no lo aclaras, conseguirás un pelo sin volumen y apelmazado", asegura.

Así solo se conseguirán unos resultados contrarios a los que buscas con este producto. La experta recalca que, pese a lo que diga el envase, hay que utilizarlo a diario, pero aclarándolo. 

Si el acondicionador se usa a diario, la mascarilla debe utilizarse una vez a la semana. Y es que esta hidrata mucho más en profundidad y, según Díaz, un uso excesivo podría apelmazar el cabello y engrasarlo.

La conclusión es clara: al tener funciones y texturas diferentes, es posible aplicar acondicionador y mascarilla como productos de cuidado capilar complementarios. Y es que ambos aportan beneficios muy interesantes (y necesarios) para la salud de nuestro cabello.