El sentido del olfato es clave para evocar emociones y recuerdos. Es tan poderoso y sensible que podemos recordar hasta el 35% de lo que olemos. Esto sucede por nuestra capacidad para asociar situaciones concretas con determinados olores.
Cada persona tiene un patrimonio olfativo propio que ha ido acumulando a lo largo de su vida, de forma inconsciente. Así, al percibir un aroma concreto, volverá a su mente el recuerdo asociado a ese olor.
Gracias a la memoria olfativa podemos asociar aromas a recuerdos, personas o momentos. Esta memoria olfativa se conoce como recuerdo proustiano (o recuerdo involuntario). La mera exposición a un estímulo, desencadena automáticamente un recuerdo intenso del pasado.
[¿Conoces el origen de los frascos de perfume más icónicos?]
El nombre se debe al escritor Marcel Proust (1871-1922), autor de En busca del tiempo perdido, cuyo primer volumen, Por el camino de Swan, publicado en 1913 hace referencia a una magdalena mojada en té que le evocaba el recuerdo de la casa de su tía.
Los grandes perfumistas han analizado e investigado este fenómeno del recuerdo que tiene su origen en nuestra corteza cerebral hasta la saciedad. Así que los denominados en el sector “narices” se dedican a la búsqueda incesante de aromas sugerentes, provocadores e inolvidables.
En este sentido, la industria de la belleza lanza cada año más de 300 nuevos perfumes, aunque sólo sobreviven media docena contada. Los profesionales, verdaderos alquimistas, se ocupan de inventar y reinventar mezclas cada vez más originales, para transformarlas en el resultado final, en el perfume que recordaremos toda la vida.
El perfume más caro
Muchos de estos aromas han pasado a engrosar la historia del perfume y su precio alcanza cotas elevadísimas.
El más caro del mundo que se recuerda costó un millón de dólares, aunque en el precio influyó no sólo los efluvios del preciado líquido, sino el envase que lo contenía.
En aquella ocasión, la diseñadora Donna Karan se asoció con el diseñador de joyas Martin Katz para diseñar la botella de perfume más elaborada de la historia. El frasco contenía 2.909 piedras preciosas que incluían 183 zafiros amarillos, 2.700 diamantes blancos, un zafiro cabujón ovalado de 7,18 quilates de Sri Lanka, 15 diamantes rosados de Australia, 4 diamantes talla rosa, una turmalina Paraiba turquesa de 1,6 quilates de Brasil, un rubí talla ovalada de 3,07 quilates, un diamante talla pera de 4,03 quilates talla rosa y un diamante amarillo de 2,43 quilates.
Las piedras fueron colocadas a mano durante 1.500 horas, dibujando el skyline de la ciudad de Nueva York.
Esencias de nicho
No llegando a estos extremos, pero si fuera del alcance de la mayoría de los bolsillos, las marcas de lujo lanzan o relanzan cada temporada sus perfumes más exclusivos, los denominados perfumes de nicho.
Fragancias de Chanel y Tom Ford pertenecen a este círculo exclusivo. Gardenia Les Exclusifs de Chanel ronda los 380 € (200 ml) y se puede comprar en la página web de la maison.
Fucking Fabulous de Ford tiene un precio de 640 €/ 100 ml (320 € /50 ml) y se puede adquirir en El Corte Inglés.
'Maldito Hamor' y el perfume
El perfume del diseñador que lleva seis años en el mercado ha pasado a ser un fetiche, un objeto de deseo tal, que incluso llega a ser fuente de inspiración para muchos escritores actuales, que lo incluyen en sus relatos.
Es el caso de la segunda novela de Cruz Sánchez de Lara, Maldito Hamor (Espasa Calpe, 2023).
La vicepresidenta de EL ESPAÑOL y editora de magasIN narra el amor, primero apasionado y luego enfermizo, que surge entre la protagonista, la joven arquitecta madrileña Clea Castán y un atractivo aristócrata inglés, Henry Astor, que tras encargarle la reforma de un palacete familiar en Biarritz y seducirla, la atrapa en una relación marcada por el sexo y la violencia psicológica.
Sánchez de Lara recrea múltiples detalles, aportando pinceladas para que el lector se sumerja de lleno en este juego sexual entre los protagonistas, que se acaba convirtiendo en una pesadilla para Clea. Sin duda, uno de los detalles más evocadores es el perfume Fucking Fabulous de Tom Ford que usa Henry, el protagonista. Un perfume cuyo nombre ya es sinónimo de provocación.
La historia de la esencia
El diseñador de moda y director de cine estadounidense que fue director creativo de Gucci e Yves Saint Laurent, Tom Ford, además de saber crear un gran producto, sin duda, también sabe cómo lanzarlo.
Tom Ford presentó la fragancia Fucking Fabulous durante la Semana de la Moda de Nueva York en septiembre de 2017, en una fiesta celebrada inmediatamente después de su desfile de primavera de 2018.
Allí estaban Kim Kardashian, Kendall Jenner y Gigi Hadid que deambularon por un espacio exquisitamente perfumado, forrado en terciopelo rosa y bañado en luz magenta. Y claro está, cada periodista, crítico, celebrity e influencer se llevaron a casa una botella de la fragancia en cuestión, para difundirla en sus medios y plataformas.
El aroma se hizo tan popular que la marca lo incluyó en su colección permanente. Sin embargo, este perfume estuvo a punto de no ver la luz, y así lo reconoció Tom Ford en entrevistas posteriores. “Ni siquiera querían lanzarlo”, aseguró Ford sobre sus conversaciones con el presidente de Estée Lauder Companies, propietaria de Tom Ford Beauty.
El nombre, ‘jodidamente fabuloso’ en su traducción al castellano, levantaba ampollas, pero el diseñador se mantuvo firme en su decisión: “Sabía que sería un éxito con ese nombre. A la persona que lo tiene todo, ¿qué le regalas? Pues un frasco de Fucking Fabulous”, aseguraba.
La fragancia, de edición limitada, es decadente, audaz y lujosa. Es un tónico a base de aceite de almendra amarga, resinoide de tonka, acorde lirio, madera de cachemira rubia, acorde de cuero y aceite de salvia. Emite notas clave de lavanda fresca, almendra amarga, vainilla, raíz de lirio, flor de iris y cuero.
El exclusivo perfume está envuelto en un elegante atomizador de cuero negro y es unisex y se puede 'oler' y adquirir en exclusiva en El Corte Inglés.